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Análisis. Tasa de desempleo y estructura salarial

Pablo Álvarez Icaza Longoria *| El Universal
Sábado 30 de agosto de 2014
<b>Anlisis.</b> Tasa de desempleo y estructura salarial

. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )


La gran recesión registrada en 2009 trajo un cambio importante en el mercado laboral de México elevando significativamente el porcentaje de la población desocupada, así como de las personas que ganan hasta tres salarios mínimos, en particular de los hombres. Las cifras provienen de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), Consulta Interactiva de indicadores estratégicos (InfoLaboral) calculadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y expresadas en términos relativos para que puedan ser comparables por años y sexo. No estando ajustadas estacionalmente, sólo consideraremos las del segundo trimestre de cada año, puesto que recientemente se reportaron las de 2014.

La tasa de desocupación (TD) total de 2008 fue de 3.4%, aumentando los siguientes años en ese mismo periodo a niveles de 5%, siendo la última de 4.9% en 2014. Por sexo, la tendencia es similar, aunque partiendo de niveles distintos: para los hombres la tasa fue de 3.2% en el momento inicial, subiendo al 5.3% en 2009 cerrando en 4.9%; mientras que para las mujeres, fue de 3.8% en 2008, subió a 5.2%, su punto más alto para ese trimestre en 2011, para bajar a 4.8% en el pasado. En conclusión, la tasa de desempleo se ubica ahora alrededor del 5% confirmándose la tendencia de que no sea diferente por sexo.

Si ahora consideramos a la población ocupada por su nivel de ingresos y agrupamos en un conjunto desde quienes no perciben nada hasta quienes ganan tres salarios mínimos, en 2008 representaban al 64.5%, llegando hasta el 67.4% en 2012 y manteniéndose en ese nivel este año. Sin embargo, mientras que para las mujeres, la proporción entre 2008 y 2014 fue la misma (72.5%) fluctuando en ese periodo entre 70.7% en 2009 y 73.3% en 2012; para los hombres el porcentaje es mucho menor, ya que en 2008 fue de 59.5% subiendo a 64.3% en 2014. De esta forma destacamos los principales hallazgos y reflexiones:

* Dos de tres personas ganaban hasta tres salarios mínimos o menos, lo que propicia que para que los hogares no vivan en la pobreza varios de sus integrantes tengan que trabajar y/o obtengan otras fuentes de ingresos para sobrevivir, que van desde subsidios públicos y privados hasta búsqueda de recursos alternativos de diversa procedencia.

* Mientras que cerca de tres de cada cuatro mujeres percibían hasta tres salarios mínimos a lo largo de todo el período; seis de cada 10 hombres estaban en estas condiciones laborales, pero con una tendencia al deterioro.

* En lugar de que las mujeres mejoren sus ingresos para igualar los de los varones, la brecha ha tendido a cerrarse empeorando los de éstos.

* La TD de los hombres en los últimos seis años ha subido de manera importante, a pesar de que la tasa de participación en su PEA ha bajado en este periodo de 78.6 a 76.4%; mientras que la de las mujeres ha subido de 41.8 a 42.3%.

* Con estos cambios estructurales en el mercado laboral, que también involucran la creciente incorporación de jóvenes al mismo, no es tan preciso utilizar a la TD como indicador del dinamismo de la economía; máxime que en ocasiones ésta puede registrar un alza, porque gente de la población no económicamente activa, se pasa a la población desocupada elevando su porcentaje con la esperanza de conseguir empleo. Curiosamente, esto puede suceder cuando las perspectivas económicas mejoran.

Si consideramos a la población más urbanizada, es decir, excluyendo a las zonas rurales y a las menos urbanizadas, la TD en 2008 fue de 4.2%, saltó a 6.4% en 2009 para bajar a 5.8% en 2014. La de los hombres se disparó de 4.0% a 6.7% en 2009 para cerrar en 6.0%; mientras que la de las mujeres partió de 4.5%, subió hasta 6.2% en 2010, hasta ubicarse en 5.5% 2014.

En las zonas más urbanizadas, la proporción de quienes ganaban hasta tres salarios mínimos era de 54.1% en 2008, pero sube hasta 58.3% en 2014. En lo que respecta a los hombres los porcentajes fueron de 46.8 a 53.4%; mientras que para las mujeres, de 64.9 a 65.3% para el mismo periodo.

En estas áreas las tendencias se acentuaron en los últimos seis años, pero en niveles más altos de TD. Sin embargo, la conclusión es la misma: se consolida una estructura de bajos salarios y con mayor participación de las mujeres en el mercado laboral.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reportó que México había registrado el incremento al salario real más bajo de la región en 2013 (1.0%); mientras que los más altos fueron de Chile, Uruguay y Brasil, que registraron alzas de 4.0, 3.3 y 2.1%, respectivamente.

Los promotores de inversión extranjera han destacado que México ha recuperado competitividad frente a China, porque los salarios de los mexicanos son más bajos. Pareciera ser que la apuesta de crecimiento seguirá siendo la misma: especializarnos en el ensamble y en trabajos poco calificados. Ésta no es la mejor estrategia para el desarrollo del país.

 

* Maestro en Economía.



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