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Jacqueline Andere vive la madurez con dignidad

El Universal
Lunes 12 de junio de 2006
Nunca se consideró bella, ´sólo mona, guapilla pues´, aunque en sus inicios como actriz sufrió algunos acosos sexuales; le gustaría tener una pareja, pero no para casarse

Belleza, elegancia, porte y distinción son, sin duda, las características que definen mejor a Jacqueline Andere, sin embargo ella sólo se considera "mona, guapilla pues".

Vaya, qué ocurrencia de Jacqueline, si sigue siendo una de las mujeres más atractivas de nuestro medio artístico, la prueba nos la dio el día que platicamos en su residencia del Pedregal de San Ángel. Lucía hermosa, a pesar de una severa infección intestinal, "de la que, por fortuna, ya voy saliendo", aseguró.

Camino al jardín, comentó lo mucho que ha bajado de peso y nos mostró cómo le queda floja la cintura del pantalón, "pero no me aterra verme sin atractivo físico", confiesa, "¿Y saben por qué?, porque nunca he creído ser poseedora de gran belleza, majestuosa e impactante como la de María Félix o Dolores del Río. Fueron tan grandes, como fuera de serie".

Hace hincapié en que todo el tiempo ha sido solamente "mona, guapilla, y nada más". En cambio está convencida de que La Doña y Dolores "sí deben haberse aterrado cuando fueron perdiendo su hermosura".

Jacqueline pasea por el jardín, aprovechando la soleada mañana. A Andere no le preocupa perder su atractivo a causa de los años, "porque nunca he sido, insisto, de esas mujeres que dónde quiera paran el tráfico. No afrontaré con los años choque emocional alguno por esa razón. Además, cuando se entra a la madurez deben llevarse los años con dignidad y aceptar las cosas como son".

La actriz, cuyo verdadero nombres es María Esperanza Jacqueline Andere, originaria del DF, está preparada, dice, para los cambios físicos, "aunque, claro, siempre se quieren eliminar las arruguitas de aquí o de por allá para mantenernos bien. Pero así como me ven, no hago dietas ni voy al gimnasio, bueno, ni hago caminatas por casualidad".

Acepta que su talón de Aquiles "es el estómago y se debe al estrés, que me trae invariablemente loca".

Diez años de soledad

La vida no ha sido tan fácil para Jacqueline Andere, quizá por ello reafirma que la existencia de una artista "no es, no ha sido ni será nunca color de rosa". Por ejemplo, explica, "desde los 16 años viví sola. Eso me formó y fue clave en mi vida, me moldeó, como dice la canción, a todo pulmón".

La protagonista de las películas Noche violenta, Las bestias jóvenes y La casa del pelícano vivía en Estados Unidos con unos tíos, al tiempo que su mamá radicaba también en el vecino país, pero con el padrastro de Jacqueline, "fueron cuatro años los que duré allá, pero un día decidí volver a México. Renté un departamentito en la colonia Cuauhtémoc, en Río Duero. El piso era de madera y prácticamente se hacía pedazos; la mayoría de las veces caían mis tacones entre las ranuras, con peligro de tropezar".

La mamá de Jacqueline, con más de 80 años de edad, vive hoy con su hija. Nunca abandonó a Jacqueline económicamente, aunque a su hija nunca le alcanzaba el dinero, "por eso busqué un trabajo para complementar mis gastos. Mi meta siempre fue ser actriz y me metí de extra en Televicentro. De los 50 a los 60 pasé 10 años de lucha intensa. Tuve que defenderme sola y sí, sí tuve varios acosos sexuales: porque todo mundo te quiere fajar. No crean que tenía tanto pegue. Inclusive por escuálida gané un rol en El ángel exterminador. Pero esos años me templaron, me hicieron fuerte".

De vuelta a la soledad

Hay dos cosas que ha añorado y añora profundamente: contar con un grupo de amigas de toda la vida y el calor de hogar, "cuando joven estuve limitada de amistades. Nunca cultivé amigas de toda la vida, de esas que son casi hermanas y confidentes".

"Por otro lado, lo que más anhelaba era una familia. Fui hija única y viví separada de mis padres. Jamás disfruté el calor de hogar. Alcancé la meta hasta casarme con José María (Fernández Unsaín). La ilusión me duró 32 años a su lado y con mi hija (Chantal). Quizá por eso las fiestas navideñas siempre me han agobiado y mucho, aún en la actualidad.

"Prefiero irme a casa de algunos amigos, sobre todo ahora que Chantal se ha casado. La extraño, pero, por su buen matrimonio, no me preocupa mucho. Vive cerca de aquí, aunque no nos vemos con frecuencia."

Quizá por lo anterior, la actriz no piensa volver a casarse, "pero eso es muy distinto a tener una pareja. Eso sí, que cada quien viva por su lado. Sólo quiero una pareja con quien charlar, comentarle cómo me fue en el trabajo, decirle que me fue bien o de la fregada. Pedirle un consejo, una opinión. Es lo que más extraño por la ausencia de José María. No tengo con quién compartir mis problemas y mis aciertos; mis alegrías y tristezas".

En su enorme y bella casa, rodeada de hermosas y escandalosas aves multicolores, así como de su servidumbre, vive Jacqueline. A cambio, señala: "No he tenido golpes terribles o trágicos. Cuando viví sola afronté hechos desagradables, pero los superé. En resumen, mi momento más difícil fue la muerte de José María y, lo más bello, el nacimiento de Chantal. Esto es y ha sido mi vida".

Comentarios: josezuniga@todito.com



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