Benjamín Franklin Le Barón Ray se convirtió en el líder visible de su comunidad, en Galeana, Chihuahua, tras el secuestro —el 2 de mayo— de su hermano Érick, de 16 años. Los plagiarios pidieron un millón de dólares por su liberación; sin embargo, decidieron no pagar.

“Aunque nos duele en el alma no vamos a pagar, preferimos ver a mi hermano muerto hoy, a que nos sigan matando a nuestros muchachos y en un año sean 10”, declaró Benjamín durante una protesta en palacio de gobierno, sede de la administración estatal, la mañana siguiente al secuestro.

Tanto Benjamín Le Barón, como Luis Carlos Widman Stubss, su cuñado, tenían cinco hijos cada uno, todos menores de siete años. “Eran dos jóvenes de trabajo, dos seres humanos productivos, buenos padres y esposos, que nunca se metieron con nadie, menos con los narcotraficantes”, declaró su hermano Julián Le Barón.

“Cuando secuestraron a Érick lo único que la familia hizo fue presionar a las autoridades para que hicieran su trabajo y lo liberaran. Cuando el gobierno andaba persiguiendo a los secuestradores se toparon con esos 25 delincuentes y los detuvieron, pero ni mi hermano ni Carlos los delataron”, añadió en entrevista telefónica con EL UNIVERSAL.

Benjamín lideró dos marchas y plantones que hizo la comunidad en la capital del estado.

El 1 de julio, de cara al gobernador José Reyes Baeza, exigió protección para quienes denunciaran a bandas criminales y le ofreció todo el apoyo de los Le Barón para cooperar con las autoridades.