Mazapil, grave rezago
MAZAPIL, Zac. Sin fuentes de empleo, con una agricultura que apenas alcanza para la subsistencia, prácticamente incomunicado y donde la lluvia se presenta muy de vez en cuando, este municipio enclavado en el semidesierto norte zacatecano se debate entre la sobrevivencia y la extinción. Oficialmente catalogado como el cuarto municipio de más alta marginación en la entidad, los habitantes de Mazapil no tienen más opción que emigrar. Sin embargo, a diferencia de los municipios cuya expulsión de mano de obra se dirige a Estados Unidos, aquí la mayoría de sus migrantes radica en las ciudades de Saltillo y Torreón, Coahuila, así como Monterrey, Nuevo León. "Mazapil está ligado histórica, cultural y económicamente a Saltillo, Coahuila", señala Pedro Ascacio Ortiz, cronista municipal, en tanto que el sacerdote José del Rosario Lamas Frausto resume: "Para los habitantes de este municipio, Zacatecas es un accidente geográfico". Los que deciden quedarse en esta tierra árida, sólo pueden acceder a un empleo en la administración municipal o en un par de maquiladoras ubicadas en el vecino municipio de Concepción del Oro, mientras que "un pequeño grupo de elegidos" labora en la minera Tayahua, propiedad del Grupo Frisco. Fundado el 4 de octubre de 1568, por un capitán español apellidado Enríquez y 16 soldados a su mando que iban en busca de oro y plata, Mazapil floreció durante décadas por sus minas. Se estima que la cabecera llegó a tener más de 10 mil habitantes en el siglo XIX. Actualmente, todo el municipio registra 17 mil 860 y aquélla 500 pobladores. Es el municipio más grande de Zacatecas con una extensión territorial de 12 mil 190 kilómetros cuadrados, donde la densidad poblacional es de 1.47 habitantes por kilómetro cuadrado. Con una tasa negativa de crecimiento (-2.04), su proceso de despoblamiento es alarmante en la mayoría de sus 200 localidades. Auténticos pueblos "fantasma" son La Alegría, Las Ánimas, Cerro Blanco, Jazminal, Las Majadas, Noria del Pico, Ojo de Agua, La Soledad, San Juan de los Charcos, Tropezón, El Vergel Viejo y La Zorra, donde viven según datos de la alcaldía 21, 25, 13, 20, 15, 12, 19, 18, 17, 39, 15 y 21 personas, respectivamente. Para llegar a la cabecera municipal hay que recorrer primero 260 kilómetros desde la ciudad de Zacatecas, por la carretera federal que va a Saltillo, Coahuila. Luego de pasar el municipio de Concepción del Oro, hay que viajar, entre curvas y despeñaderos, otros 22 kilómetros de empedrado, ocho de terracería y siete más de pavimento. En plena sierra, entre palmas, nopales y magueyes aparece uno de los tantos pueblos "fantasma" que hay en esta región del norte de Zacatecas. Antes de entrar a Mazapil, aún en Concepción del Oro, se encuentra Aranzazú, lugar que a principios del siglo XX floreció como centro minero. Hoy, todo es abandono y destrucción. Don Memo laboró 40 años en la mina San Carlos, ubicada en el hoy pueblo fantasma, y emocionado recuerda que el socavón principal abarcaba tres kilómetros de la puerta al fondo, con un tiro de 500 metros. Actualmente vive de las ventas de sus collares y figurillas, las cuales alcanzan precios mínimos de 30 y máximos de 100 pesos. "Los gringuillos que vienen por acá son los que más compran", dice. Sin embargo, las raíces son las raíces. En la cima del cerro donde se levantó el pueblo de Aranzazú se encuentra un templo, cuya puerta principal es resguardada con candados; casi frente a la iglesia un par de albañiles realizan una construcción. Y es que los miles de habitantes que durante años han emigrado no olvidan su terruño. En esa parte del otrora pueblo minero se construye un pequeño salón de baile, con recursos de los migrantes que hoy viven en Saltillo, quienes en octubre conmemorarán ahí las fiestas de Aranzazú, explica José, uno de los maestros de la cuchara. Más adelante, ya en Mazapil, se localiza la comunidad de Salaverna, con apenas 347 habitantes. En sus inmediaciones, trabajadores de la minera Tayahua laboran en la ampliación del socavón Ozuna. Relatan que para ganar mil 200 pesos a la semana tienen que trabajar diariamente entre ocho y 12 horas. Pese al esfuerzo y explotación de que son víctimas, los obreros prefieren estar en la mina que laborar en las maquiladoras Arnecom y Cevilla, establecidas en Concepción del Oro. "Ahí pagan 300 pesos a la semana por 12 horas de trabajo", afirman. Y lacónicos sentencian: "Mazapil no tiene nada, más que palmas, y eso que es el municipio más grande de Zacatecas. No hay fuentes de empleo, sólo la mina y las maquiladoras. Ojalá no cierren la minera, pues entonces comeríamos cabuche (una florecilla que da la viznaga)". Y es que aquí corre la versión de que la empresa del Grupo Frisco liquidará "pronto" a los 400 trabajadores sindicalizados, pues considera que es más barato pagar al personal bajo contratos. "Eso se escucha, pero sabe, ojalá no nos corran", repite uno de los mineros, quien temeroso omite su nombre, al