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Historia. Héroes anónimos quedan en el olvido

Amalia Escobar / Corresponsal| El Universal
Jueves 05 de junio de 2014
<b>Historia.</b> Hroes annimos quedan en el olvido

APOYO. Jesús García, quien ayudó en el rescate de menores, vive postrado. (Foto: AMALIA ESCOBAR / EL UNIVERSAL )


HERMOSILLO

La casa de Ofelia Quintero, ubicada en la calle Jornaleros esquina con Ferrocarrileros, sirvió como refugio provisional donde depositaron a 35 niños rescatados de la guardería ABC, durante el incendio.

Recuerda que las maestras salían con los niños en brazos, sin rumbo fijo, y ella llegó corriendo para salvar a su nieto, pero al ver el caos y la desesperación, ofreció su casa para que los alejaran del peligro.

“Ese día hacía un calorón, muchos niños salían con la piel derretida, mi casa era un solo llanto de los niños, unos asustados y otros quemados, maestras quemadas cuidándolos, calmándolos, las madres afuera gritando, queriendo sacar a sus hijos, policías resguardando la casa, periodistas, fotógrafos, gente que sólo quería ver”, comenta.

Pasaron los meses y Ofelia sentía que se estaba volviendo loca porque a toda hora escuchaba gritos y llantos, que la ensordecían de día y de noche, hasta que recibió atención psicológica.

La gente conoce el domicilio como La Casa Verde; “no he querido pintarla, se ha deteriorado la pintura, pero deseo que permanezca así, como el refugio que fue”, subraya.

A cinco años de la tragedia no ha recibido ninguna visita de los padres de los niños ni de las maestras, y justifica que puede ser un episodio difícil para revivir, situación que comprende.

Pide ayuda

El día de la tragedia, Jesús García Ibarra apenas podía caminar con una andadera ortopédica, pues padece una enfermedad de la columna vertebral; sin embargo, aún así estuvo ayudando a la gente que en estado de desesperación trataba de abrir un boquete con cinceles y marros, cuando la guardería ardía.

Su casa sirvió de refugio para nueve niños que fueron trasladados por dos jóvenes.

“Ellos pidieron cobijas, se empapaban con agua y entraban por niños; uno de ellos rescató a tres; el último salió con su cabello y partes de piel quemada, sin decir palabra se fue, recogió sus cosas y nunca volvimos a saber de él, era de Mexicali”, comenta.

Ahora, Jesús García Ibarra, quien vive en la calle Vaqueros y Ferrocarrileros, colonia Y Griega, casi frente a la bodega donde inició el incendio que se extendió a la guardería ABC, pide ayuda para que lo internen porque ya no puede caminar, vive solo y se sostiene con la venta de retretes que le dejan a consignación.

Asegura que ninguna persona relacionada con el incendio de la guardería lo ha visitado.



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