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“Dicen que habrá mucho trabajo, que nos va a ir mejor”

Rosa María Méndez Fierros| El Universal
Miércoles 30 de enero de 2008

MEXICALI, BC.— Siguieron la “ruta de la cosecha” para huir de la pobreza de Oaxaca, Veracruz, Guerrero o Michoacán. Así llegaron al sur de Ensenada y ahora esperan que la construcción del Puerto de Punta Colonet les abra las puertas del desarrollo a sus hijos.

Por años han vivido en el olvido gubernamental. Sus calles empolvadas, la escasez de agua y el poco desarrollo urbano hablan de su atraso. Sin embargo, desde hace unos cuatro años los casi 8 mil habitantes de Colonet hablan del “puerto” como su gran esperanza para brincar a las “grandes ligas”.

En su mayoría bajacalifornianos por adopción, sueñan con el proyecto y visualizan a este pequeño poblado como una ciudad, una vez que se construyan el puerto, el ferrocarril y, luego, un aeropuerto en Ensenada, municipio al que pertenece Colonet.

“Dicen que habrá mucho trabajo, que nos va a ir mejor, que tendremos muchos visitantes y que ganaremos dinero”, expresó don Antonio Medina, habitante de este poblado integrado por 11 ejidos, cuyas actividades más importantes son la agricultura, pesca y turismo.

Su mirada cansada y sus manos encallesidas hablan del esfuerzo de 35 años por mantener a su familia, a partir de la siembra de chile, tomate y ahora de la venta de cocos.

“Llegué hace muchos años de Oaxaca. Trabajaba aquí y luego iba a Sonora y Sinaloa para seguir en la cosecha, pero desde hace mucho me quedé en este pueblo que se parece a mi estado”, relata.

En este pequeño poblado hay campos agrícolas de alta producción gracias a la tecnificación de sistemas de riego e invernaderos, donde se siembran productos de exportación. En contraste, los pequeños productores de ejidos, cada día ven más complicado sobrevivir en un mundo de alta tecnología y producción masificada, lo que los ha orillado a la miseria.

La agricultura ha sido impactada por la disminución de las fuentes de agua por la sobreexplotación y escasa recarga de acuíferos.

“Antes sembrábamos de cinco a 10 hectáreas de chile, calabaza, pepino y tomate, casi para autoconsumo del pueblo. Luego los grandes productores empezaron a sembrar los productos que vendíamos y hoy vamos de mal en peor”, dice don Antonio, quien confía que “con el puerto podremos hacer otras cosas”.

Pesca y turismo

La pesca tradicionalmente ha sido ribereña, de soporte para pequeños asentamientos de pescadores, quienes no ven el salto al desarrollo. En temporada alta, capturan jaibas, erizos y langostas.

El turismo es incipiente, sin grandes inversiones en infraestructura. En temporada alta, llegan estadounidenses jubilados que se hospedan en tranquilos campamentos.

A orillas de lo que será Punta Colonet se observan pocos extranjeros que llegan a visitar estas playas de aguas frías aún.

“La temporada alta inicia en marzo. Llega más gente que renta algunos espacios, pero ahora no hay mucha gente”, comenta el ejidatario Arturo Pineda, dueño de un minisúper local.

En Colonet, las noches son eternas y el frío corta la piel. El magro alumbrado público ahuyenta a los jóvenes de las calles.

La población se concentra mayoritariamente en el centro del poblado. En los 10 ejidos restantes hay pocas casas, que se confunden entre pronunciados cerros; éstos sólo reverdecen en lluvias.

Los pocos jóvenes que aspiran a estudiar una carrera profesional dejan a sus familias y la mayoría no regresa.

“Mi hijo se fue a estudiar ingeniería civil a la Universidad en Ensenada. Lo preferí a que anduviera conmigo entre el ganado, pues es mejor que tenga futuro. Si le va mal, pues que se venga al rancho”, dice el agricultor y ganadero Enrique Arce Solís.

De acuerdo con un estudio integral de Migración, sólo 14% de los jornaleros de Colonet nació en Baja California. El 86% llegó, principalmente, de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Veracruz, entidades expulsoras de mano de obra.

En la década de 1990, la de mayor auge en la región, llegaron cientos de jornaleros siguiendo la “ruta de la cosecha” de tomate, pepino, cebollín y chile.

Muchos se quedaron a vivir en los ejidos de Colonet en busca de un mejor nivel de vida. Pasados los años, hoy consideran que esta aspiración la lograrán con el puerto Punta Colonet, distante 10 kilómetros del poblado.

Como llegaron huyendo de la pobreza, los habitantes de esta comunidad no quieren perder las oportunidades que les ofrecerá “el puerto”, como le llaman.



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