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José Antonio Crespo

Michoacán: alianza contranatura

Licenciatura en relaciones internacionales por El Colegio de México, Maestría en Sociología política y Doctorado en historia por la Univers ...

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    31 de mayo de 2011

    Nuestro compañero Salvador García Soto nos comunicó en su columna que hubo una reunión entre Felipe Calderón y Humberto Moreira, así como empresarios michoacanos, en la que se le habría propuesto al presidente del PRI suspender las elecciones en Michoacán, pues no había condiciones para llevarlas a cabo. Y que Moreira se habría negado a ello. Algunos piensan que preocupa a Calderón la seguridad de su hermana Luisa María, quien sería segura candidata del PAN a la gubernatura con buenas probabilidades de triunfo. Ella ha declarado que tiene carrera política propia y no necesita del permiso de su hermano para tomar esa decisión. Y quizá en efecto, si el crimen organizado fue capaz de asesinar al seguro ganador a la gubernatura en Tamaulipas, la hermana del Presidente podría ser un blanco relativamente fácil y atractivo. A pregunta expresa, Moreira niega que esa haya sido la conversación, lo que no es un elemento para invalidar la versión (por el contrario). Si bien es cierto que la criminalidad está desatada en ese estado (como en otros), sería políticamente muy grave la suspensión formal de los comicios, lo que no ha ocurrido desde que la revolución se institucionalizó: las elecciones eran fraudulentas, poco o nada competitivas y a veces había violencia durante o después de ellas, pero se celebraban puntualmente (al menos en ese nivel de gobierno). Sería un reconocimiento oficial de que se ha perdido gobernabilidad en importantes regiones. Sería pésima señal a inversionistas, comercio y turismo. Comprensible, pues, que Moreira hubiera rechazado esa propuesta.

    Pero días después, nos enteramos de que se exploró el escenario en que irían con candidato y programa común los tres partidos que son opción de gobierno; PAN, PRI y PRD. Una coalición auténticamente contranatural, pero no sólo en términos ideológicos, como se les ha calificado a las coaliciones PAN-PRD. Los promotores y estrategas de las coaliciones PAN-PRD defendieron éstas no en términos ideológicos, sino estratégicos; se valen coaliciones contranatura cuando uno se enfrenta a un régimen autoritario o de partido prácticamente único, para promover la alternancia como (presunto) motor de cambio. Pero con la alianza tripartita en Michoacán se estaría suprimiendo la competencia entre opciones; las elecciones serían plebiscitarias al estilo soviético, más que la contienda entre al menos dos alternativas con posibilidades reales de ganar (así se define la democracia electoral). Entonces la alianza sería contranatura en términos no sólo ideológicos, sino democráticos.

    Y si bien una elección sin campaña real y un solo candidato común se ve menos grave que la suspensión, la causa sería la misma: la inseguridad, el crimen organizado y la violencia fuera de control. Señal inequívoca del fracaso de la estrategia de Calderón contra el crimen, pues fue justo ahí donde se realizó el primer operativo en 2006, a diez días de su toma de posesión. Una muestra más de que la militarización del combate al crimen está causando como “daño colateral” a la democracia misma. Por eso, quienes consideran esa posibilidad tratan de ocultar, disimular o minimizar esa razón. Pero difícilmente sería leído como algo ajeno a ello; es la manera de dar la vuelta a los retos que supone una elección en situación de ingobernabilidad. De llevarse a cabo dicho experimento, se empezaría a plantear en otros estados, y eventualmente, por qué no, a nivel nacional.

    Jesús Zambrano ha dicho, sin embargo, que la candidatura única —y por ende antidemocrática— no será posible, pues “esa propuesta no tiene ninguna viabilidad, es absolutamente imposible y, por lo tanto, para el PRD queda completamente descartada” (28/Mayo,11). Sin embargo, el sólo hecho de que se haya hablado de suspender los comicios (como seguramente ocurrió), o que se explore esta salida de alianza tripartita, es un claro aviso de que tiene que modificarse la estrategia contra el crimen. Mientras más tiempo continúe, cada vez más territorio empezará a ser ingobernable, como ya es el caso en Michoacán (junto con Tamaulipas y Chihuahua, al menos). Así, los sectores convencidos de que la estrategia de Calderón —o su aplicación— no es la adecuada, debieran ejercer mayor presión sobre el presidente por más que éste no de señales de sensatez y no muestre el menor asomo de autocrítica.

    cres5501@hotmail.com

    Investigador del CIDE



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