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"Urgen más reformas en algunos países de AL"

Rogelio Cárdenas Estandía| El Universal
Miércoles 17 de diciembre de 2014


VISIÓN. El político asegura que "todas las condiciones están dadas para que 2015 sea mejor que 2014 para la economía chilena". (Foto: MAURICIO PÉREZ / EL UNIVERSAL )

México obtendrá pronto dividendos de sus cambios estructurales, afirma

rogelio.cardenas@eluniversal.com.mx

El ministro de Hacienda de Chile, Alberto Arenas, niega que tras la etapa de crecimiento en América Latina, aun con la crisis, la región se haya confiado y que por ello hoy haya dejado de crecer.

Reitera que la región sigue dependiendo “importantemente de los factores externos”, por lo que considera que aunque algunas naciones deberían hacer reformas macro financieras para estar más prevenidos, “cada país tiene una realidad distinta y tiene que ver cuál es su senda hacia un desarrollo inclusivo”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el funcionario de esta nación sudamericana, comenta sobre Brasil y dice confiar que ese país va a salir adelante en el corto plazo, especialmente después del anuncio de que va a realizar ajustes fiscales. “Una potencia como Brasil siempre va a ser líder en la región”.

Acerca de México, Arenas destaca que nuestro país ha tenido la “valentía” de enfrentar con decisión distintas áreas con distintas reformas estructurales. “Le veo un buen futuro a México en términos de haber tenido la capacidad de enfrentar los costos, porque pronto van a venir los dividendos de haber hecho esas reformas”.

El político asegura, por otra parte, que “todas las condiciones están dadas para que 2015 sea mejor que 2014 para la economía chilena”, y da razones para su optimismo: “una política monetaria expansiva, una medida fiscal extensiva, un tipo de cambio alto que va a favorecer las exportaciones y la baja en los precios del petróleo”, entre otros factores.

Sobre los costos que traerán las reformas, Arenas dice que el gobierno de su país está “absolutamente dispuesto a asumirlos en el corto plazo, para los beneficios en el mediano y largo plazos”.

Detalla, en este sentido, que los beneficios de las reformas no se van a ver en esta administración, sino en las futuras administraciones. “Sintonizamos con la idea de que las reformas estructurales deben ser llevadas adelante con responsabilidad, con estudios serios, con diseños de política responsable, pero básicamente enfrentando los desfases que hay entre los costos políticos de hacer las reformas y los beneficios de las reformas que vienen después”, dice Arenas, quien colabora en el gobierno chileno desde 2006.

Su país se encuentra hoy en día impulsando una serie de reformas estructurales. ¿En qué contexto Chile comenzó este proceso?

—Chile cambió, desde el año 90 cuando tenía un ingreso per cápita de 9 mil 900 dólares, a hoy que es de 23 mil dólares. Es otro país y ese país que cambió, claramente está haciendo una demanda a sus gobernantes para que este crecimiento estadístico sea inclusivo, y que cada vez más chilenos sean parte de este crecimiento. Dado ese diagnóstico es que hemos decidido avanzar en reformas estructurales y en algunos cambios o agendas de política, porque sí hemos disminuido la pobreza sustantivamente en los últimos 35 años, (pero) hay una tarea pendiente que tiene que ver con la desigualdad, que debemos enfrentar de forma decisiva en todas sus dimensiones, pues de lo contrario va a generar inestabilidad y va a ser un freno al crecimiento sostenido. La gobernabilidad del crecimiento, entonces, pasa por hacer básicamente tres reformas estructurales: ahí está la fiscal, ya aprobada por el Congreso, otra es la reforma educacional y otra es la política; adicionalmente, hay agendas que el gobierno va a implementar en cuatro áreas prioritarias que tienen que ver con descentralización, con salud pública, el tema laboral y seguridad ciudadana.

En el caso de la tributaria, ¿cómo la han tomado los empresarios?

—La reforma tributaria tuvo un momento de debate bastante agrio. En general, en todos los países, una reforma de este tipo trae un debate de quienes están a favor y quienes están en contra. Lo que ocurrió en Chile es que durante mucho tiempo habíamos pospuesto este debate, y lo hemos enfrentado de una manera comprensiva.

En los países de la OCDE, después de impuestos, la distribución de ingreso mejora, lo cual quiere decir que los ingresos más altos proporcionalmente están pagando más. En Chile, antes de la reforma, después de agregar los impuestos, la distribución de ingresos no cambiaba, por lo cual nosotros teníamos al menos cuatro objetivos, pero dos muy importantes: el primero, recaudar ingreso permanente para implementar nuestras reformas estructurales en un marco de responsabilidad fiscal y, lo segundo, concentramos la recaudación en los más altos ingresos. Por ejemplo, 60% de la recaudación venía de los impuestos a los ingresos y esos impuestos están concentrados en el 10% de más alto ingreso de Chile.