igual que sus demás compañeros de jornada. A la entrada de Salaverna se encuentra la primaria "Vicente Guerrero", que cuenta con 54 alumnos y tres maestros. Cada uno de los profesores, en una misma aula, tiene escolapios de dos grados diferentes. La modernización educativa es una quimera, por decir lo menos, señalan los profesores. "Sí, es muy difícil dar clases simultáneamente a estudiantes de dos cursos, pero no hay de otra y por eso marcamos algunas estrategias para salir adelante", apunta resignado el maestro Felipe Prado Castañeda, quien en un mismo salón da clases a niños que cursan tercer y cuarto año. Esto último, precisa la doctora Rocío Rodríguez Gutiérrez, encargada del Centro de Salud, es por falta de higiene, la cual no tiene su origen en aspectos educativos, sino en algo más simple y a la vez dramático: la escasez de agua potable. "No hay agua para tomar, menos para el aseo personal de los niños y sus padres", dice la responsable del Centro de Salud ubicado en la cabecera municipal. El suministro del líquido es irregular y, en el caso de Salaverna, el agua que llega a la comunidad proviene del bombeo hecho desde la minera Tayahua, comenta el maestro Prado Castañeda, al puntualizar que esta agua es salada a causa de los minerales. Además de sus problemas dentales, los niños de Mazapil presentan desnutrición en diferentes grados, de leve hasta severa, lo que entre otras repercusiones origina que los menores no desarrollen una altura normal. "Son gente bajita", señala Rodríguez Gutiérrez. La doctora relata que la alimentación de adultos y menores se basa en frijol y tortilla. Afirma que cuando sugiere a las amas de casa que den de comer verduras a sus hijos, algunas han respondido que no conocen esa clase de alimentos. Y de los huertos familiares, ni hablar, han sido un fracaso por la falta de agua. Ante este cruel panorama, el sacerdote José del Rosario Lamas Frausto, encargado del templo parroquial de San Gregorio Magno, admite que es complicado que los feligreses acepten la palabra de Dios. "Son creyentes pero se desesperan al ver que la ayuda material no llega; la gente anda siempre preocupada por la falta de empleo". Sin embargo, el prelado no se arredra y afirma que se hace hasta lo imposible para que los cinco sacerdotes que hay en todo Mazapil lleven la palabra del creador a sus habitantes. "Las distancias complican la labor de catequesis". Además, en cada misa los feligreses rezan y ofrecen la oración para pedir lluvia: "Dios todopoderoso, de quien depende todo nuestro ser, actividad y vida, concede a nuestros campos la lluvia necesaria, a fin de que, asegurado nuestro sustento diario, podamos, con tranquilidad, buscar los bienes eternos. Por nuestro señor Jesucristo, amén." Disculpe la incredulidad padre, pero ¿Sí funciona todo eso? pregunta el reportero. De buen humor, entre risas, el sacerdote contesta con un rotundo "¡Sí, claro que sí!", ha habido algunas lloviznas. En Mazapil podrá acabarse todo, menos la providencia de Dios, añade. Y es desde esta cabecera municipal, cuna de la evangelización de los pueblos del norte de la Nueva España, donde el próximo 20 de julio saldrá La Primera Cabalgata Internacional Unidos por la Historia: Mazapil, Zacatecas-Saltillo, Coahuila. El Rescate del Camino Real de los Texas. La cabalgata, señala el alcalde priísta Gelasio Huerta Briones, tiene la finalidad de que los ojos del país volteen hacia uno de sus municipios más marginados y, al mismo tiempo, festejar el aniversario 425 de la fundación de Saltillo, cuyos primeros pobladores llegaron precisamente de Mazapil. "La cabalgata durará cinco días y esperamos la participación de 3 mil jinetes. Ojalá sirva, cuando menos, para que las autoridades nos ayuden a construir una carretera que nos comunique con la red nacional, pues con eso saldríamos un poquito adelante", dice esperanzado Pedro Ascacio Ortiz, cronista municipal.
A 35 años del éxodo
"Hace como 35 años empezó a irse definitivamente la gente, cuando el mineral se acabó", narra don Guillermo Magallán, quien a sus 71 años de edad, dos o tres veces por semana, camina cinco kilómetros de subida para llegar a Aranzazú, en busca de piedrillas, oríferas y riscos, materiales que usa para elaborar anillos, collares y adornos de osos o patitos.
?Son gente bajita?, por desnutrición severa
Y si ahí la situación es difícil, en otras comunidades de Mazapil, como Palmas Grandes donde sólo viven 72 hombres y 59 mujeres un maestro atiende al mismo tiempo a niños que cursan de primero a sexto grado, relata Prado, mientras es rodeado festivamente por sus alumnos, quienes al sonreír muestran sus dientes amarillentos y llenos de caries.
Oración diaria: ?Concede a nuestros campos la lluvia necesaria?
Y en cuanto a la sequía, José del Rosario informa sobre la programación de peregrinaciones al cerrito Santa Cruz, a tres kilómetros de la cabecera municipal, para pedir que la naturaleza sea benigna y permita la llegada de las lluvias.