OAXACA, Oax.— La polarización que viven los oaxaqueños casi se palpa. Faltan 24 horas para la Guelaguetza, la máxima fiesta del estado, y los maestros que enfrentan al gobierno estatal entraron ayer en la línea de la ruptura.

“La suspensión de la asamblea es un golpe bajo al movimiento”, concluyó el secretario general de la delegación sindical D-I-366, de San Francisco del Mar, en el istmo de Tehuantepec, Leonel Gómez.

Bajo la lluvia, con el puño cerrado en alto y los rostros endurecidos, unos 150 maestros marcharon el sábado coreando la repetida consigna de “¡impulsar, impulsar, la asamblea estatal!”. La crispación en su más alto nivel llegó al zócalo de esta ciudad.

Pero desde su modesto taxi estacionado en el sitio ADO, con mirada del enojo Carlos García se lamenta “porque ahora no hay mucho turismo y eso significa que no habrá demasiado trabajo”.

Y agrega: “El turismo estaba llegando, pero por el relajito del lunes bajó la afluencia”.

Tal vez por esa baja afluencia turística o la polarización que se vive, la 10 Feria del Mezcal que se inauguró en la noche del viernes ya no continuó el sábado. El Centro de Convenciones, con todo y los puestos levantados por los mezcaleros, cerró sus puertas al público.

Nadie del gobierno dio una explicación. “Nomás inauguraron la feria para la foto y se acabó”. dijo un oaxaqueño. En la Secretaría de Turismo consideraron que el tema era asunto de Economía, pero nadie respondió en esa oficina y tampoco los mezcaleros.

Aparece Ulises Ruiz

Bajo la apariencia ajena a la polarización que vive la capital del estado, el sábado el gobernador Ulises Ruiz Ortiz acompañó a unos danzantes, vistosamente ataviados, de las delegaciones procedentes de 45 municipios que participarán en la Guelaguetza oficial prevista para realizarse el lunes.

Junto al gobernador se desplazaba de uno a otro lado la joven Heidi del Carmen Villalobos, de Tehuantepec, elegida como la diosa Centéotl o del Maíz, y que, según la tradición, presidirá la fiesta en el Cerro del Fortín.

A diferencia de otros años, el recorrido desde el Jardín Conzzati, cerca del Llano, no concluyó con la quema de los fuegos artificiales en el zócalo, sino en la explanada del ex convento de Santo Domingo.

El breve recorrido, conocido como el desfile de las delegaciones de la Guelaguetza, fue resguardado por unos 50 policías que patrullaban las calles a bordo de seis camionetas y por decenas de policías estatales vestidos de civil.

Justamente a esas horas de la tarde nublada, a unas ocho cuadras del desfile, en el zócalo, considerada el corazón de la resistencia, los maestros y appistas reciclaron una vieja consigna: “Oaxaca no es cuartel ¡fuera Ejército de él!”.

Ello, porque a partir del sábado soldados de la Octava Región Militar fueron más notorios por sus recorridos donde también se intensificó el patrullaje de la policía preventiva, municipal y ministerial.

En los accesos a la capital, las revisiones a los vehículos se intensificaron. Soldados, policías preventivos y ministeriales revisaban celosamente cada vehículo. “¿A dónde van?” “¿A qué van?”, eran las preguntas que formulaban militares y agentes a los visitantes.