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VENECIA.— México pasó con mención honorífica su presentación en todas las secciones en las que estuvo presente en la muestra y eso lo demostró ayer Eugenio Polgovsky que con su documental Los herederos dejó muy alto el listón en la Sección Horizontes y cerró con broche de oro la presencia mexicana en esta polémica 65ª edición del festival.

Un documental que narra la crudeza del trabajo de los niños en el campo mexicano, asolado por la pobreza y la injusticia social. Sin embargo, a pesar de mostrar sin complacencias esta dura realidad, Polgovski logra acercarse con respeto y dignidad a esta parte de México sin intenciones políticas ni manipuladoras, algo muy apreciado por los espectadores y la crítica internacional.

Después de una emotiva presentación en la Sala Grande del Festival, EL UNIVERSAL habló con el director que tras su valiente Trópico de Cáncer, se acercó una vez más a la realidad mexicana y durante más de tres años trabajó para hacer posible este documental dirigiendo, escribiendo y fotografiando todo el filme, “el proyecto tardó mucho en poder concretarse, pues tuvimos que hacer diferentes viajes a Guerrero, Oaxaca, Sinaloa, Nayarit, Veracruz y Puebla. Y cada uno de ellos requirió una producción completamente distinta, tuvo su propia naturaleza y dificultades”, nos aseguró Eugenio quien además, tuvo que hacer un gran trabajo de campo para poder acercarse a las familias que retrata en este material.

“Para poder ser aceptado en las comunidades y me dejaran filmarlas tuve que tener un conocimiento previo de las costumbres y personas de cada zona.

Pero, ¿cómo surgió la inquietud de centrar el trabajo en los niños trabajadores? Eugenio nos respondió, “en mi anterior documental, Trópico de Cáncer, estuve en el desierto de San Luis Potosí con familias pobres que sobreviven sacando animales muertos del desierto y vendiendo las pieles de las serpientes, las ratas. Al convivir con estas familias me di cuenta de lo importante que son los niños, pues siempre colaboran en algo. De ahí surgió mi inquietud de construir una pieza en la que se viera cómo los más pequeños son el motor generador que hace que las familias más pobres sigan adelante gracias a sus ganas de sobrevivir”.

El cineasta también reflexionó, “mi principal motivación es rescatar la humanidad de estos niños. Quiero crear conciencia de la situación tan precaria en la que viven y crear una discusión social en todos los niveles, pues ellos también merecen un lugar en nuestra realidad como país.

Una experiencia con la que Polgovsky se comprometió profundamente y que por lo mismo, en ocasiones fue muy dolorosa, “hubo momentos muy duros. Era difícil ver a los niños más pequeños en situaciones de abandono, a los niños en las ladrilleras o en las plantaciones de ejote pasando horas de al sol en condiciones muy precarias. Fue doloroso estar ahí porque me hubiera gustado poder hacer mucho más por ellos pero tengo limitaciones y lo mejor que he podido hacer al respecto es intentar comunicar lo que está pasando e invitar a que otros también ayuden. Esto es algo que busca despertar una voluntad social, política, de los medios”, aseguró el director que también pone el dedo en la llaga en la difícil situación por la que atraviesa nuestro país, “estamos viviendo tiempos difíciles porque hay una mala distribución de la riqueza.