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Balacera en Tijuana obliga desalojo de kínder

Julieta Martínez Corresponsal| El Universal
Sábado 20 de diciembre de 2008
FUE PREÁMBULO DEL AÑO MÁS VIOLENTO Y DEL ARRIBO DE MILITARES A LA FRONTERA CON EU

TIJUANA, BC.— Vecinos de la colonia Cortés aseguraron que los inquilinos de La Cúpula o Casa de Piedra no tenían ni un mes en esa propiedad. Luego de la balacera del 17 de enero, que se registró en esa construcción, se enteraron de que los habitantes pertenecían al cártel de los Arellano Félix y que se dedicaban, entre otras actividades, al secuestro.

Esa tarde de jueves, el tiroteo entre delincuentes y fuerzas federales duró tres horas, lo que obligó en pleno fuego cruzado el desalojo de casas aledañas, incluido un kínder, en donde menores, apoyados por uniformados, corrieron debajo de las balas para salvar sus vidas.

Terminaba la primera quincena del año y el entonces director de la Policía Municipal, Julián Leyzaola Pérez, presenciaba la ceremonia luctuosa que se rendía a tres jefes policiacos caídos dos días antes. Fue avisado de la refriega y se dirigió a la delegación La Mesa, que ya era resguardada por soldados y todo tipo de policías.

Los disparos intermitentes obligaron a los transeúntes a recostarse en el suelo. “¡Tírense...!, ordenaban los militares. Colonos de Electricistas, Sonora y Ermita calificaron el hecho “como una guerra”.

Había transcurrido más de una hora cuando los agentes decidieron desalojar el jardín de niños Mi Alegría. Cerca de 40 menores salieron corriendo y en brazos de los militares. Las aterrorizadas maestras les recomendaban: “Agáchense y corran”.

Cuatro policías heridos, un delincuente muerto y cuatro detenidos fue el saldo. En la Casa de Piedra había seis hombres amordazados y ejecutados con el tiro de gracia, que de acuerdo con la necropsia, murieron el día del enfrentamiento.

Como acto intimidatorio, a la comandancia municipal llegaron coronas luctuosas, en advertencia de más ataques.

Semanas después, tijuanenses y autoridades se prepararon para evitar que la violencia les afectara, ya que anticipaban más hechos. No se equivocaron, 2008 resultó un año muy violento.

Llamados a orar o recurrir a terapias sicológicas fueron parte de las medidas ciudadanas para protegerse.

En tanto, el Ejército, además de reforzar la vigilancia en calles, exhortó a la comunidad a denunciar de forma anónima cualquier ilícito.



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