Ángel Piñeiro López, de 68 años y vecino del pueblo de Cataño, Puerto Rico, fue monaguillo durante su niñez y llegó a considerar ser sacerdote. Eso fue hasta que conoció a su actual esposa, cuando ambos iban a la escuela superior. Él empezó a acompañarla a los cultos del templo evangélico que la madre de ella había fundado. “En 1969 me casé y ahí fui fiel en la asistencia a la iglesia. Como tres años después me bauticé”, recordó.

Acerca de qué lo motivó, relató que en aquella época la misa se decía en latín, por lo que no la entendía. “El proceso de conversión se dio porque en la iglesia evangélica había escuela bíblica una hora cada domingo en la mañana. En la escuela bíblica se estudiaba la Biblia en sí, y eso fue lo que me gustó”, cuenta Piñero. Tanto así, que durante 27 años fungió como pastor de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera en Vega Alta y Levittown.

A juicio de Arianys Márquez, de 30 años y residente en Toa Baja, “la Iglesia católica no empuja a las personas a que conozcan la palabra de Dios. No se meten en la Palabra ni la leen”. Márquez fue católica durante su niñez. Su primera visita a un templo pentecostal fue a los 12 años para acompañar a su tío. “Ese día me impactó ver personas danzando en el espíritu”, recordó.

Luego fue a otra iglesia protestante junto a su madre y su padrastro. “No oran con repeticiones vanas ni de memoria, mientras la misa es igual todo el tiempo”, dijo Márquez, que actualmente asiste a la Iglesia Nuevo Testamento, en Toa Baja.

Con ella coincidió Mara (nombre ficticio), de 34 años y vecina de Caguas. “Participaba del rito católico, me sabía la misa completa a la perfección, pero sentía la necesidad de relacionarme con Dios de una manera diferente”, expresó la mujer, que inició su conversión tras visitar un templo protestante con su suegra.

“El protestantismo enseña a la persona a buscar una relación directa con Dios. Una visión distinta de lo que implica la fe y la salvación”, contó la feligrés de Torre Fuerte, en Caguas. “Una forma de relacionarse con Dios sin necesidad de un intermediario como lo es el sacerdote”.

Según el pastor retirado Piñeiro, “el punto grande del crecimiento del Evangelio se dio gracias a la enseñanza bíblica”. En su experiencia “el movimiento grande (de feligreses) ha sido del catolicismo al protestantismo. Esto no quiere decir que hayan sido realmente católicos, pues muchos no son practicantes cuando empiezan a visitar otras iglesias”. (Rut N. Tellado Domenech/El Nuevo Día, Puerto Rico)