Curiosamente, algunas películas del cine mexicano dejaron testimonio de la arquitectura pedregalesca.

¿Quién no ha visto en alguna nostálgica cinta a personajes como Silvia Pinal, con un vestido de lunares amarillos, arribando a una gran casona del Pedregal en su flamante Cadillac convertible de más de dos metros de largo, de color rosa pastel?

¿O al famoso gigoló Mauricio Garcés haciendo de las suyas en una sofisticadaa fiesta en la alberca, cavada en las rocas, al lado de hermosas mujeres con trajes de baño que les cubrían hasta la cadera y bailando al ritmo del bossa nova y a go gó interpretado por el cantante del momento, Enrique Guzmán?

Además de las crinolinas y los altos copetes de los actores, llama la atención el paisaje urbano del Pedregal: aquellos muros de piedra volcánica, de contornos delineados en color blanco, las plantas que crecían entre las rocas; los grandes espacios de las residencias de inmensos ventanales y cuyas estancias lucían mobiliario de líneas rectas y coloridas tapicerías.

El fraccionamiento Jardines del Pedregal de San Ángel fue concebido para un exclusivo estilo de vida, con una nueva arquitectura, única en su tipo.

Pero las que restan de sus imponentes residencias de los primeros tiempos, se están destruyendo.

"El proyecto de realizar esta muestra fotográfica viene de mucho tiempo atrás y surge después de llevar a cabo un estudio sobre lo que sucede hoy con el Pedregal, para resguardar su valor.

"La arquitectura de ese lugar no ha sido publicada, pero lo más preocupante es que está desapareciendo. Ejemplo de ello es la casa del Risco, una magna obra en la calle del mismo nombre, diseñada por Francisco Artigas, que el año pasado fue destruida en su totalidad", comenta el arquitecto Ernesto Alva, curador de la muestra.

Concreto, vidrio y acero formaban el alma de esa casa que Artigas logró posar sobre la piedra volcánica.

No interesa conservarlas

La casa del Risco y otras muchas se exhiben en la exposición de más de 50 fotografías, libros, planos maquetas y un video, obtenidos gracias al esfuerzo de universidades, despachos de arquitectos y el Instituto Nacional de Bellas Artes.

"Tenemos que hacer lo posible por concientizar a los vecinos del Pedregal y a las autoridades gubernamentales, de modo que se detenga la destrucción de las casas diseñadas por los grandes arquitectos y se les dé el valor que merecen", dice Alva.

El experto afirma que catalogar esas residencias como patrimonio de la nación es casi imposible.

"Se necesita convencer a sus propietarios para que esto se pueda llevar a acabo, y a muchos de ellos no les interesa, por múltiples razones.

"Entre otras, el mantenimiento no es nada barato; son predios que llegan a medir hasta 16 mil metros cuadrados y en algunos casos, los que viven ahí ya no son tan ricos como antes o es gente muy mayor que no se preocupa por su espacio", explica

Alva afirma que en los años 50, un metro cuadrado del Pedregal costaba un peso y ahora, va de 3 mil 500 hasta 5 mil pesos.

"Podemos decir que actualmente sólo quedan 60 casas de la primera época del fraccionamiento, en regular estado."

Arquitectura que hizo historia

El desarrollo urbano de Jardines del Pedregal fue impulsado por los arquitectos Luis Barragán y Francisco Artigas en 1952, como resultado del auge económico del país a mitad de siglo pasado, y de la influencia de la nueva arquitectura internacional.

El arquitecto Luis Barragán concibió un gran fraccionamiento en el que "las casas y los jardines deberían ser un santuario contra la agresión del mundo moderno, con espacios para la meditación y el cultivo de los valores espirituales".

Otros grandes arquitectos participaron en la construcción de obras importantes en aquel sitio, entre los que destacan Enrique del Moral, Augusto H. Álvarez y, de cierta manera, algunos de talla internacional como el estadounidense Frank Lloyd Wright (creador del museo Guggenheim de Nueva York) quien inspiró la famosa casa de la Cascada, en la calle del mismo nombre. Esa residencia se basó en una que él edificó en Pennsylvania, en Estados Unidos.

"La obra de Wright, junto con la de otros grandes de la arquitectura mundial, como el vienés Richard Neutra y el alemán Mies Van der Rohe, tuvo gran influencia en la arquitectura mexicana de aquella época.

Comenzaba el México moderno y junto con la Ciudad Universitaria, el Pedregal resultaba una muestra del nuevo diseño de espacios de nuestra urbe, rodeados por una vegetación única compuesta de pirules, magueyes y otras especies del entorno mexicano", expresa Alva.

Por definición, agrega, se trata de un diseño de espacios en línea horizontal, todo en concreto y cristal; un alarde estructural con plantas voladas (elevadas), albercas adaptadas en medio de piedra volcánica, grandes cristaleras, columnas de acero, balcones volados y una integración ineludible del exterior con el interior.

En acabados, destacaban los pisos de mosaico de granito colado o mármol y en el equipamiento, los muebles que en la actualidad se han retomado, de la firma Knoll, en los que sobresalen la silla Bertoia de respaldo de rejilla cuadriculada; y la silla Barcelona, de Mies Van der Rohe, entre otras.

"Además de la exposición, también se efectúan mesas redondas, talleres para niños y otras actividades que permitirán apreciar el valor de estos espacios, su paisaje y el medio", dice Gabriela Grisi, coordinadora de la exposición fotográfica.

El tipo de arquitectura inicial, que algunos llamaron "estilo Pedregal", entre cuyos ejemplos destacaron primero las casas de Barragán y Cetto, y después las de Artigas, Attolini, Buendía, Luna y Álvarez, entre otros, fue desapareciendo.

Aunque en los años siguientes se construyeron algunas obras aisladas de calidad, la mayoría de lo realizado se apartó de las propuestas que dieron origen al fraccionamiento residencial.

En aras de la especulación inmobiliaria, en tiempos recientes se han construido casas de mal gusto en una diversidad de estilos que van desde lo vernáculo y lo neocolonial, hasta ejemplos de la modernidad más comercial, pasando por estilos griegos y hasta algunos medievales.