aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Análisis. Las trampas de la dependencia

Julio A. Millán B | El Universal
Martes 13 de enero de 2015
México hizo bien en comprar coberturas para sus ingresos presupuestarios. Sin embargo, la crisis petrolera tienes más aristas

Son varios los factores que están determinando el comportamiento del mercado petrolero a nivel mundial. Por un lado, la reducción de la demanda global consecuencia de un menor ritmo de crecimiento en China; el estancamiento, ahora con deflación, en Europa; y, el auge en la producción de petróleo shale en Estados Unidos (EU). Por el lado de la oferta, la sobre producción a la que ha llevado la necesidad de varios países, sobre todo los que se recuperan de conflictos internos, de fortalecer sus ingresos, o en el caso de Venezuela, donde la estrategia de sustentar su desarrollo se basa en sus enormes reservas.

A últimas fechas, sin embargo, también está influyendo significativamente la geopolítica. Mientras que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no puede ponerse de acuerdo para reducir la producción en aras de incrementar el precio del barril, se presenta el doble juego que hace Arabia Saudita, el socio más poderoso. Los árabes, a la vez que incentivan un precio bajo para combatir a los productores de petróleo shale, muchos de los cuales son compañías norteamericanas, apoyan con el bajo precio las presiones norteamericanas sobre Rusia cuya carta de poder en Europa son sus reservas de hidrocarburos. Estamos pues en medio de una ‘guerra negra’ (por el color del petróleo), que puede desatar en el corto plazo una mayor volatilidad del precio del crudo.

Es importante destacar que como en toda guerra, hay ganadores y perdedores. Los primeros están siendo los países que dependen de importar petróleo y que ven reducidos sus costos de producción, como lo son el caso de los países de europeos continentales y los Estados Unidos. En contraparte, los perdedores somos los países (y las compañías) productores. Los casos más sonados son Venezuela la más afectada por haber perdido eficiencia y por abusar de la bonanza que se vivió en las épocas de precios altos que llevó al despilfarro populista y al endeudamiento oneroso. La dependencia de las exportaciones petroleras ronda el nivel de 90%, un auténtico monoexportador lo que lleva a que más de 50% de los ingresos públicos provengan de los ingresos petroleros vía impuestos (en algunas épocas la dependencia ha sido mayor). Si consideramos que el desorden económico ha llevado a que el 75% de los alimentos sean importados y se alcancen tasas de inflación “oficiales” de 20%, la situación de la economía bolivariana es insostenible. Otro afectado es Rusia más de 60% de sus divisas provienen del petróleo. En el caso de Arabia Saudita, los países del golfo pérsico y los del mar del norte como Noruega, si bien dependen también de los ingresos petroleros tienen costos bajos de producción, amén de disciplina financiera que les ha conducido a hacer importantes ahorros en épocas de auge que les permiten aguantar la caída de los precios. Por nuestra parte, en México aunque hemos logrado despretrolizar nuestra economía, las finanzas públicas siguen siendo altamente dependientes del petróleo, alrededor de 35%, por lo que la caída en el precio tienen importantes afectaciones, a pesar de las coberturas.

Lo anterior nos lleva a plantear que los productores de petróleo, cuyas divisas e ingresos públicos dependen de manera significativa de las ventas en el exterior de su riqueza petrolera, se encuentran entre la espada y la pared. Por un lado, un menor precio les reduce sus ingresos lo que los llevará a problemas económicos internos y a medidas drásticas como ajustes en los presupuestos. Por otro, se encuentran en una encrucijada al no poder reducir su producción para presionar los precios a la alza.

Esta imposibilidad proviene de dos vías. En primera instancia es evidente que en los últimos años los países petroleros organizados han venido perdiendo su capacidad de afectar los precios. La OPEP, por ejemplo, que si bien detenta aproximadamente el 75% de las reservas, sólo controla un tercio de la producción mundial, unos noventa millones de barriles diarios, ello ante el crecimiento de naciones no alineadas (como el caso de EU, que a finales de 2014 produjo nueve millones de barriles al día), y al auge en la producción no convencional, y si además como indicamos, uno de sus principales socios práctica un doble juego y ve más por sus intereses, el peso político del cartel se ha disminuido. En segunda instancia, la encrucijada, ya que para presionar al alza los precios, es necesario reducir la oferta, pero este mecanismo sólo es exitoso si se hace bajo una perfecta colusión, lo que ha sido imposible de alcanzar. Vale preguntar qué país está dispuesto a sacrificar todavía más sus deterioradas finanzas públicas dejando de vender, esperando a que se incrementen los precios, es pues todo un dilema.

Las trampas de la dependencia seguirán prevaleciendo ya que se prevé en el futuro cercano las condiciones señaladas al principio se mantengan. Nuestro país como seguidor de precios, hizo bien en comprar coberturas para sus ingresos presupuestarios. Sin embargo, la crisis petrolera tienes más aristas, por los que será necesario no perderle los pasos a la crisis.

**Presidente de Consultores Internacionales S.C 



Ver más @Univ_Cartera
comentarios
0