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Tú decides cuándo

El Universal
Miércoles 22 de noviembre de 2006
Los jóvenes inician su vida sexual cada vez a más corta edad y no se protegen

E rror común de las adolescentes que se embarazan es creer que su vida será la misma de siempre; que lo único que cambiará es que tendrán un hijo.

La realidad es otra. El bebé dependerá en absoluto de ellas.

Algunas cuantas se transforman en madres cariñosas y cuidadosas de su hijo, pero la mayoría lo deja a cargo de los abuelos y de desentiende de él.

Humanamente esto es explicable. Cuando se tienen 15, 16 o 17 años lo más divertido es ir a las fiestas o reunirse con los amigos.

A continuación, te presentamos las historias de cuatro chicas que se embarazaron sin quererlo y cómo se resolvió la situación.

El aborto: una decisión muy difícil

Sandra, 23 años: "Soy hija de padres judíos y mi papá es rabino. Mi religión es muy tradicionalista y, por lo menos en mi familia, es impensable que alguna de las integrantes de la misma tenga relaciones sexuales fuera del matrimonio y mucho menos, que se embarace, claro.

"Yo estaba en un verdadero lío: pensaba que si mis papás se enteraban, me matarían; mi ahora ex novio y yo no estábamos listos para tener un bebé, no queríamos ser padres, así que decidimos deshacernos del "problema".

"Él me llevó a una de esas clínicas clandestinas, donde me practicaron un legrado. Al parecer, las cosas "habían salido bien", pero yo me sentía deprimida por haber acabado con la vida de mi bebé, aunque no podía decepcionar a mi familia.

"Ese día me quedé en casa de mi novio a descansar; le había dicho a mis padres que iba pasar unos días con la familia de él en una casa de campo que poseen.

"Por la noche tuve fiebre y comencé a sangrar.

"Días después, sin que se enteraran mis padres, visité a un ginecólogo (formal y establecido), quien me dijo que fui muy afortunada al no morir en la intervención y que desgraciadamente había quedado estéril por el desgarramiento en mi vagina.

"Obviamente, después de esto, el que era mi novio se desentendió de mí. Ese embarazo ha sido la mayor tontería que he hecho."

Corrió con suerte

Éricka: "Cuando me embaracé tenía 14 años. La verdad, no me llevaba muy bien con mis papás, porque no me dejaban salir a la hora que yo quería y además, debía dar explicaciones de todo. Así que para salirme de mi casa, se me hizo fácil embarazarme.

"Cuando mi novio y yo les dimos la noticia, mis padres pusieron el grito en el cielo y me dijeron que no querían verme por un tiempo. Me fui a vivir con mi chico.

"Por fortuna, sus papás prácticamente me adoptaron, me cuidaron durante el embarazo y hasta nos pagaron una boda.

"Ahora, a mis 23 años, estoy casada, tengo una casa que mi marido compró y regresé a estudiar."

Tal vez fue lo mejor

Leticia: "Iba a la prepa cuando conocí a Iván, el chico ideal: guapo, amable, lindo y fiel.

"Un buen día tuvimos relaciones sin protección, pero no le di mayor importancia; todas mis amigas lo hacían y no habían tenido ninguna complicación.

"El problema empezó cuando le dije a Iván que tenía tres semanas de retraso en mi periodo. Fuimos a comprar una prueba de embarazo que corroboró nuestras sospechas.

"Ni él ni yo sabíamos qué hacer; en mi caso, tenía terror de decírselo a mis papás; además, había tantos planes sin realizar. pero a la vez, me llenaba de ilusión saber que dentro de mi crecía un pequeño ser.

"Después de mucho pensarlo decidí que iba a tener al niño, con o sin la ayuda de Iván. Él lo había dejado todo en mis manos.

"Decidí comunicárselo a mis papás, pero nunca encontré el momento adecuado.

"Un día en la escuela tuve un accidente: hubo un simulacro y me caí de las escaleras; por la noche tuve dolores muy fuertes, empecé a sangrar y me asusté. Pero por tonta esperé a que amaneciera para irme de pinta y pedirle a una amiga que me acompañara al ginecólogo. El doctor me dijo que había perdido a mi bebé; debido a la caída, se había desprendido de las paredes vaginales.

"Me deprimí mucho, aunque el accidente fue un alivio para Iván, porque creo que él no estaba listo para tan grande responsabilidad.

"Todavía llevo conmigo la tristeza de esa pérdida."

Una historia infrecuente

Adriana: "Mi novio y yo teníamos 14 años cuando me embaracé; supe la noticia cuando tuve una revisión médica en la escuela. No teníamos ni la menor idea de qué hacer. Obviamente, no tuve el valor de darle la noticia a mis papás, así que dejé que pasaran los meses; yo pensaba: ´Se los voy a decir cuando se me note´, pero como soy muy delgada y no aumenté mucho de peso, bastaba con ponerme ropa holgada para disimular.

"Cabe aclarar que ellos trabajan todo el día, salen desde muy temprano y llegan de noche, así que la mayor parte del tiempo me encontraban acostada; no se daban cuenta.

"Pero llegó el momento en que ya no pude aplazar la noticia. Al principio no la asimilaron de la mejor manera, pero luego me apoyaron en todos los aspectos, y me dijeron que lo mejor era que yo terminara de estudiar, cosa que estoy haciendo.

"Por supuesto, de aquel novio no he vuelto a saber nada".

¿Qué le dirías a un adolescente como tú?

En Estados Unidos, la revista Teen People realizó una Campaña Nacional para prevenir el embarazo en adolescentes, y preguntó directamente a los chicos qué le dirían a otros al respecto. He aquí algunos de los consejos de jóvenes para jóvenes:

- La idea de que "eso no me va a pasar a mí" es una tontería. Si no te proteges, de seguro te sucederá. Las relaciones sexuales son cosa seria.

- Aunque tú crees que "todo el mundo lo está haciendo", no quiere decir que así sea. Algunos sí lo hacen pero otros no.

- Abundan los motivos para decir: "No. Todavía no". Entre otros, tu deseo de proteger tus sentimientos.

- Nadie más que tú manda en tu vida. No dejes que te presionen para tener relaciones sexuales.

- Siempre puedes decir "no". Incluso si has dicho "sí" en algunas otras ocasiones.

- El tener un condón contigo es simplemente una precaución sensata. De ninguna manera quiere decir que seas "fácil".

- Si se te han subido las copas, no puedes tomar decisiones acertadas sobre las relaciones sexuales. No hagas nada que tal vez no recuerdes o que más tarde te hará sentir vergüenza o arrepentirte.

- ¿No estás listo para ser padre? Muy sencillo: usa protección siempre o no tengas relaciones sexuales.



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