La empresa “Península Maya Developments” se desistió ante la delegación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de continuar con el procedimiento de evaluación de su proyecto “La Ensenada”, en la isla de Holbox, dentro del área natural protegida de Yumbalam, al norte de Quintana Roo.

Un representante de la compañía, encabezada por el empresario, Fernando Ponce -concesionario de Bepensa-Coca Cola en la Península de Yucatán- entregó el oficio de desistimiento ante la delegación de la Secretaría, la tarde de ayer.

El delegado de la dependencia, Raúl Omar González Castilla, confirmó a EL UNIVERSAL, que los empresarios decidieron retirar su proyecto, sometido a evaluación desde octubre del 2012.

El procedimiento se suspendió en noviembre de ese mismo año, luego de que la empresa se amparase en contra de la solicitud de información adicional que le pidió la Secretaría de Medio Ambiente.

Sin embargo, el trámite fue repuesto el 29 de mayo pasado, por orden de un juez federal. Sin embargo, la empresa canceló el trámite.

“Con esto queda concluido el procedimiento de evaluación. Un representante entregó un escrito en el que expresan su voluntad de dejar sin efectos el trámite.

“Los promoventes tienen derecho a someter su proyecto nuevamente, pero deben plantearlo de forma distinta, con otra MIA, lo que implica comenzar prácticamente de cero”, indicó González Castilla.

El funcionario atribuyó la determinación de la empresa a la “fuerte presión social” que ha existido sobre el proyecto, a ubicarse en un predio de 980.05 hectáreas, aprovechándose una superficie de 93.21 hectáreas, es decir, apenas un 9.51 por ciento del total.

En el terreno, ubicado en la llamada “isla grande” de Holbox, se pensaba construir y operar tres hoteles boutique, en una superficie de 8.65 hectáreas, 872 unidades residenciales con densidad variable, desde lotes inmobiliarios unifamiliares, hasta villas y condominios, en 114.57 hectáreas.

Contemplaba una villa-pueblo con aproximadamente seis mil metros cuadrados de espacio comercial; canales internos en 34.72 hectáreas, además de caminos y servicios con 23.86 hectáreas, que se ubicarían sobre una superficie de 183.24 hectáreas.

Incluía además dos campos de golf, una marina para 200 barcos, un puerto en nueve hectáreas, un helipuerto, clubes de playa y pesca.

La inversión programada alcanzaba los tres mil 200 millones de dólares americanos.

El proyecto provocaría fuertes impactos ambientales dentro de la isla, pues requeriría del dragado de la Laguna Yalahau para canales de navegación, lo cual va en contra del decreto del Área de Protección de la Flora y Fauna de Yumbalam.

Además, organizaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), a través de sus oficinas regionales en Cancún, advirtieron que la empresa falseó información en torno a la superficie de manglares en el predio, reportando ante la Semarnat, una cantidad menos, a la realmente existente.

El desarrollo era considerado una amenaza para el hábitat del manatí, especie en peligro de extinción, lo mismo que para las tortugas marinas, los flamencos rosados y aves migratorias, y se temía de la presión sobre especies como el Tiburón Ballena.

crs