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Historia Su quinto hijo tuvo que nacer en el pasto

El Universal
Jueves 10 de octubre de 2013

JALAPA DE DÍAZ

Cristina López Durán no sabe leer en español, pero vio la foto de Irma y preguntó qué había pasado. Pidió que alguien le leyera el periódico.

“A mí me hicieron lo mismo, no me atendieron”, traduce una intérprete de la primer mujer que este 2013 tuvo un parto sin cuidados médicos en la puerta de la clínica de Jalapa de Díaz.

Su quinto hijo nació en la madrugada del 18 de julio, apoyada por su esposo y una enfermera que apareció hora y media después de tener al niño a la intemperie.

Narra que cuando llegó la policía de su agencia, conocida como Camino de Ixcatlán, tocó la puerta de la casa de la enfermera, del doctor. Nadie salió.

En la clínica no hay servicio nocturno, pero “ellos viven cerca; pensamos que nos iban a atender”, explica.

Cristina tiene 29 años, es casada y, según las costumbres del municipio, requiere autorización del esposo para hablar.

Pero éste la apoya, asegura, y ella quiere que su caso también lo conozcan las autoridades “para que no vuelva a pasar”, por eso habla de lo ocurrido el 18 de julio.

En aquella ocasión no puso queja, ni demanda. Fue atendida después del parto, le extendieron el documento oficial y le dijeron que se fuera a su casa.

La citaron una semana después para revisar a su hijo y buscar algún método anticonceptivo para regular sus embarazos. Ha vuelto, pero con el pesar de esperar a que la atiendan “hasta que quieren”.

La Hoja del Recién Nacido la firmó Angélica Espiridión Gregorio, enfermera responsable. Colocaron la huella del menor y pusieron la hora del nacimiento: 01:10 del 18-07-13, aunque la atención fue después y el parto, lo hizo sola.

La doctora Cecilia Ruiz Bautista firmó las indicaciones médicas del recién nacido. Así, el incidente quedó como si no hubiera sucedido.

Cristina asegura que si le dieran la oportunidad, también denunciaría este hecho. Se quejan del desinterés en la clínica, pero “nadie dice nada”.

Ahora se siente mejor, cuenta, pero el 18 de julio llegó a la clínica “con mucho dolor”, pero desconocía que no atendían en la noche.

Su quinto hijo nació en el césped de la clínica, al pie de las escaleras. Recordarlo la enoja, porque dice que no pudo hacer nada.

Recomienda a las mujeres de su comunidad que no vayan a la clínica: “Las enfermeras nunca están, nunca se encuentran”.

Asegura que “es feo pasar por lo que ella pasó”. En el centro de salud, dice, se necesitan mejores médicos y más personal.

“Que las mujeres embarazadas busquen algún lugar donde puedan atender a sus bebés”, comenta a través de la traductora.

Dice que ninguna autoridad la ha buscado para conocer su caso. Tampoco sabe cómo hablar con el personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, para que consideren en la investigación su caso.

Cristina narra que ella y su hija se sienten bien, pero que la asustó dar a luz así. La entrevista es breve, se siente rara frente a la cámara y a veces sonríe.

Pero frunce el ceño cuando habla de la clínica, de lo que padecen a diario hombres y mujeres que deben acudir a ese hospital, donde se atienden quienes tienen más posibilidades. (Agencia Quadratín)



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