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"Votaremos por ellos, que no pudieron hacerlo"

Ana Anabitarte / Enviada| El Universal
Sábado 08 de noviembre de 2014

DECISIÓN. Bonaventura Codina, Anna Pii Murugó, Joan Marigel y Núria Costa, catalanes que residen en México y que viajaron a Barcelona para votar mañana. (Foto: Ana Anabitarte EL UNIVERSAL )

Consulta sobre independencia emociona a catalanes de México. El proceso carece de validez legal y no es vinculante

Barcelona.— Bonaventura, Joan, Nùria y Ana tienen muchas cosas en común. Los cuatro son catalanes, viven en México D.F. desde hace muchos años —más de 40 algunos de ellos—, superan los 50 años y han viajado juntos a Barcelona para votar en la consulta participativa mañana.

Desde hace años sueñan con una Cataluña independiente, y aunque son conscientes de que la votación no tendrá ninguna validez legal ni será vinculante, les emociona poder depositar su voto en la urna. “Votamos por nuestros padres que tanto lucharon durante la dictadura de Francisco Franco y que nunca pudieron votar, y lo hacemos con un sentimiento de esperanza, felicidad, alegría y con la convicción de que una Cataluña independiente será posible”, dicen en entrevista a EL UNIVERSAL.

Se llaman Bonaventura Codina, Joan Marigel, Nùria Costa y Anna Pi i Murugó. Bonaventura es el mayor. Tiene 71 años y lleva viviendo en México desde 1968, año en que quebró la empresa catalana en la que trabajaba. Así que dejó su Castelltersol (Barcelona) natal y se mudó a México D.F. donde se casó con una mexicana y tuvo hijos. Hace un mes nació su primera nieta. Pero siempre conservó el Documento Nacional de Identidad español que el domingo le permitirá votar a favor de la independencia.

Mientras mira el reloj de la plaza de San Jauma que muestra las horas que faltan para votar, reconoce que nunca soñó con estar aquí para poder votar por la independencia y recuerda la figura de su padre y episodios de su infancia que le contó él y otros que todavía recuerda.

Uno de ellas ocurrió recién terminada la Guerra Civil (1936-1939) y en plena dictadura de Francisco Franco (1939-1975), cuando hablar catalán en España estaba prohibido. Un día una pareja de guardias civiles obligaron a su padre a beberse un vaso de aceite de ricino “en mitad de una calle” tras escucharle hablar en catalán. Corría el año 1939. Pese a que hablar catalán estaba prohibido, Bonaventura lo aprendió desde niño en su casa, donde se hablaba este idioma. También aprendió a leerlo. Su padre cuidaba una torre en la que vivía una familia de la burguesía catalana y un día de 1938, en plena Guerra Civil y asustados por la llegada de las tropas nacionales, el señor de la casa le pidió tirar a la alberca todos los libros escritos en catalán por miedo a las represalias. “Y él, en lugar de hacerlo los guardó, y cuando yo aprendí a leer me los dio”.

También Nùria Costa lleva casi toda su vida viviendo en México, en Morelos. En concreto 59 de los 63 años que tiene. Su padre, originario de Centellas (Barcelona) y miembro del Partido Obrero Unificado Marxista (POUM) se exilió por motivos políticos en México durante la Guerra Civil española, luego en Guatemala, donde ella nació, y de nuevo regresó a México. Y desde allí fue una de las personas que tramitó el asilo de Trosky.

Al igual que su padre, Nùria siempre ha sido independentista. “Fue algo con lo que nací”, explica. Y esgrime entre otros motivos el que Cataluña ha sido siempre “diferente a España. Un país con una cultura, un idioma y unas tradiciones distintas”. Considera que el hecho de que la comunidad autónoma tenga su propio idioma oficial, su propia policía autonómica, su propio estatuto de autonomía y su propio gobierno autonómico que preside Artur Mas (Convergencia i Unió) no es bastante.

En su opinión, el número de independentistas ha crecido en estos últimos años debido a cerrazón del gobierno del conservador Mariano Rajoy (Partido Popular, PP), que siempre se ha negado a darle una mayor autonomía y que ahora se niega a dejarles que celebren un referéndum de independencia. “Gracias a Rajoy ahora somos más”, asegura. Ella no podrá votar el domingo porque no tiene DNI español, pero está contenta porque con la votación se habrá cumplido “el sueño de mi padre”.

También Joan Marigel, de 53 años y casado con una mexicana que conoció en internet hace cinco, es independiente desde que nació. Joan vive en México desde hace cinco años y dice que cuando le preguntan allí que por qué es independiente contesta con otra pregunta. ¿Les gustaría a los mexicanos volver a ser una colonia española? “Algunos lo entienden y se callan, pero otros no”. Joan no teme las consecuencias que pueda tener el que con la independencia Cataluña se vea obligada a salir de la Unión Europea (UE). “No me asusta, no pasará nada, ese es el miedo que ha creado el gobierno de Rajoy”, asegura.

Anna Pi i Murugó nació hace 50 años y como en aquella época no se podían poner nombres catalanes, sus padres se vieron obligarle a inscribirle en el registro civil como “Ana”. Muerto Franco y con la llegada de la democracia, lo cambiaron al actual “Anna”. Antropóloga, lleva 20 años viviendo en México donde trabaja en la Dirección General de Educación Indígena. Nunca soñó con poder votar por la independencia. Y le sorprende la poca excitación que hay en la calle ante la posibilidad de hacerlo.

Argumenta que el querer independizarse no sólo en una cuestión económica, sino histórica, cultural, política. También influye, dice, el hartazgo entre la gente de políticos corruptos y de la crisis. Mañana sentirá una alegría inmensa de poder votar. “Será una fiesta, un privilegio, y sobre todo, un paso más” para que “una Cataluña independiente sea posible”, concluye.



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