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La pasión Rarámuri

Luis Fierro | El Universal
Sábado 04 de abril de 2015

Los tambores resuenan en cada momento; la danza no se detiene por dos días; todos bailan en un estado de trance que los eleva a lo espiritual Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

Son Los Pintos que celebran la Semana Santa tarahumara, La Pasión sin Cristo, porque aquí no se rememora al nazareno Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

En la sierra chihuahuense los rarámuris veneran al dios Sol, en una ceremonia que conjuga el cristianismo con su tradiciones ancestrales Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

Es la lucha del bien y del mal, por eso es la festividad más importante para los habitantes nativos de las barrancas, porque al comunicarse con sus deidades, por medio del baile, están pidiendo que no falte el alimento, por la lluvia, para que la tierra dé fruto; para ellos es el arranque del año nuevo, el origen de otro ciclo del mundo Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

En el templo no hay sacerdote, rezos ni cantos; no hay viacrucis Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

En San José Baqueachi, municipio de Carichí, en Chihuahua, todo se lleva a cabo en silencio, la música de la flauta y el tambor es la que se eleva al cielo como si fuera una plegaria Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

Desde el miércoles llegaron caminando desde sus casas dispersas entre los cerros y cañadas; algunos lo hicieron durante unas ocho horas Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

El rito inicia el jueves, los hombres llevan sólo taparrabo, collera y lanza; el cuerpo lo cubren con lunares de lodo blanco Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

Por dos días y sus noches bailan casi sin comer, únicamente tomando tesgüino (la bebida tradicional de las ceremonias) Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

Las mujeres portan su vestido típico y permanecen como espectadoras Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

Otras cocinan el arroz, frijoles y asado de puerco en enormes ollas para que el pueblo entero coma al término, o hacen tortillas de maíz a mano Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

Luego adoran a la Virgen, a la cual llevan en hombros dos veces alrededor del templo entre hombres y mujeres, caminando en círculo, figura muy representativa para la etnia, pues les significa el universo Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

Después de intensas luchas cuerpo a cuerpo sabrán cuál bando habrá obtenido la victoria y, con ello, determinan si quemarán en la hoguera a Judas, que es una figura de hombre hecha con pasto y ropa, el cual representa al chabochi u hombre blanco, al invasor que los despojó de sus tierras y del que en esta fecha pueden burlarse y ver cómo se consume en las llamas Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

Al final no hay rencores entre los derrotados. Los hombres comerán juntos, las mujeres por su lado, pero todos beberán más tesgüino y seguramente se burlarán de quienes terminaron en el suelo Ariel Ojeda /EL UNIVERSAL

La pasin Rarmuri

El rito inicia el jueves, los hombres sólo llevan taparrabo, collera y lanza; el cuerpo lo cubren con lunares de lodo blanco, por dos días y sus noches bailarán casi sin comer, sólo tomarán tesgüino, la bebida tradicional de las ceremonias. (Foto: ARIEL OJEDA )


Video. Así se vivió la pasión Rarámuri en Semana Santa


Carichí

Los tambores resuenan en cada momento; la danza no se detiene por dos días; todos bailan en un estado de trance que los eleva a lo espiritual. Son Los Pintos que celebran la Semana Santa tarahumara, La Pasión sin Cristo, porque aquí no se rememora al nazareno: en la sierra chihuahuense los rarámuris veneran al dios Sol, en una ceremonia que conjuga el cristianismo con su tradiciones ancestrales.

Es la lucha del bien y del mal, por eso es la festividad más importante para los habitantes nativos de las barrancas, porque al comunicarse con sus deidades, por medio del baile, están pidiendo que no falte el alimento, por la lluvia, para que la tierra dé fruto; para ellos es el arranque del año nuevo, el origen de otro ciclo del mundo.

En el templo no hay sacerdote, rezos ni cantos; no hay viacrucis. En San José Baqueachi, municipio de Carichí, en Chihuahua, todo se lleva a cabo en silencio, la música de la flauta y el tambor es la que se eleva al cielo como si fuera una plegaria.

Participación de la comundiad

Desde el miércoles llegaron caminando desde sus casas dispersas entre los cerros y cañadas; algunos lo hicieron durante unas ocho horas. El rito inicia el jueves, los hombres llevan sólo taparrabo, collera y lanza; el cuerpo lo cubren con lunares de lodo blanco; por dos días y sus noches bailarán casi sin comer, únicamente tomando tesgüino —la bebida tradicional de las ceremonias—; las mujeres portan su vestido típico y permanecen como espectadoras, salvo las que cocinan el arroz, frijoles y asado de puerco en enormes ollas para que el pueblo entero coma al término, o hacen tortillas de maíz a mano.

El viernes, bajo el mando de los capitanes, que son ancianos respetados por todos los integrantes de la comunidad y que además marcan el ritmo de la música, bailan en fila por otras cinco horas, luego adoran a la Virgen, a la cual llevan en hombros dos veces alrededor del templo entre hombres y mujeres, caminando en círculo, figura muy representativa para la etnia, pues les significa el universo. La danza sigue.

La quema del chabochi

La mañana del sábado los rarámuris pelean. Los fariseos son el bien, Los Pintos el mal. Después de intensas luchas cuerpo a cuerpo sabrán cuál bando habrá obtenido la victoria y, con ello, determinan si quemarán en la hoguera a Judas, que es una figura de hombre hecha con pasto y ropa, el cual representa al chabochi u hombre blanco, al invasor que los despojó de sus tierras y del que en esta fecha pueden burlarse y ver cómo se consume en las llamas.

Al final no hay rencores entre los derrotados. Los hombres comerán juntos, las mujeres por su lado, pero todos beberán más tesgüino y seguramente se burlarán de quienes terminaron en el suelo. Es una fiesta para la comunidad, ya están bien con la luna y el sol, con Dios y el diablo, con la religión de sus antepasados y con la que los mestizos les impusieron.



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