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Se forjó con Buñuel y Marceau, amó a Julio Bracho y a Brynner

Fernando Figueroa| El Universal
Domingo 31 de enero de 2010
Sin lugar a dudas, Rosenda Monteros tiene una de las carreras artísticas más interesantes entre los histriones mexicanos del último medio siglo

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Sin lugar a dudas, Rosenda Monteros tiene una de las carreras artísticas más interesantes entre los histriones mexicanos del último medio siglo.

A los 18 años era “una bailarincita” a la que le tocó alternar con Mario Moreno Cantinflas en la inauguración del Teatro Insurgentes, con la obra Yo, Colón y al paso del tiempo se convirtió en una actriz que trabajó para Luis Buñuel en Nazarín, alternó con Yul Brynner y Steve McQeen en Los siete magníficos, actuó al lado de Marcel Marceau en París, encabezó la telenovela Valeria en la era de Emilio Azcárraga Milmo, trabajó con James Mason en Tiara Tahití , además de realizar producción y dirección teatral.

Actualmente forma parte del elenco de la Compañía Nacional de Teatro, “es el lugar donde debo estar, el sitio donde puedo aportar mi experiencia para que este grupo marque un hito en la historia cultural de México”. El mes próximo iniciará ensayos de Nathan el sabio, de Gotthold Ephraim Lessing, bajo la dirección de Enrique Singer.

Entre Buñuel y Marceau

A Cantinflas lo recuerda como “alguien muy agradable, gentil, serio, respetuoso. Nunca lo vi enojado. En los ensayos nos invitó a su casa de Acapulco. Sí era serio, pero a veces nos empujaba a la alberca y se rompía el turrón”.

De Buñuel: “Con él sí platiqué mucho y me anunciaba juegos secretos que ponía en práctica para turbar a las figuras de la película (Nazarín). Me decía que yo era un limón verde; nunca supe si era elogio o crítica, pero él me sugirió que me fuera a trabajar a Europa”.

De Marcel Marceau: “Cuando lo conocí, me preguntó qué era yo. Le dije que actriz y bailarina. Quiso saber si me interesaría trabajar con él y le contesté que no me sentía capacitada. Entonces replicó que eso lo decidiría él y no yo. Hice una extraña prueba ante su compañía; pusieron música y Marceau me dijo que hiciera lo que yo quisiera. No diría que bailé sino que me moví al ritmo de esa música, hasta que terminó la pieza. Marceau pidió que la gente votara; todos levantaron la mano y él dijo que me aceptaban por unanimidad.

Con Yul Brynner sucedió algo más que una relación de trabajo: “Hubo enamoramiento, un noviazgo”. La única vez que se casó fue con Julio Bracho, pero el matrimonio sólo duró dos años y medio.

Extraña “la Televisa de Avenida Chapultepec, cuando nos daban los libretos con 15 días de anticipación y no media hora antes”. También extraña a Emilio Azcárraga Milmo, “un hombre generoso, impactante y hasta guapo”. Y extraña a Juan José Arreola, con quien hizo televisión cultural. Y a Ofelia Guilmáin, con quien compartió escenarios y vida cotidiana y a su gran maestro en montajes clásicosÁlvaro Custodio.

 

 



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