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Danna y sus enormes ganas de vivir

Amalia Escobar| El Universal
Miércoles 04 de junio de 2014

Han pasado cinco años del incendio, y aunque hay aún muchas heridas abiertas, en el hogar de Danna Paola comienzan a quedar atrás aquellos negros días cuando los médicos dijeron que la menor no podría caminar, ni hablar Amalia Escobar

No sólo brinca, corre por toda la casa y habla sin parar, sino que su nombre ha estado cinco veces en el cuadro de honor de la escuela. A un lustro del siniestro se ha convertido en la luz y en el gran orgullo de sus padres Amalia Escobar

Pese a que le amputaron nueve deditos de sus manos y ha sido operada 18 veces de su cara y cuerpo, Danna Paola, a sus 7 años, es feliz y tiene muchas ganas de vivir”, expresa su madre Amalia Escobar

César Fernando soñaba con ser bombero, pero ahora también quiere ser maestro y le encanta jugar futbol Amalia Escobar

Estudiante del segundo año de primaria, César Fernando tenía apenas 3 años cuando vivió la tragedia de la guardería: hoy continúa su proceso de rehabilitación en el Hospital Shriners de Sacramento Amalia Escobar

Las estancias son largas, algunas de hasta cuatro meses, pero César Fernando ve una ventaja: ya sabe hablar inglés Amalia Escobar

Danna y sus enormes ganas de vivir

RECUPERACIÓN. Hoy, la pequeña Danna puede correr, brincar y jugar; sus heridas externas e internas han comenzado a sanar. (Foto: AMALIA ESCOBAR / EL UNIVERSAL )


Danna Paola, quien cursa el tercer grado de preprimaria, llega muy contenta de la escuela con una tarjetita en la mano que dice: “Mamá te amo”, y se la entrega a su madre. “Mañana haré la de papá”, señala.

¿Estás contenta, Danna Paola?, se le pregunta.

Sí. Estoy contenta porque voy a tener un hermanito.

Después, la niña, sobreviviente de la tragedia de la guardería ABC, toca el vientre de su madre y expresa: “Se llamará Mateo”.

Han pasado cinco años del incendio en el cual murieron 49 niños, y aunque hay aún muchas heridas abiertas, en el hogar de Danna Paola comienzan a quedar atrás aquellos negros días cuando los médicos dijeron que la menor no podría caminar, ni hablar.

Hoy, con constancia en la rehabilitación, la niña no sólo brinca, corre por toda la casa y habla sin parar, sino que su nombre ha estado cinco veces en el cuadro de honor de la escuela. A un lustro del siniestro se ha convertido en la luz y en el gran orgullo de sus padres.

“Pese a que le amputaron nueve deditos de sus manos y ha sido operada 18 veces de su cara y cuerpo, Danna Paola, a sus 7 años, es feliz y tiene muchas ganas de vivir”, expresa su madre, Marisol Montaño, quien recuerda que la niña sólo tenía 2 años y tres meses cuando el incendio de la guardería le marcó la vida y su pequeño cuerpo.

El camino de la recuperación de Danna ha sido muy difícil, desde su traslado, el 6 de junio de 2009, al Centro Médico del Occidente en Guadalajara, donde irresponsablemente les comunicaron que tendrían que amputarle los brazos y las piernas a la niña, hasta su llegada al Hospital Shriners de Sacramento, California, donde comenzó la rehabilitación en serio.

A consecuencia de las quemaduras, Danna Paola no pudo caminar por más de dos años. Vivió operación tras operación para extraerle piel para hacerle injertos y rehabilitarle tejido.

El IMSS no cumple

Pese a la recuperación de Danna Paola, hay preocupaciones que aún persisten en la familia.

Marisol Montaño señala que a menudo ella y su esposo “batallan” para que del fideicomiso creado para atender a los niños sobrevivientes del incendio —el cual maneja el IMSS—, fluya el dinero de los viáticos para cubrir los viajes al Hospital Shriners de Sacramento.

Comentó que hace días le negaron atención y unas radiografías en el Hospital privado CIMA, porque el IMSS no ha pagado.

Danna Paola tiene una pensión vitalicia, pero su madre lamenta que el dinero no alcanza porque el IMSS les debe dotar de medicamentos y cremas para la piel que son caras, y si no las tienen a tiempo deben comprarlas porque el tratamiento de la menor no debe parar.

“Toda la vida Danna va a estar en tratamiento. Ahorita estamos batallando porque subió cuatro kilos en los dos últimos meses; la piel se le estiró y tenemos que llevarla de nuevo a Sacramento a que le hagan otros injertos. Hace poco pesaba 13 kilos, ahora pesa 26 kilos, usaba talla para dos años, ahora usa para cuatro años”, expresó la madre de la pequeña sobreviviente.



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