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Una de las canciones del próximo disco de Raphael se titula “Sexo sentido”, es de Manuel Alejandro (como todas las del álbum El reencuentro) y saldrá a la venta en México y España el 30 de abril. No todo es sexo, también hay una canción feminista (“El mundo será de ellas”), una ranchera (“Te olvidaré a mi manera”), una balada romántica (“Eso que llaman amor”), otra de desencuentro amoroso (“Enfadados”) y “Cuatro estrellas”, cuyo título alude a la esposa del cantante y sus tres hijos, y que habla de alguien que “prefirió la gloria a una vida sin sentido”.

“Cuatro estrellas” es una canción hecha a la medida...

Es que Manuel Alejandro me lo hace todo a la medida, por eso estoy tan contento con este reencuentro. En alguna celebración mía, bodas de plata o algo así, cada invitado que llegaba ponía su firma. En esa ocasión, a él le tocó firmar después que mi sastre, y se le ocurrió poner: “su otro sastre” (ríe).

¿”Enfadados” también está hecha la medida?

Ja, ja. Lo que pasa es que el compositor tiene el libre albedrío de entrar y salir de mi persona cuando quiera.

¿En su vida personal prefiere callar cuando hay conflictos con la pareja?

No. Lo ideal es buscar el momento para hablar.

¿Con Alejandro había grabado un tema tan atrevido como “Sexo sentido”?

Creo que no. La letra no me parece tan fuerte, es incluso suave, pero estoy de acuerdo con las cosas que dice.

¿Todo se vale en el sexo?

Depende de cómo se hagan las cosas, sobre todo si queda entre dos.

¿Cuántos años lleva casado con Natalia?

El 14 de julio cumplimos 40 años y todo parece indicar que nos entendemos muy bien, ja, ja.

¿Cuál es la receta?

No hay receta, sobre todo cuando se encuentran almas gemelas. El matrimonio es una lotería en la que uno apuesta y luego hay que alimentar la relación todos los días con muchos detalles.

¿Es preferible el yugo franquista en cuestión sexual o el destape?

El yugo nunca es preferible. La gente necesita libertad para hacer lo que quiera, sin molestar al de al lado. Eso es la democracia.

¿Usted es de derecha, de izquierda o de centro?

Soy totalmente liberal, con ideas propias, a quien no le molestan las ideas de los demás. Alguien a quien políticamente no le gusta hablar de lo que no entiende.

¿Cómo ve la monarquía española en pleno siglo XXI?

España es muy “juancarlista”, tanto como monárquica no lo sé, pero queremos mucho al rey. Los tiempos cambian pero siempre con respeto para la familia real.

¿Qué opina del caso Urdangarin (yerno del rey)?

Es algo que él (Urdangarin) deberá resolver dando la cara, como cualquier otra persona. Los jueces son los que tienen ahí la voz, no yo.

¿Es amigo del rey?

Te diré algo que entenderás: el rey es amigo de todos los españoles en general y de ninguno en particular.

¿Cómo se vive la crisis económica en España?

Con preocupación pero las crisis se arreglan trabajando tres veces más.

Actualmente están remodelando la Alameda Central. ¿Cómo recuerda aquella presentación de 1968?

Fue un concierto un poco improvisado porque yo quería cantarle gratis al pueblo. Lo organizaron como pudieron y se armó la que se armó. Pasé miedo porque tuvieron que sacarme de ahí con muchas dificultades.

¿Fue muy amigo de Raúl Velasco?

Tal vez con Jacobo (Zabludovsky) haya más confianza, pero sí fui amigo de Raúl. No han inventado nada mejor que Siempre en domingo.

¿Tener el hígado de otra persona no es tan fuerte que se requiere ir al sicólogo?

Es complejo, pero soy muy buen sicólogo de mí mismo. Me parece genial tener la energía de hace 30 años y un cerebro que ha vivido algunos años más. El otro día alguien me decía que yo estoy jugando en la vida con ventaja, ja, ja.

¿Qué opina de las imitaciones que han hecho de usted en programas de México?

No los he visto, pero siempre he dicho que no se imita lo que no se admira. Algunos lo hacen con mejor gusto que otros; es un arte difícil.

¿Para usted es igual cantar en Pachuca que en París?

Es exactamente lo mismo. Mucha gente no me cree eso, pero es verdad.

En la novela “Este que ves”, Xavier Velasco dice que se aprendió todas sus canciones oyéndolas en la radio, junto a las empleadas domésticas de su casa.

El secreto de mi vigencia es que pertenezco a cada casa. Siempre me cruzo en algún punto de la historia de la gente. Los críticos se extrañan de que mi público tenga un 60 por ciento de jóvenes; pasa que me oyeron en discos de padres o abuelos.