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Madre e hija hacen juntas una peligrosa travesía

Gastón Monge / Corresponsal| El Universal
Lunes 04 de marzo de 2013
Madre e hija hacen juntas una peligrosa travesa

REFUGIO. En comparación con 2012, este año el número de personas atendidas en la Casa del Migrante en Nuevo Laredo, Tamaulipas, disminuyó cerca de 10%. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

Recorren en el país ruta llena de riesgos para los migrantes

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NUEVO LAREDO

Luego de una semana de viaje desde Managua, Nicaragua, Heidi Vallecillo llegó a esta frontera con la esperanza de cruzar el Río Bravo y reunirse con su esposo, quien radica en algún lugar de Texas, y buscar allí lo que en su país nunca tendrá: un mejor nivel de vida y educación para sus hijos de dos y 14 años.

Pero Heidi no viajó sola, fue acompañada de su hija Esmeralda de 14 años, quien abandonó sus estudios para emprender esta peligrosa aventura al recorrer más de 2 mil 700 kilómetros desde su país.

“Estoy decidida a llegar a Estados Unidos, y voy a contratar a un coyote para que me cruce”, explica con la mirada baja, mientras sus manos nerviosas se entrelazan y sudan, delatando el miedo que siente por los peligros y los riesgos que le han contado sobre esta ciudad y el Río Bravo.

“Espero que me vaya bien, pero sí tengo miedo por lo que he escuchado que es muy peligroso, pero lo voy a intentar”, exclama decidida.

Morena, de baja estatura pero temperamental, esta mujer de oficio pescadora en la costa atlántica de su país, viajó en autobús desde la frontera de Guatemala con Chiapas, y como explica, no tuvo problemas durante el viaje.

Como pescadora, Heidi obtenía 60 córdobas por día, equivalentes a 31.29 pesos mexicanos e insuficientes para vivir, pese a la abundante pesca que obtenía en jornadas laborales agotadoras.

“Voy en busca de trabajo para ayudar a mis hijos. Quiero comprarles ropa, zapatos y ofrecerles una mejor calidad de vida”, explica tras mencionar que la gente es cada día más pobre por la falta de programas gubernamentales que mejoren los salarios, además que en su país hay pocas oportunidades para estudiar.

Abandona la escuela

Tal vez por ello su hija Esmeralda decidió acompañarla en este incierto viaje hasta esta frontera, para reiniciar la aventura en un país en donde sólo uno de cada 10 nicaragüenses logra su objetivo.

Aun así, la joven Esmeralda está decidida, al igual que su madre, a no voltear hacia atrás e ir no en busca del “sueño americano”, sino de su propio sueño y acompañar a su madre hasta su destino. Como ella, 25% de sus amigos que viven en la misma comunidad abandonaron sus estudios de secundaria para emprender la misma aventura aunque en tiempos diferentes, pero con la decisión de llegar con familiares que ya trabajan en Estados Unidos.

“Creo que son muchos los que ya salieron de Nicaragua, y aunque tengo mucho miedo, tengo confianza en lo que está haciendo mi madre, y en Dios”, expresa mientras voltea la mirada hacia su madre, sentada a su lado.

Víctimas de abuso

Aunque estas dos mujeres no tuvieron problemas al llegar a Nuevo Laredo, según el sacerdote católico Jesús Reyes, director de la Casa del Migrante, hasta donde llegaron ambas, 20% de los 80 migrantes que acuden al refugio, fueron objeto de abuso en su trayecto desde la frontera con Chiapas. “Veinte por ciento de las personas que llegan aquí denuncian que fueron objeto de abuso, extorsión, secuestro y robo, en su viaje por todo México”, explica el sacerdote.

Menciona que los sitios más peligrosos para los migrantes son, además de Nuevo Laredo, al bajar del ferrocarril, Veracruz; Huehuetoca, en el Estado de México; Oaxaca y Chiapas. Pero no todo es negativo, dice, ya que algunos migrantes han sido bien atendidos por elementos de seguridad que luego de revisarlos los llevan en patrullas hasta el albergue, para que no sean víctimas de delincuentes.

En comparación con el año pasado en sus dos primeros meses, la cantidad de migrantes que son atendidos en el albergue, disminuyó cerca de 10%, al llegar en las últimas semanas sólo 30 personas en vez de las 40 que normalmente eran atendidas.

Desde que abrió sus puertas la Casa del Migrante, hace nueve años, han atendido a cerca de 90 mil, la mayoría de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua.



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