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¿Por qué el Eje Central antes era Niño Perdido?

El Universal
Sábado 12 de enero de 2002
En ocasiones el nombre de las calles responde a leyendas urbanas que se pierden con el correr de los años

Mientras nos encontramos en medio de un embotellamiento, podemos darnos cuenta de que los nombres de muchas calles, avenidas, plazas y edificios son producto de acontecimientos, leyendas, creencias, costumbres y tradiciones.

Por ejemplo, el tramo del Eje Central Lázaro Cárdenas, que va de la avenida Obrero Mundial a la colonia Portales, se llamó Niño Perdido hasta la construcción del eje, en 1979.

La denominación actual se asignó en memoria del general que fuera presidente de México entre 1934 y 1940, que años antes fuera gobernador de Michoacán y militante del movimiento revolucionario iniciado en 1910.

El origen del nombre de Niño Perdido se remonta a la época colonial, alrededor de 1659, y tiene que ver con una historia de amor y celos.

Don Enrique Verona, joven escultor procedente de Castilla, contratado para hacer el altar de los Reyes de la Catedral de México, se enamoró de doña Estela de Fuensalida.

La joven mexicana correspondió a su amor rechazando a un platero ya entrado en años, don Tristán de Valladares. Pronto los enamorados contrajeron matrimonio y vivieron más allá del Río de la Piedad, hoy Viaducto, con su pequeño recién nacido.

Pasado un año de feliz matrimonio, en una noche de diciembre alguien prendió fuego al pajar contiguo a la casa de la pareja.

Entre las llamas, el humo, los gritos y los inútiles intentos de apagar el fuego, se creó gran confusión. Los padres no encontraban a su hijo y la madre, a pesar del peligro, insistía en su búsqueda. Gritaba: "¡Mi hijo se ha perdido!", "¡madre mía, devuélveme al niño perdido!".

Durante la madrugada, la joven madre vio la figura de un hombre que cubría un bulto con su capa. De inmediato, la mujer se lanzó contra el desconocido y recuperó a su hijo de las manos del criminal que en otro tiempo fuera su pretendiente.

Desde entonces, el rumbo recibió el nombre de Niño Perdido, convirtiéndose en el mítico recuerdo de una madre angustiada.



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