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Editorial EL UNIVERSAL

El diálogo para la paz

Inspiración en el interés público, responsabilidad, búsqueda de la verdad, de permanente justicia y del cumplimiento de los derechos humano ...





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    24 de junio de 2011

    El presidente Calderón se reunió ayer con Javier Sicilia y el movimiento social que encabeza. Fue un ejercicio abierto y franco. Lo más importante: hubo disposición de ambas partes a escuchar y responder cosas puntuales. Fue un diálogo en toda regla.

    Al final, los radicalismos, los condicionamientos, las posiciones inamovibles sólo pueden conseguir aislamiento. Nadie tiene el monopolio de la verdad.

    Ambas partes tienen fragmentos de razón. Son atendibles las exigencias de Javier Sicilia en cuanto a que los asesinados no sean considerados parte de la estadística, meros daños colaterales ni presuntos delincuentes sólo por haber muerto en una balacera. Demandó, con toda justicia, esclarecer al menos los casos más emblemáticos de luchadores sociales asesinados y dar un mayor énfasis a los derechos humanos y al enfoque social de combate al crimen.

    Son atendibles también las palabras del presidente Calderón cuando cuestiona si el repliegue de las fuerzas federales hará que los criminales dejen de secuestrar, extorsionar y robar, máxime cuando las autoridades municipales y estatales han sido omisas. Tiene razón cuando asegura que los culpables de la violencia son en principio los criminales y por tanto nunca debe perderse de vista esa variable de la ecuación.

    Sociedad civil organizada y gobierno tienen en sus manos la posibilidad de enriquecer sus propias posiciones atendiendo las de su contraparte. Difícil pensar que en algo debilita a la estrategia contra el crimen un enfoque con derechos humanos. Impensable no aceptar que la tolerancia social al crimen es tan condenable como la colusión de funcionarios con delincuentes.

    Ahora el reto es acercar los puntos en común y crear los mecanismos para hacerlos compatibles. La identificación y el resarcimiento a las víctimas, por ejemplo, fue una de las coincidencias en las que gobierno y sociedad podrían trabajar juntos con metas medibles.

    Otro punto pendiente es integrar al resto de los poderes y niveles de gobierno en estos diálogos. El Legislativo ha perdido mucho tiempo en politiquerías mientras tiene atoradas importantes reformas sobre lavado de dinero y seguridad nacional, sólo por nombrar las más visibles. A su vez, nada significativo ha hecho el Poder Judicial para castigar la corrupción y la incompetencia de jueces como los que dejaron libre al asesino de Marisol Freyre.

    Aun con el escepticismo que al final Javier Sicilia manifiesta respecto de la voluntad de cambio del Presidente, la solución no puede ser otra que el acuerdo.

    La situación de violencia y crimen que vive el país tiene raíces profundas que tocan todos los puntos del Estado y la sociedad. Resolverla dependerá de la concreción en hechos de diálogos como el realizado ayer.



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