Si antes de ver El método Grönholm , Carlos Monsiváis se reunía a buscar trabajo, después de apreciar el montaje dirigido por Antonio Castro, su rechazo a ser víctima de esos odiados procesos de selección de personal en las empresas lo hizo resistirse aún más.

Y es que el intelectual, quien el jueves pasado fungió como uno de los padrinos de honor durante la develación de la placa por las 100 representaciones de la obra, simplemente reprobó los examenes a los que son sometidos los aspirantes a un empleo.

Con la palabra maravillosa definió el escritor al El método Grönholm , cuyos protagonistas son los histriones Roberto Blandón, Anilú Pardo, Emilio Guerrero y Miguel Rodarte, y que es producida por Morris Gilbert y Federico González Compeán.

Además del popular escritor, Laura García, Nicolás Alvarado y Pablo Boullosa, conductores del programa de televisión La dichosa palabra , fungieron como invitados de honor de la puesta en escena original de Jordi Galceránque se presenta en la Sala Chopin.

"Me parece excelente, las actuaciones se juzgan por sí solas; son un aplauso por sí mismas, la única moraleja es que no voy a solicitar trabajo en mucho tiempo", comentó Monsiváis.

El hilo conductor de la historia gira en torno a la experiencia de los cuatro últimos candidatos a obtener una plaza de ejecutivo en una importante empresa transnacional, en la que el público será testigo de la crudeza sicológica a la que son sometidos con tal de obtener el puesto.

En una habitación, Fernando (Blandón), Mercedes (Pardo), Enrique (Guerrero) y Carlos (Rodarte) mostrarán su poder de despedazarse el uno al otro, con tal de obtener el empleo, haciendo uso de un fino humor negro.

Con sombreros de obispos, toreros, payasos y políticos, los cuatro personajes realizan una ácida crítica a diversos sectores de la sociedad, pero todo relacionado con las relaciones humanas, y las técnicas empleadas en las grandes empresas para seleccionar a su personal.

"Estas 100 representaciones son el significado de un logro enorme; le hemos invertido mucho esfuerzo y pasión al proyecto, y con ello grandes satisfacciones para todos los que intervenimos en la obra", expresó Miguel Rodarte.

En relación con su personaje de Carlos, el histrión refirió que: "Busqué no caer en el lugar común, tratar de encontrar un tipo de personaje que tuviera inspiraciones más de tipo intelectual.