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Fallas del internet público gratuito

Por Chris Nuttall| El Universal
Jueves 09 de agosto de 2007

El sol opaca las pantallas de las computadoras portátiles que se abren un día de agosto en Union Square. Sus usuarios, pocos en número, navegan por internet aprovechando el servicio inalámbrico gratuito instalado en ese espacio público de San Francisco.

Pocos están conscientes de las dificultades que el servicio inalámbrico, o wi-fi, municipal ha enfrentado. Desarrollar el modelo de negocios adecuado para una tecnología en evolución ha sido un reto para las compañías y las autoridades responsables del programa.

Las autoridades locales establecieron un servicio piloto hace tres años impulsadas por un entusiasmo idealista. Sus planes incluían expandir la red a toda la ciudad para finales del año pasado. La meta nunca se cumplió y al parecer el proyecto está suspendido indefinidamente, a pesar de la participación de Google, la compañía de búsquedas en la red, y de EarthLink como proveedor del servicio.

EarthLink informó a los inversionistas el mes pasado que estaba perdiendo dinero en sus redes inalámbricas para ciudades.

“Hasta que tengamos confianza de que podemos instalar nuevas redes y obtener un ingreso aceptable, retrasaremos cualquier construcción nueva”, indicó el director general, Rolla Huff.

El concepto “muni wi-fi” se ha topado con dificultades por varias razones: lenta adopción por parte de los usuarios, problemas tecnológicos, retrasos políticos y expectativas y modelos de negocio poco realistas.

“Es un momento bastante crítico para todo el mercado municipal inalámbrico”, indicó Roberta Wiggins, analista del Yankee Group. “Por un tiempo, las ciudades pensaron que podían obtener todo gratis. Los vendedores se centraron en hacer que la tecnología funcionara y no pusieron atención en cómo iban a pagarla. Ahora su viabilidad está siendo duramente cuestionada”.

Otras firmas de análisis se muestran más optimistas. Datamonitor informó el mes pasado que cerca de 400 ciudades en Estados Unidos y Reino Unido tenían o estaban construyendo redes.

Pronosticó que el gasto se dispararía de 900 mdd este año a 6 mil 400 mdd para 2012, al tiempo que gobiernos locales y proveedores de servicios de internet reconocían los beneficios económicos y para la comunidad.

Gobiernos locales de Estados Unidos han aplicado distintos modelos de negocios al tiempo que la tecnología evoluciona.

“Hemos capoteado un par de olas”, señaló Brian Jenkins, director de administración de producto del constructor de redes, SkyPilot. “En 2004 algunas ciudades se prepararon mediante la adquisición de equipo y construyendo redes por sí mismas, tratando de llegar a los usuarios de bajos ingresos”.

La ciudad de Corpus Christi, en Texas, construyó su propia red. San Francisco consideró hacer lo mismo, y también promover la “igualdad digital”, suministrando acceso a internet gratuito o de bajo costo para los que no pueden costearlo.

Según su contrato actual con la ciudad, Google ofrece acceso gratuito financiado con publicidad, y Earthlink ofrece mayores velocidades en un servicio pagado. Sin embargo, Google fue atacado por defensores de las libertades civiles por recopilar información de los usuarios con el objetivo de enviarles publicidad.

Los planificadores también sobreestimaron la cobertura que las redes ofrecerían. Los transmisores inalámbricos, típicamente ubicados en los postes del alumbrado público, están cerca de paredes difíciles de penetrar y se requiere de equipo bastante caro para instalarlos dentro de los hogares. Esto convierte a la igualdad digital en un objetivo poco económico.

“El gasto de capital, al igual que el costo operativo, son demasiado altos”, señaló Eb Keshavarz, director de desarrollo empresarial de AT&T. Además, la tecnología cambia constantemente, dijo. “Las ciudades están cayendo en la cuenta de que construir esto por sí solas quizá no conviene a sus intereses”. Lompoc se dio cuenta de esto demasiado tarde. La ciudad de California construyó y pagó su propia red, experimentó problemas de cobertura y luego determinó que solamente unos cientos de su población de 40 mil habitantes estaban dispuestos a pagar por una cuota de suscripción.

El modelo empresarial subsecuente para las ciudades han sido las sociedades público-privadas, en las que los costos son compartidos por los gobiernos y los proveedores. Este enfoque está siendo refinado hacia el concepto de “contratos de respaldo”, que significa que las ciudades utilizan aplicaciones, como vigilancia en video inalámbrica, y pagan a cambio del uso de las redes, generándole a los operadores un ingreso garantizado.

AT&T puso a prueba los nuevos modelos en algunas ciudades, comenzando con pequeñas áreas de cobertura en los centros de las poblaciones. Un programa piloto que lanzó el mes pasado en Riverside, California, a la larga podría convertirse en la mayor red urbana de Estados Unidos. El importante proveedor de telecomunicaciones también está planeando una red en la población vinícola de Napa, en colaboración con autoridades locales.

“Esto no le costará a la ciudad ni un centavo”, dijo Jeff Troendly del departamento de policía de Napa, cuyos oficiales utilizarán una red, financiada por AT&T, para transmitir y recibir fotografías y reportes en sus patrullas.

“Estamos permitiendo que AT&T utilice nuestros activos, como nuestros postes, y ellos estiman hacer dinero suministrando acceso a internet en lugares como hoteles, y a través de la publicidad”.

AT&T también estima que el wi-fi municipal elimine los vacíos en la cobertura para suscriptores de su servicios de telefonía móvil.

Hoy están surgiendo tecnologías alternativas que podrían poner a prueba la relevancia del muni wi-fi. Las redes denominadas WiMax, cuyo lanzamiento está programado para el próximo año, podrían ofrecer cobertura inalámbrica de banda ancha sobre mayores distancias y con mayores velocidades.

También, la empresa Meraki, con sede en el Valle del Silicio, está ofreciendo redes inalámbricas de bajo costo, conocidas como “mesh” (mallas), que las comunidades pueden instalar por sí solas.

Las mesh funcionan mediante pequeñas cajas llamadas repetidores, situadas dentro de los hogares de los usuarios.

Estas cajas se conectan entre ellas para extender la conectividad de banda ancha a través de las comunidades.

El software producido por Fon permite a los usuarios de ruteadores wi-fi caseros de bajo costo compartir sus conexiones.

La compañía obsequió equipo para crear una red en un distrito de Madrid y planea hacer lo mismo en San Francisco.



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