Al menos 52 personas murieron en un nueva ola de atentados con bomba perpetrados en Badgad y en Baquba, una ciudad situada al norte de la capital iraquí, informaron fuentes oficiales y médicas.

En el peor ataque de esta jornada, 18 personas fallecieron cuando un suicida detonó la carga que traía consigo en un funeral de un miliciano sunita en un pueblo al sur de Baquba, capital de la provincia de Diyala.

El incidete tuvo lugar en la localidad de Buhruz, en la inestable provincia de Diyala, según un oficial de policía y un médico del principal hospital de la cercana capital provincial de Baquba.

El funeral era de un miembro de la Sahwa, una grupo de milicias tribales sunitas que apoyaron a los militares de Estados Unidos a finales de 2006 en contra de la red Al-Qaeda, lo que ayuda a expulsar a la insurgencia islámica de Irak.

Según las autoridades provinciales, otras dos explosiones se reportaron en las inmediaciones del primer ataque, por lo cual el número de muertos podría aumentar en las próximas horas.

También este miércoles al menos siete coches bomba explotaron por su parte a través de Bagdad, con un saldo preliminar de 34 personas muertas y decenas de heridos.

Las zonas más afectadas por la andanada de violencia en Bagdad fueron Zafaraniyah, Senaa, Sadr, al-Obeidi, Shula, Husseiniya, Sadr City y cubrió el centro, sur y norte de la ciudad capital, reportó la agencia NINA (National Iraqi News Agency) .

Los ataques suicidas del miércoles se producen en el marco de un enfrentamiento constante entre las fuerzas de seguridad y militantes sunitas alineados con Al-Qaeda, que tomaron el control de la ciudad de Faluya, al oeste de Bagdad, hace más de dos semanas.

Apenas ayer, los milicianos en esa localidad lanzaron ataques coordinados al norte de la ciudad, destruyendo dos tanques del ejército y la captura de una estación de policía.

El primer ministro Nuri Al-Maliki, un chiíta, se ha comprometido a erradicar al grupo Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIS), pero ha descartado un asalto a Faluya.

Dos años después de que las tropas estadunidenses abandonaron Irak, la violencia aumentó de nuevo a sus niveles más altos desde el derramamiento de sangre entre sunitas y chiítas en 2006 y 2007, cuando perdieron la vida decenas de miles de personas.

Militantes vinculados con Al Qaeda están llevando a cabo una campaña de ataques, en su mayoría dirigidos contra objetivos estatales y civiles chiítas, además en contra de algunos sunitas vistos como leales al gobierno de al Maliki.

De acuerdo con la Misión de Asistencia de la ONU para Irak, al menos ocho mil 868 iraquíes, entre ellos siete mil 818 civiles y personal de la policía civil, fueron asesinados en 2013, la más alta tasa de mortalidad anual por años.

jram