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Ellas, en el frente de batalla

Jana Beris / Corresponsal Jerusalén| El Universal
Sábado 07 de marzo de 2015
Ellas, en el frente de batalla

SOLDADOS. Ejercicio militar cerca de Jerusalén, en 2007. Las mujeres son 5% de las tropas de combate. (Foto: AP / ARCHIVO )


Jerusalén

Israel es el único país del mundo en el que hay servicio militar obligatorio para la mujer, lo cual se refleja en el hecho de que el 33% de sus efectivos son mujeres, un porcentaje sin parangón en ningún país del globo. Este porcentaje, que aun así no equivale al 50% de la población israelí que las mujeres constituyen, se explica por el hecho de que las jóvenes observantes, que al llegar a los 18 años consideran que el ejército no es un marco apto para su forma de vivir —más que nada por la convivencia con varones—, simplemente proclaman que son religiosas y quedan exentas.

Años atrás, las jovencita israelíes que se enrolaban sabían que muy probablemente pasarían sus dos años de servicio militar (para los varones son tres) haciendo de secretaria y sirviendo café a su jefe. Siempre hubo puestos abiertos a la mujer en la Educación y otros marcos, pero el estereotipo era ese.

Hoy, las cosas han cambiado en las Fuerzas de Defensa de Israel. El 92% de los cargos y profesiones están abiertos a las mujeres y los únicos en los que no hay ni una son los de estricto combate, en los que el esfuerzo físico ineludible no es apto para una mujer: los comandos, las unidades de combate Givati, Golani, Paracaidistas y similares. Pero en el resto, inclusive aquellos puestos en los se requiere esfuerzo físico pero se lo puede adaptar al cuerpo y posibilidades de la mujer sin que ello socave la buena realización de una misión, ellas pueden participar en su servicio militar.

“La aspiración es que haya igualdad en todo lugar donde ésta es relevante” dice a EL UNIVERSAL la Brigadier General Rajel Tever-Wiener, Asesora Especial del Comandante en Jefe del ejército para el tema de la mujer. “La igualdad no es un ideal absoluto en el sentido que se pueda hacer todo igual que el hombre, sino que en aquellas cosas en las que la mujer sí puede, que llegue a lo máximo... Pero no tiene sentido ninguno imponerle una función en la que tiene que cargar 40 kilos en la espalda, si lo único que se logra con eso es arruinarle la espalda... Ni ella, ni el ejército, ganan en una situación así”.

Tampoco es una limitante la posibilidad de que sus vidas estén en riesgo de caer prisioneras del enemigo. “Es terrible que alguien caiga prisionero, también un soldado hombre”, comenta la brigadier. “Pero tenemos por ejemplo paramédicas mujeres y claro está que si trabajan sólo en paz, pues esto es como un juego, sólo para alegar que son iguales. Si hay una situación bélica en Gaza o en Líbano, pues las paramédicas mujeres están también ahí... Yo quisiera que no tengan que estar nunca ni en Gaza ni en Líbano, porque deseo que haya paz, pero mientras sea necesario luchar, las mujeres pueden estar dondequiera que puedan aportar”.

Hoy hay mujeres cuidando la frontera entre Israel y Egipto en la unidad Caracal, comandando un barco de combate, en la artillería, al frente de un batallón de transporte de tanques, encargadas de rescatar tanques atascados en combate (lo cual significa trabajar quizás bajo fuego), en las baterías de misiles antimisiles Cúpula de Hierro y mucho más. Las mujeres representan 40% de la fuerza en el Servicio de Inteligencia, y 20% de los cargos tecnológicos, porcentaje que ha aumentado mucho y que Tevet-Wiener aspira a incrementar mucho más. Son la mitad de las paramédicas y 5% de las tropas de combate.

“Ya no sorprende ver a mujeres en tantos cargos”, afirma. “Quieren aportar al país, al ejército, a la población, y claro que también mostrar que ellas pueden, hacer cosas interesantes y sentir que hacen la diferencia”, dice con una amplia sonrisa.



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