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"En la cárcel conocí la libertad"

Justino Miranda / Corresponsal| El Universal
Sábado 09 de mayo de 2015

REALIDAD. En la cárcel el ambiente es presa de la tensión de las mujeres por realizar llamadas telefónicas a sus familiares. (Foto: ARIEL OJEDA / EL UNIVERSAL )

Presas dicen que el 10 de mayo, el anhelo se convierte en amargura

Cuernavaca.— Habla con la ilusión grabada en su rostro. Planea, proyecta, se ve en la fiesta de 15 años de su hija. El vestido, por supuesto, será decisión de la quinceañera, pero la misa religiosa, el video, los invitados, deben ser consensuados.

—¿Desde aquí organiza la fiesta?— se le pregunta.

—¡Claro! Aquí aprendí que todo se puede. Lo hago porque amo a mi hija y me ayudará la familia de mi esposo. Ella me dice que no, pero le digo que los 15 años sólo se cumplen una vez”— dice.

La custodia que presencia la entrevista en ese pasillo del Centro de Reinserción Social Femenil de Atlacholoaya, Morelos, parece asentir con la cabeza. Está a menos de un metro de distancia.

'Noble Fénix', seudónimo de la interna, tiene nuevas metas en la vida. La primera es organizar los 15 años de su hija, luego seguir estudiando arte, terminar su reclusión y después instalar un taller de mosaico veneciano y valenciano, con cuyo material realiza obras de arte. Las piezas son vendidas en el interior y exterior; sus ganancias forman parte del presupuesto para los 15 años.

Aquí, dicen las internas, el 10 de mayo es lo máximo, aunque ese día los anhelos se convierten en amargura. El ambiente es presa de la tensión por realizar llamadas telefónicas a sus familiares, pero en algunos casos el ostracismo es el mejor compañero porque nadie contestó a la madre en su día.

Aquí también se evoca a la progenitora, cuyos tratos calan en los recuerdos de algunas internas.

“He crecido, ya tengo hijos y nietos, sin embargo, mi anhelo sigue siendo escuchar de tus labios: ‘hija, soy tu madre, la que te causó tanto dolor’. Hay un corazón vacío y lo quiero llenar. Día con día le pido a Dios que me ames mamá. Tengo sed de ti, quiero morir en paz”.

La Jefa

'Noble Fénix' cumple sentencia de siete años por el delito de posesión de vehículo con reporte de robo. Su error fue aspirar a mas ingresos económicos con la renta de su garaje a un grupo de personas, cuya actividad verdadera era el robo de autos. El último vehículo escondido en su estacionamiento fue rastreado con el GPS. Los agentes de Investigación Criminal irrumpieron su domicilio y la detuvieron junto con su esposo, mientras los autores materiales del robo de autos lograban huir.

“Ella es 'La Jefa', la que hemos buscado tanto”, decían los agentes mientras la esposaban y en el otro cuarto su esposo era torturado para que delatara al resto de la supuesta banda.

'Noble Fénix' supera los 40 años y juzga que la mejor experiencia es apreciar que por lo menos este penal se ajusta a un proceso de reinserción social.

Su estancia la rubrica así: “La cárcel es igual que un cementerio: nos visitan y nos traen flores. En los panteones hay tumbas que han quedado en el olvido. En la cárcel hay quienes nunca han tenido una visita, han sido olvidadas, las han sepultado en cajas de concreto. Aquí hay alguien que siempre está esperando”.

La Leona

Durmió con la idea de que ese episodio de su vida era una pesadilla, una lección pasajera, pero al despertar era 10 de mayo. Las rejas fueron su única compañía en ese primer festejo sin ver a sus hijos.

'Luna', seudónimo de la interna, encaró entonces la otra vida que desconocía, aquella cubierta de suciedad, aislamiento y abandono. Purga condena por el delito de fraude, aunque alega suficientes razones para acreditar su inocencia. Su abogado, el socio, las autoridades del Ministerio Público, todos se confabularon, dice.

Entró al penal con la suficiente tortura sicológica, vejada por la justicia e incomunicada las primeras 24 horas. 'Luna' conserva su imagen de mujer profesionista. De su acusador sólo pide que algún día sea sometido por la ley.

En este penal el comienzo de cada interna es diferente pero todas fueron paridas por una Leona: la cárcel. “Aquí las mujeres entran siendo niñas, aunque sean adultas, porque no tuvieron madres. Aquí desconocen la palabra padre, porque no hubo amor, por el contrario, hay recuerdos amargos porque las violaban, las prostituían. Todos tenemos miedo de entrar a la cárcel pero yo aquí conocí la libertad”, afirma 'Luna'.



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