SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS. Han pasado más de 20 años de aquellas misas que oficiaba en la iglesia de San Jacinto, en Las Cañadas de Ocosingo, el lugar donde se formaron los cuadros que dieron origen al Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Él es fray Pablo Iribarren. Su pelo cano, su hablar y su espíritu como misionero le dieron identidad entre las comunidades indígenas de Chiapas. Colaborador muy cercano del obispo Samuel Ruiz, fue testigo en primera fila de la creación y el alzamiento del EZLN.

“Don Samuel supo sentar a la mesa a los pueblos naturales, a los pueblos indígenas. Los sentó en el banquete de la sociedad, de la política, de la economía… despertó todos sus derechos”, asegura.

El fraile dominico, de origen español, recuerda el año de 1975, cuando conoció a Samuel Ruiz. “Él asumió la diócesis como un misionero […] despertó a una conciencia de solidaridad con el explotado y con el oprimido”.

Sobre la relación de Samuel Ruiz con el EZLN, Pablo Iribarren se niega a ahondar, lo considera aún un tema muy delicado, pero niega la participación directa del obispo.

“Sin oponerse, sólo busco la defensa de los derechos de los pueblos oprimidos”.

Respecto a si la estructura de la Iglesia sirvió de base para el levantamiento del EZLN, el fray, como testigo en las áreas de conflicto, dice: “No podemos negarlo… fue creándose una estructura catequística... y una estructura orgánica”.