XALAPA

La muerte se apiadó de ellos. Alrededor de 100 familias escaparon de los coletazos de la tormenta tropical Arlete que provocó el desgajamiento de una parte de un cerro y estuvieron a punto de quedar sepultados por toneladas de un amasijo de tierra, agua, lodo y piedras.

Ni siquiera tuvieron que estar en el norte del estado, donde impactó el meteoro el jueves pasado, para pasar el peor momento de sus vidas. Se trata de habitantes de colonias de esta capital veracruzana golpeados por las bandas nubosas cargadas de agua que reblandecieron la tierra.

A las 03:00 horas de este viernes, muchos escucharon un tronido y un golpeteo en sus puertas; pero otros se despertaron cuando tenían el lodazal en la cintura, completamente atrapados y con el miedo de morir.

El fuerte aguacero reblandeció un cerro de las colonias Independencia, Luis Donaldo Colosio, Dolores Hidalgo, Miradores de San Roque de la capital veracruzana y miles de toneladas de lodo se fueron sobre humildes casas.

La escena de la zona era de desastre. En la calle Prolongación Independencia y Libertad de la colonia Miradores de San Roque, el joven José Carlos García Bautista despertó cuando el lodo lo tenía atrapado hasta la cintura.

El lodo del cerro entró a su casa y sepultó todo a su paso. José Carlos aguantó lo necesario para ser rescatado por sus vecinos. Escenas así se repitieron en las colonias Veracruz y Porvenir, debido a que los fuertes aguaceros aún no cesan.

“No tenemos calle, no tenemos escaleras, si sucede algo por esta zona no hay forma de que suban los autos de emergencia. Todo está a oscuras”, relató uno de los vecinos

No era para menos. El alud de tierra lesionó a media docena, entre ellos a la señora Cecilia Lozano y a sus dos hijos, quienes como pudieron abandonaron los escombros de lo que alguna vez fue su hogar.

Y las historias de este tipo siguen en esa parte de la ciudad. En la colonia Independencia, una casa fue prácticamente arrastrada por el fango y gracias a la ayuda de los vecinos salvaron su vida cuatro niños y sus papás. Arlete intentó llevárselos, pero la libraron. Nadie les quita el susto ni les devolverá pronto el sueño.