Opinion

Mejor, casi imposible para el PRI y para Peña Nieto; se volverá a generar la percepción de la inevitabilidad del regreso del tricolor.

Quienes quisieron hacer del Estado de México el Waterloo de Peña Nieto, terminaron ofreciéndole un día de campo electoral y, sobre todo, una plataforma inmejorable para iniciar la campaña por la Presidencia.

Los partidos tendrán que sacar sus lecturas y las contiendas internas por las respectivas candidaturas entran de facto en una nueva etapa, siempre al filo de la ilegalidad.

Para el PAN, peor, casi imposible. La derrota dibuja de cuerpo entero su crisis: falta de candidatos competitivos, disminuidos, pragmáticos y sin argumentos.

De lo perdido, el PRD puede salvar cara la derrota con un honroso segundo lugar; gana López Obrador porque obstruyó una alianza que pudo repetirse, sin él, para la elección presidencial. Una buena noticia, más allá de los saldos de partido: la jornada se desarrolló sin incidentes.