Desde la noche del miércoles, la violencia en Apatzingán escaló a niveles inéditos tras una operación federal contra La Familia Michoacana. El desorden por los enfrentamientos alcanzó a una docena de municipios y se agudizó en Morelia durante la mañana y noche de ayer, donde hubo bloqueos con carros incendiados en los cinco accesos a la ciudad.

Autoridades de Michoacán reportaron cinco muertos hasta la tarde de ayer, dos de ellos agentes federales, y cuatro heridos. Un bebé de ocho meses y la hija del ex alcalde interino de Apatzingán, Guadalupe Jaime Valladares, fallecieron en hechos separados en medio del fuego cruzado; el segundo caso frente a un retén.

En la ciudad de México, el vocero de Seguridad de la Presidencia, Alejandro Poiré, aseguró por la noche que el operativo no había terminado. Señaló que se trató de una confrontación contra La Familia Michoacana, a la que calificó como un “grupo criminal de alta peligrosidad” y que ante la presencia federal había tenido una “respuesta muy agresiva”.

Agregó que La Familia “ha sufrido bajas significativas”, entre ellas posiblemente la de alguno de sus principales líderes. Este grupo criminal es encabezado por Nazario Moreno El Chayo, José de Jesús Méndez El Chango, Dionisio Loya El Tío y Servando Gómez La Tuta, por quienes el gobierno federal ofrece 2 millones de pesos por información que lleve a su localización.

Dijo que el secretario de Gobernación, Francisco Blake, se comunicó varias veces con el gobernador Leonel Godoy Rangel, para coordinarse con las corporaciones estatales, en donde también participaron efectivos del Ejército y la Marina.

El procurador del estado, Jesús Montejano Ramírez, detalló que fueron robados y destruidos 28 vehículos, entre particulares, del transporte público y del servicio público federal.

En Apatzingán, las balaceras fueron incesantes por más de 24 horas. Al cierre de esta edición, se registraron enfrentamientos entre fuerzas armadas y miembros de La Familia. Los operativos se realizaron por aire y tierra en busca de gente armada, para contener su despliegue hacia municipios aledaños, según la Secretaría de Seguridad Pública federal.

El gobernador Godoy Rangel reconoció que la entidad vive un estado de emergencia, y llamó a la prudencia y mesura ante la serie de enfrentamientos. Su secretario de Gobierno, Fidel Calderón, descartó que Michoacán viva un estado de excepción o que se piense decretar toques de queda en las localidades afectadas.

Reconoció que en Zitácuaro, Apatzingán y Morelia se suspendieron labores en centros educativos; sin embargo, dijo que no habían considerado cancelar clases el resto de la semana.

El desorden afectó a la población civil en su actividades comerciales y de turismo. La central de camiones de la capital suspendió las corridas de sus 30 líneas hasta nuevo aviso. La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo canceló actividades en todos los planteles hasta el lunes.

Un desfile de navidad programado en la capital por una refresquera fue cancelado. En medio de esta situación, el alcalde priísta Fausto Vallejo rindió su informe de labores en el teatro José Morelos.

Calderón dijo que las autoridades del estado no fueron informadas del operativo que fuerzas federales iniciaron en Apatzingán desde la noche del miércoles. Las acciones se repitieron en los municipios de Zitácuaro, Ciudad Hidalgo, Zinapécuaro, Uruapan, Mújica y Pátzcuaro.