"Me enamoré de Cuernavaca por el clima, que me recuerda mucho a mi tierra canaria, en la que también hay mucha buganvilla, papaya, mango. Canarias tiene toda la fruta tropical que no hay en la península ibérica. Y viviendo en la ciudad de México debemos tener fuera un pulmoncito, para relajarnos.", comenta Carlos Piñar, que en los 70 fue una figura del cine y la televisión nacionales y que ahora es un reconocido escultor y diseñador de joyas.

Por eso él comenzó a pasar temporadas en Cuernavaca desde hace unos 18 años. "Compré mi primera casa por la zona de Chapultepec y luego pasé a vivir al fraccionamiento Palmira, donde tuve una casa de fin de semana como de 400 metros de construcción en un terreno de mil 400 metros.

Mi mamá llegó a estimar tanto Cuernavaca, que se fue a vivir a Palmira. Cuando ella murió, me traje a mi tía, que radicaba en la Costa Azul, en Francia. Pero cuando falleció, me quedé solo y de pronto aquella casa tan grande me comenzó a pesar y decidí venderla". Hace dos años adquirió la propiedad que hoy habita, en el fraccionamiento La Cañada.

"Trabajo en México y vengo a relajarme y a descansar; a cenar con amigos y amigas prácticamente todos los fines de semana y en vacaciones", comenta Piñar.

Nos guía por la casa, pequeña pero acogedora: tiene una estancia muy bonita, dos cocinas, tres baños, tres recámaras, una palapa con jacuzzi al aire libre, con muros redondos, terraza de 90 metros que se utiliza como asoleadero, con tumbonas y plantas. "Anteriormente esto era una azotea y ahora quedó muy funcional, ideal para tomar el sol a gusto, sin que te vea nadie, con una vista espectacular de la cañada".