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José Mujica, marca indeleble

José Vales / Corresponsal en Sudamérica| El Universal
Sábado 28 de febrero de 2015
Jos Mujica, marca indeleble

GESTIÓN. El que se va es un presidente ícono no sólo en Uruguay, sino en toda Sudamérica. (Foto: ILUSTRACIÓN: CARLOS RIVAHERRERA )

Su humildad, su forma de vivir y de entender la política, su austeridad y bonhomía, hicieron del presidente saliente de Uruguay un personaje muy popular

José “Pepe” Mujica, abandona el domingo la presidencia para regresar al Senado y, de tiempo completo, a la tranquilidad de su humilde chacra (granja), poniendo punto final a una gestión que, a pesar de los claroscuros, dejará una marca indeleble en Uruguay por tres políticas puntuales: la apertura a la inversión externa, el casamiento para las personas del mismo sexo y las diversas leyes de carácter civil, como la legalización de la mariguana y la recepción de los detenidos que estaban en la base militar estadounidense de Guantánamo, en Cuba.

En esa lista de políticas que marcan una época, Mujica puede mostrar junto a su particular estilo de moverse entre los pasillos del poder, la despenalización del aborto y una mejora en todos los índices macroeconómicos, a pesar de que el propio presidente saliente declaró que le hubiese gustado “terminar con la pobreza”.

Ayer, en un acto publico de despedida ante miles de simpatizantes, Mujica dijo en Montevideo: “No me voy, estoy llegando, me iré con el último aliento y donde esté, estaré por ti, estaré contigo, porque es la forma superior de estar con la vida. Gracias, querido pueblo”. “Si tuviera dos vidas las gastaría enteras para ayudar en tu lucha (la del pueblo), porque es la forma más grandiosa de querer la vida que he podido encontrar a lo largo de mis casi 80 años”, subrayo.

El que se va es un presidente ícono no sólo en Uruguay, sino en toda Sudamérica. Su humildad, su forma de vivir y de entender la política, su austeridad y bonhomía, hicieron de Mujica un personaje con popularidad a nivel internacional. En estos años al frente de la presidencia podía aparecer en una tlapalería comprando una manguera para el baño o conducir su “vocho” y levantar a un joven que en la ruta se encontraba haciendo auto stop. Así ha sido Mujica, desde que fue uno de los líderes guerrilleros del Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros), hasta el último día de su presidencia.

Una presidencia que en materia económica no innovó respecto a las directrices que había marcado en su primera gestión Tabaré Vázquez, quien sucede mañana a Mujica.

Con una inflación interanual que ronda el 16% y un desempleo en torno de 6.6 puntos, la revalorización de la moneda fue uno de los ítems que a Uruguay le hizo perder competitividad frente a sus vecinos del Mercosur, con los que no pudo encontrar puntos de acuerdo. Principalmente con Argentina, un país con el que la administración Mujica mantuvo la puja hasta el final. “Heredó ese problema del anterior gobierno, pensó al principio que podría solucionarlo con su carisma y se dio cuenta de que el problema era más profundo y lo dejó en la columna del debe”, según la opinión de la politóloga, Paz Millet.

En días pasados, en una entrevista con un diario argentino, Mujica decidió despedirse de Argentina, siempre aferrado a su estilo, a la altura de las relaciones que mantuvo con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

“Argentina no acompaña un carajo la integración con el Mercosur”. En esa columna del debe, Mujica dejó las soluciones que había prometido al asumir en materia de educación, salud y seguridad. Esto último se convirtió en uno de los flagelos más graves para los uruguayos. Otro de los asuntos en el que su gobierno no pudo hacer pie es en el de infraestructura.

El crecimiento sostenido de la economía en los últimos cinco años no fue aprovechado para destinar recursos a mejorar caminos y el transporte público. “Son todos temas que él mismo incluyó en la agenda pero que no supo o no pudo abordar. Son todos proyectos de reforma que quedaron inconclusos”, explica el analista Adolfo Garcé, para quien al popular presidente “le faltó comunicar mejor” sus logros, sus objetivos y sus inconvenientes. Con altos índices de popularidad, tanto en Uruguay, donde se va con 65% de aprobación como en el extranjero, donde su humildad su desinterés por lo material y su profundo sentido común lo convirtieron en una celebridad.

Y es que como dice el sociólogo argentino Alberto Fariña, “comparar a un tipo como el presidente uruguayo y su comportamiento y ver lo que pasa con el resto de sus colegas en la región, casi todos con alguna causa de corrupción en su haber o en sus cercanías, se llega a la conclusión de que lo de Mujica y su honestidad es verdaderamente revolucionario”. Lo que fue toda la vida, salvo en los años de su gobierno de reformas. Con información de agencias



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