Cárceles: entre fugas, matanzas y excesos
ALERTA. El 25 de julio pasado, durante un enfrentamiento al interior del Cereso de Ciudad Juárez, 17 reos resultaron muertos. Fuerzas de seguridad municipal, estatal y federal formaron un cerco de un kilómetro alrededor del penal para evitar la fuga masiva de reos. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
2011 fue un año en el que las fugas masivas de reos, la violencia en los penales y los operativos que revelaron anomalías fueron constantes en diversas cárceles del país.
Más de 100 presos lograron escapar en este año de los Centros de Readaptación Social (Cereso) de Tamaulipas; mientras que en Acapulco, Guerrero, y Ciudad Juárez, Chihuahua, se descubrieron redes de corrupción que permitían tener en las celdas bebidas y prostitutas.
Jefes de seguridad y custodios se han convertido en parte del problema que sufre el sistema penitenciario, mismos que han resultado investigados y hasta procesados por su supuesta participación en los hechos.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha denunciado en varias ocasiones los excesos entre rejas, donde con un soborno a los guardias se pueden ingresar licores, drogas, teléfonos satélitales, pistolas, granadas, armas blancas, animales exóticos y sexoservidoras.
El comisionado del órgano desconcentrado de Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, Eduardo Gómez, ha resaltado que no todos los penales tienen sistema de monitoreo las 24 horas, lo que impide una real vigilancia y conocer lo que sucede al interior y exterior de éstos.
Fugas a la luz del día
Las grandes evasiones de reos se registraron desde el primer mes del año. El 5 de enero se dio a conocer la fuga de cinco presos de la cárcel de Cancún, Quintana Roo, que salieron con boletas falsas de liberación las últimas horas del 31 de diciembre de 2010.
El 17 de enero, con ayuda de cómplices desde el exterior de la cárcel y presunta corrupción de celadores, 14 presidiarios se fugaron del penal de Aquiles Serdán, ubicado a 4 kilómetros al sur de la ciudad de Chihuahua.
Dos meses después, el 10 de marzo, del reclusorio de Culiacán, Sinaloa, se escaparon tres reos federales.
El día 27 del siguiente mes, la Procuraduría de Justicia de Jalisco informó de la fuga de ocho reos de la cárcel municipal de Ahualulco de Mercado, en la región Valles de Jalisco.
A menos de un mes, el 17 de mayo, se informó que 17 reos de los Centros de Ejecución de Sanciones en Reynosa, Tamaulipas, se escaparon.
Una semana más tarde, el 24 de mayo, otros 17 presos lograron fugarse del penal estatal de Reynosa también. Las autoridades hallaron un hueco en el área de lavandería, el cual conducía hacia un túnel que llevaba al exterior.
La fuga mayor sucedió el 15 de julio, cuando un grupo de 59 internos se fugó por la mañana del penal de Nuevo Laredo, en Tamaulipas, luego de una aparente riña que dejó un saldo de siete muertos.
Ese mismo mes, una mujer de Quintana Roo trató de sacar a su esposo de la cárcel llevándolo en una maleta, tras salir de la visita conyugal. La cónyuge fue detenida y luego logró su libertad tras pagar una fianza de 5 mil pesos.
El 19 de septiembre en Veracruz 32 reos escaparon de tres penitenciarías del estado, casi en hechos simultáneos. Se logró recapturar a 14 de ellos.
El 27 de noviembre fue en Puebla. Ahí 11 convictos lograron salir por un boquete de la cárcel de San Pedro Cholula.
Violencia y lujo
Varias riñas y asesinatos se presentaron en los penales de los estados con mayor violencia en el país. El 17 de mayo en el Cereso de Apodaca, Nuevo León, 14 internos murieron tras incendiarse el área de dormitorios de siquiatría, siniestro que fue provocado, según las autoridades.
El 1 de junio, en Nuevo Laredo, fue asesinada a puñaladas la directora del Centro de Ejecuciones y Sanciones (Cedes). Luego, en julio, se presentó una masacre en ese mismo penal, en la que murieron siete reos.
Ese mismo mes, en el Cereso de Ciudad Juárez 17 presos murieron asesinados, luego de que se efectuara una fiesta con mujeres menores de edad. Tras el hecho se descubrió una red de corrupción.
Tres meses después, el 12 de octubre, en otra riña siete reclusos murieron y 15 quedaron heridos en el penal de Caderyta, Nuevo León.
Además de la violencia, varios operativos dejaron al descubierto que en cárceles de Ciudad Juárez, Nuevo León y Guerrero, entre otras, los reos vivían con lujos, fiestas, alcohol y mujeres. Él más reciente fue en Acapulco, donde se hallaron 100 gallos de pelea, dos pavorreales, dos costales de mariguana, 100 electrodomésticos, varias armas blancas y 17 mujeres que “acompañaban” a los presos.