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Emiliano Salinas Occelli

Alejandro Betancourt Ledesma| El Universal
Domingo 09 de diciembre de 2001



Asegura que las críticas las escucha con mucha serenidad y objetividad. ?Un hombre puede ser destrozado, pero no derrotado?, el mejor consejo recibido por su padre.



Alejandro Betancourt Ledesma Sereno, alegre y sencillo es su comportamiento, claro y rotundo en sus respuestas, Carlos Emiliano Salinas Occelli concede, por primera vez, una entrevista desde que su papá dejó la presidencia de la República. La cita fue en un típico café de Harvard Square a donde llegó puntual y de muy buen humor.

¿Cuándo pensaste en venir a estudiar a Harvard por primera vez?

Siempre quise estudiar en Harvard, en cada etapa de mi vida he tenido razón distinta para hacerlo. De niño, porque era la universidad donde mi papá había hecho su posgrado; imagínate: tuve mi primera sudadera de Harvard como a los cuatro años. Después deje de pensar en el tema hasta que entré al ITAM: cuando estaba en la carrera, imaginaba cómo sería tomar clases con los profesores de Harvard, ya que algunos son autores de mis libros de texto, y también soñaba con el prestigio de los alumnos egresados de esa universidad. Tomé la decisión mientras trabajaba e Nueva York, pues ahí me di cuenta de las herramientas que un programa como éste me podía proporcionar para mi vida profesional.



Crecer con privilegios

Me gustaría hacer un recorrido por tu vida hasta llegar al momento actual. Empecemos por tu infancia.

"Muy divertida. Todos mis recuerdos son de gran convivencia familiar. Imagínate, somos 17 primos del lado de mi papá y 30 del de mi mamá. Además, mis papás y mis tíos, muy en su papel y de acuerdo a la moda de la época, nos ponían a practicar juegos educativos, de iniciación artística y esas cosas."

¿Cómo era la relación con tus hermanos?

Siempre hemos sido muy unidos, y al ir creciendo empezamos a tener proyectos, retos y sueños en común que nos han unido aún más. Ceci es admirable por su tenacidad: lo que se propone, lo logra; combina un carácter fuerte y una gran ternura. Juan Cristóbal es de las personas más sensibles que conozco; tiene el corazón del tamaño del mundo y un gran sentido de lealtad y solidaridad. Estudia Relaciones Industriales y de repente compone música electrónica.

¿Y con tus papás?

Los dos siempre han sido muy cariñosos conmigo, siempre atentos de mis estudios, de mi vida social y de mi vida sentimental. Son mis ángeles de la guarda.

Cuando cumpliste 12 años tu papá tomó posesión como presidente de la República mexicana, ¿cómo cambió tu trato con él?

Siguió igual de buena, igual de cercana. Siempre sentí su presencia y su cariño, a pesar de que, por sus responsabilidades como presidente, lo veía mucho menos de lo que me habría gustado. Cuando se podía me invitaba a algunas giras y me platicaba de lo que estaba sucediendo en el país.

¿Cambio mucho tu vida en Los Pinos?

En la forma sí, obviamente, pero en el fondo no hubo muchos cambios. Lo que es más importante: no cambiaron nuestros hábitos familiares, ni la apertura, la cercanía y la comunicación que siempre ha habido en mi familia.

¿Cambiaron tus amistades de entonces?

Empecé a conocer a mucha gente. Alguna interesante y otra no tanto. Pero mis amigos de la infancia lo siguieron siendo en ese periodo, lo son el día de hoy y lo seguirán siendo mañana. Algo importante fue que permanecí en la misma escuela en la que había hecho la primaria durante los primeros tres años del sexenio. Esto ayudo a que mi vida cambiara de manera gradual. Me ayudó también el sentido de lealtad y amistad que me inculcaron mis papás, eso me permitió distinguir entre mis verdaderos amigos y los "amigos sexenales".

Y los tres últimos años del sexenio, ¿dónde estudiaste?

Pasé un año en una escuela de Canadá, cuando se negociaba el Tratado de Libre Comercio (TLC) con aquel país y con Estados Unidos. Más adelante, cursé un año en Suiza, donde además aprendí francés, y en 1994 tuve la oportunidad de irme a París, a terminar la prepa.

¿Es cierto que el ex presidente George Bush un día mandó su avión por ti y te invitó a conocer la Casa Blanca?

Así como me lo platicas, es falso. Una vez, cuando estudiaba en Canadá, durante un viaje de mi escuela a Washington, nos llevaron a conocer la Casa Blanca. Llegamos un grupo de amigos, nos registramos con nombre y apellido y, de repente, a la mitad de la visita, un par de agentes del Servicio Secreto me pidieron que los acompañara, pues "el señor presidente quería saludarme". Yo creí que se trataba de una broma de mis amigos y les seguí la corriente. Imagínate cuál fue mi sorpresa cuando apareció el presidente Bush (padre) con una gran sonrisa, invitándome a pasar a su oficina. ¡Casi me desmayo! Me invitó un café, nos tomamos un par de fotografías y me regaló un souvenir.

¿Qué consejo le darías a un hijo de cualquier presidente mexicano?

Que aprendan mucho, que vivan intensamente esos años, con los ojos muy abiertos. También que estén tan cerca de su papá como les sea posible, pues cada momento que pasen con él en esos años es un legado de experiencia y conocimiento.



La campaña en contra

Cuando tu papá dejó de ser presidente, tu vida volvió a dar un giro de 180 grados, ¿estabas preparado para este nuevo cambio?