Ese diseño trajo un debate, que subió de tono muchas veces, pero miremos al final el cierre que tuvimos en la reforma tributaria, tuvo que ver con un gran acuerdo transversal con todas las fuerzas políticas, de oposición y de gobierno, donde acordamos un protocolo de acuerdo, lo llevamos al senado de la República y el proyecto de ley de reforma tributaria finalmente fue aprobado por unanimidad.

¿Usted siente que ha afectado las inversiones de las empresas?

—No, ese debate fue al principio de la reforma y está más relacionado con un tema ideológico. En los hechos que están sucediendo en la región, y Chile no es excepción, es que hay un proceso de desaceleración, la región debió estar creciendo a 4% este año, va a terminar creciendo a 1%. El 80% viene implicado por factores externos y 20% por internos. Diez meses antes del debate de la reforma, estos procesos tienen que ver con un ciclo, son transitorios, la economía chilena tiene bases muy sólidas para salir adelante; hay una política monetaria expansiva, hay una medida fiscal extensiva, estamos con un tipo de cambio alto que va a favorecer las exportaciones; una buena noticia para nosotros es que el precio del petróleo está bajando, somos importadores netos, eso ha generado menor presión en los temas inflacionarios, que en el mes de noviembre fue de cero y se proyecta para diciembre una inflación negativa, lo cual le deja espacio a menores tasas de interés de largo plazo, que permitirían fomentar la inversión. Todas las condiciones están dadas para que 2015 sea mejor que 2014 para la economía chilena y, de una u otra manera, en este ciclo que entendemos transitorio tengamos una moderada recuperación para que a partir de 2016 alcancemos un crecimiento cercano a nuestro PIB potencial.

¿El gobierno de Chile está dispuesto a asumir el costo político por hacer cambios de fondo?

—Nuestro gobierno está absolutamente disponible a asumir los costos en el corto plazo, para los beneficios en el mediano y largo plazos. El debate que estamos perdiendo en la reforma estructural de educación es eso, los beneficios de la reforma no se van a ver en esta administración, se verán en las futuras administraciones y, en ese sentido, sintonizamos con la idea de que las reformas estructurales deben ser llevadas adelante con responsabilidad, con estudios serios, con diseños de política responsable, pero básicamente enfrentando los desfases que hay entre los costos políticos de hacer la reformas y los beneficios de las reformas que vienen después.

Christine Lagarde, directora gerente del FMI, ha dicho que a veces uno cree tanto en sus reformas, que no se da cuenta que pueden afectar a las personas. Cito: “nosotros como FMI a veces requerimos y esperamos una revalidación de terceras partes para medir las consecuencias de las reformas, eso es una democracia”. ¿Cuál es su opinión?

—Lo que expresa la directora gerente del FMI, es de larga data implementado en Chile. Cuando se desarrollan y definen políticas públicas en general, uno tiene, antes de llegar al Congreso, que realizar estudios, diagnósticos, compartirlas con organismos internacionales, conversar con los actores; es básicamente una receta absolutamente recomendable para hacer el diseño de las políticas públicas y reformas estructurales, que no sólo tengan que ver con el gobierno sino con los actores sociales y muchas veces acompañado por organismos multinacionales.

Por ejemplo, nuestra reforma tributaria tuvo estudios posteriores y está siendo implementada con el apoyo del FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo; nuestra reforma educacional por el Banco Mundial.

Cambiando de tema, ¿Chile está preparado para un posible incremento en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos?

—Lo que es bastante claro, es que parte de los diagnósticos que hay en los países emergentes, es que la salida de capitales tuvo que ver, en parte, con lo que hizo la política monetaria norteamericana y, por tanto, lo que haga la Fed en términos de política monetaria tiene efectos globales y eso ya los ha tenido; lo importante aquí es que uno con bastante anticipación esté acomodado a ese tipo de eventos.

Hace alguna semanas el gobierno de Chile estuvo en Nueva York, colocando dos bonos soberanos de bastante magnitud, es el bono soberano equivalente más importante que hemos colocado en la historia de Chile, son 2 mil 52 millones de dólares a través de dos bonos, uno en Europa, básicamente son 800 millones de euros a la menor tasa, y ese mismo día colocamos mil 60 millones de dólares en el otro. Lo más importante es que no solamente tiene que ver con el monto de la tasa, ni con el monto de lo colocado, sino con la confianza que encontramos en los inversionistas, más de 170 inversionistas compraron el bono en Europa, y 176 compraron el bono en Nueva York. La confianza que los inversionistas tienen en el futuro de la economía chilena es lo más importante de todo, en un momento donde hay que reforzar las expectativas, cuidar las pequeñas puntas de optimismo diario mirando hacia 2015, esta es una señal muy potente que refuerza lo que estamos haciendo en el equipo económico.

