CADERYTA. La conservación de tradiciones indígenas religiosas, la imponente procesión de los Cristos en Semana Santa, las tres parroquias construidas “pared con pared” que datan del siglo 18, son parte de los elementos que se valoraron para dar el nombramiento de Pueblo Mágico a la ciudad queretana de Cadereyta.

Mauricio Salmón Franz, secretario de Turismo del estado, confirmó que este martes su homóloga federal, Gloria Guevara Manzo, oficializará el nombramiento.

Cadereyta se sumará así a los pueblos mágicos de Bernal y Jalpan de Serra, conformándose una ruta turística “natural” que puede llevar al visitante a recorrer los tres sitios, comentó el funcionario estatal.

Un pueblo considerado como “mágico” tiene la ventaja de la obtención de recursos por parte de fondos federales para el mantenimiento físico y cultural de la población.

El programa de Pueblos Mágicos tiene como fundamento que el sitio con esta característica estructure una oferta turística complementaria y diversificada hacia el interior del país, basada fundamentalmente en los atributos histórico-culturales de localidades singulares.

La idea es “aprovechar la singularidad de las localidades para la generación de productos turísticos basados en las diferentes expresiones de la cultura local; artesanías, festividades, gastronomía, y tradiciones, entre otras”.

Tales requisitos fueron cumplidos por la ciudad de Cadereyta, que destaca, entre otros elementos, por contar con cuatro construcciones religiosas en una misma plazoleta, tres de las cuales están muro con muro: la parroquia de San Pedro y San Pablo, el Templo de la Santa Escala y el Templo de la Soledad.

Complementan el conjunto de edificaciones religiosas, los templos de El Refugio y el de San Gaspar, todos construidos durante el siglo 19.

Además de este conjunto —incluyéndose el retablo, bañado en oro, de la parroquia de San Pedro y San Pablo— hay decenas de casonas de los siglos 17, 18 y 19.

Cultura ancestral

Una de las tradiciones que se conserva hace más de 260 años es la singular celebración del Viernes Santo que se realiza en la comunidad indígena de El Doctor, en donde vecinos del lugar, disfrazados de “diablos” y “Judas” vigilan el paso de la procesión que encabezan imágenes religiosas de las diversas comunidades, cuyos habitantes son descendientes de indios chichimecas.

Cuando el sacerdote termina su sermón, se inicia un ensordecedor ruido causado por las matracas que cada uno de estos “diablos” y “judas” trae consigo. Todos cubren su rostro con máscaras elaboradas de barro y papel; su cabellera es de ixtle, portan cadenas y su vestimenta de lo más estrafalaria. Es una tradición que tiene 268 años de vida.

También se preserva la Procesión de los Cristos que de acuerdo a la historia, del siglo 17. Quienes participan en ella portan un Cristo; no importa la dimensión, el color, material de fabricación o el valor material.

Ubicada a 71 kilómetros de la capital de Querétaro, la ciudad concluye la Semana Santa con la denominada “Procesión de los Cristos”.

Buenaventura Olvera Muñoz, cronista de Cadereyta, refiere que el inicio de la tradición se dice que es tan antiguo como la llegada de los Doctrineros Franciscanos, en 1640.