Desde que mi papá tomó posesión como presidente yo tenía claro que era algo temporal. Así que ese cambio sí lo tenía contemplado. Para lo que no estaba preparado fue para la campaña de desprestigio, persecución, linchamiento e injusticias que se desató en contra de mi familia a partir de 1995. ¿Cómo viviste la separación de tus padres?, ¿cómo te llevas con la nueva familia de tu papá?

Al principio difícil de asimilar, pero una vez que entiendes que son decisiones de pareja y hay que respetarlas, es mucho más fácil. Mi relación con cada uno de mis padres no sufrió ningún cambio. ¿Cómo enfrentas las críticas que se hacen del gobierno de tu papá?

Con mucha serenidad y con la mayor objetividad posible. La mayoría de esas críticas surgieron de la manipulación y envenenamiento que sufrió la sociedad durante los seis años posteriores a su gobierno. Como muchos mexicanos yo viví día a día el trabajo que hizo a favor de México. Las críticas constructivas de interlocutores serios e informados las he escuchado con atención, las analizo y con mucho gusto la discuto.

En 1995 entraste a la carrera de Economía en el ITAM, ¿cómo fue esa experiencia?

¡Extraordinaria! Siempre tuve una relación muy amable y respetuosa con mis maestros y la oportunidad de hacer buenos amigos.

¿Por qué decidiste estudiar economía?, ¿eso es lo que más te apasiona o simplemente estabas siguiendo los pasos de tu papá?

Ni lo uno ni lo otro. La Economía me gusta mucho y considero que su práctica es indispensable para el desarrollo de una sociedad, pero me apasionan muchas otras cosas: la música, la pintura, una mujer inteligente y guapa, en fin. La inclinación que tengo desde niño por la Economía y las cuestiones sociales me la transmitió por supuesto, voluntaria o involuntariamente, mi papá. De lo de "seguir sus pasos", a mi papá lo quiero muchísimo y cada uno de sus pasos me parece admirable, pero los dos estamos conscientes de que cada quien da los pasos que le corresponden dar. Mi papá siempre ha sido un gran ejemplo, pero yo he construido mi propio camino.

¿Tuviste algún trato especial en el ITAM?

¿Con especial te refieres a privilegios o a persecución? No, cuando yo entré al ITAM mi papá ya había dejado la presidencia y mi familia era linchada en la prensa sin parar. Pero mi relación con compañeros y profesores era y sigue siendo excelente. Terminaste tu carrera con mención honorífica y un promedio de 9.5 y luego te fuiste a Nueva York a trabajar un año. Cuéntame de esta decisión.

Cuando terminé la carrera tenía dudas sobre si entrarle directo al doctorado en Economía o ponerme a trabajar. Mandé mi curriculum a varios bancos de inversión en Nueva York, Boston y Londres. Me entrevisté con algunos ejecutivos y finalmente, me invitaron a trabajar en Nueva York, como analista en un banco especializado en fusiones y adquisiciones y acepté.

En el segundo año del doctorado en Harvad, ¿cómo te sientes viviendo fuera de México?

Tengo que reconocer que es una sensación mixta. Por un lado está la gran oportunidad de vivir fuera de México a esta edad (25 años), que me ha permitido poner en perspectiva muchas cosas. He aprendido a valorar muchos aspectos de mi país, a hacer juicios más objetivos sobre nuestro sistema de gobierno, nuestra sociedad y nuestras tradiciones. Por otro lado, también extraño a mi familia, a mis amigos, la comida mexicana y la música de un buen mariachi en vivo.

¿Cómo fue tu proceso de ingreso a Harvard?, ¿cuáles son los requisitos para entrar?

El de cualquier aspirante. Mandé una solicitud, mis calificaciones del ITAM, un ensayo de mis objetivos académicos y profesionales, una copia de mi tesis y vine a realizar algunas entrevistas con profesores. Este mismo proceso lo seguí en varias otras universidades, y al cabo de un par de meses, algunas me hicieron ofertas. Finalmente acepté la de Harvard por su programa de estudios y por su prestigio.

El tiempo libre que tienes ¿en qué lo gastas Pues no tengo tanto tiempo como para dedicarme a algo más, pero trato de hacer ejercicio. Me gusta leer, tomar fotos, ir al teatro o al cine y, pasármela bien con compañeros y amigos fuera del salón de clases; sobre todo con mi novia, eso es muy importante.

Hablando de ella, ¿van muy en serio?

Estamos muy contentos. Es una mujer muy inteligente, tierna, brillante en todos los sentidos, es muy leal y tiene una gran energía. Tenemos una relación extraordinaria. Llevamos tres años juntos y cuando veo hacia el futuro ella siempre está a mi lado.

¿Y de matrimonio?

De matrimonio te platicaré cuando sea tema.

Y después del doctorado ¿qué piensas hacer?

Por el momento no tengo un plan definido para el futuro, pero mis intereses a corto y mediano plazo están principalmente en el medio académico y financiero.

¿Te gustaría incursionar en la política en un futuro próximo?

No descarto ninguna opción, ni estoy casado con alguna.

¿Tú crees que podrías dedicarte a la política después de lo que piensa la gente de tú papá?

Los juicios de la opinión pública, manipulada y engañada por seis años, son muy efímeros. Creo firmemente en su labor como presidente. Estoy seguro de que podré dedicarme a lo que sea si me preparo lo suficiente, demuestro que soy capaz y tengo un interés legítimo en hacerlo.

¿Quién ha dejado huella en tu vida?

Mi abuela Margarita de Gortari. Fue la primera mujer economista mexicana, una excelente esposa y madre y la mejor abuela, sin lugar a dudas. De ella aprendí el amor por la vida, la entrega incondicional y lo indispensable que es buscar el lado bueno en todas las circunstancias. ¿Cuál es el mejor consejo que te ha dado tu papá?

Un hombre puede ser destrozado, pero no derrotado.



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