Junto a esta expectativa que generó la colocación de los bonos, ¿qué medidas prevé el gobierno de Chile para cuando se dé una posible salida de capitales?

—Nosotros ya lo hemos estado viviendo, estamos ahora en una sólida posición fiscal que nos permitió aprobar ya el presupuesto de la nación para 2015, el cual creció 9.8%; eso va a generar una base en el crecimiento del próximo año en torno a 2 puntos para la economía. En ese sentido, estamos haciendo los esfuerzos en inversión pública, que está creciendo un 27.5%. Las expectativas que hay hoy en día en Chile de crecimiento para 2015 es que sea mejor que este año y estemos creciendo entre 1% y 1.5% más de lo que vamos a estar registrando en 2014. Por tanto, todo lo que estamos haciendo tiene que ver con lograr una moderada recuperación en 2015.

Durante la crisis anterior, los países que crecieron fueron los de América Latina; sin embargo, hoy han dejado de crecer. ¿Considera que la región se confió al ver que, pese a la crisis, había crecimiento, y, por ello, actualmente la realidad es otra?

—Tengo un diagnóstico distinto, estamos viviendo una economía absolutamente globalizada. Se esperaba que la región creciera 4% este año y va a terminar creciendo sólo 1%. ¿Qué pasó? Hay condiciones externas que cambiaron, ciclos de acomodo que terminaron, una política monetaria distinta en Estados Unidos que sacó flujo de capitales de nuestras economías emergentes, y eso generó una desaceleración que, con la excepción de Colombia, todos los países estábamos esperando, por eso nuestra expectativa de crecimiento la hemos ajustado a la baja. Estamos en un ciclo transitorio y la región tiene buenas expectativas mirando hacia adelante.

No comparto que la región se haya confiado, sino que se sigue dependiendo importantemente de los factores externos, por lo que algunos países, más que otros, deberían hacer algún tipo de reformas macro financieras para estar más prevenidos en esta materia.

¿Un proceso de reformas, como el que está en marcha en Chile y México, les daría mejores condiciones en este contexto?

—Cada país tiene una realidad distinta y tiene que ver cuál es su senda hacia un desarrollo inclusivo, pero nosotros tenemos la convicción y tenemos una visión, que creo que México comparte, de que alcanzar un desarrollo inclusivo, una sociedad más inclusiva, un crecimiento inclusivo, gobernar el crecimiento para que éste sea sustentable, requiere de reformas estructurales tanto en el campo de la economía, de la conexión social y de la política.

Dentro de estas realidades distintas, un país que siempre se consideró como el ejemplo a seguir fue Brasil, no obstante hoy va con una tendencia a la baja.

—Una de los aspectos más importantes en macroeconomía tiene que ver en cómo hacer que el crecimiento económico sea sustentable, porque nosotros sabemos en economía que existen los ciclos, y no porque haya un ciclo negativo en un país, uno tiene que perder de vista cuales son las variables estructurales que están detrás de esas economías. Creo que América Latina tiene grandes potencialidades, y cuando uno piensa en los próximos 10 o 20 años en América Latina, debe pensar cómo generas un desarrollo económico que no solamente está invirtiendo en sus recursos naturales, sino que pasa también a invertir en sus recursos humanos. Al respecto, la transición demográfica de América Latina le da una ventaja comparativa a esta región con respecto al mundo, somos más jóvenes y por eso tenemos una posibilidad de crecimiento sustentable.

Entonces, creo que lo que está pasando con Brasil está bastante más relacionado con factores externos que internos, estoy confiado que una potencia como Brasil va a salir en el corto plazo, especialmente después de los anuncios que han realizado de ajustes fiscales que van a llevar adelante. Una potencia como Brasil siempre va a ser líder en la región.

Se habló mucho del “momento mexicano”, sin embargo hoy, con los recientes acontecimientos sociales, está cambiando esa percepción a nivel global, ¿usted siente que en México todo estaba sujeto con alfileres?

—Cada uno de los países en América Latina tienen realidades distintas, y México ha tenido la valentía de enfrentar con decisión distintas áreas con distintas reformas estructurales. Le veo un buen futuro a México en términos de haber tenido la capacidad de enfrentar los costos, porque pronto van a venir los dividendos de haber hecho esas reformas.



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