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Porfirio Muñoz Ledo

La verdad no peca

Ex embajador de México ante la Unión Europea. Su trayectoria política es amplia y reconocida: fue fundador y presidente del PRD, senador, di ...

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    09 de abril de 2011

    Decía la escuela clásica de la ciencia política francesa que ésta no era sino la historia del presente. Algunos políticos que se empeñaron en el estudio del pasado afirmaban recíprocamente que desde nuestra profesión se pueden entender mejor las controversias pretéritas, las luchas por el poder y los actores en conflicto. En todo caso, las decisiones de hoy tienen que nutrirse del conocimiento de los hechos referentes y actuales.

    Es hora de esclarecer y debatir los acontecimientos contemporáneos. Esa sería la sustancia misma de la democracia. Insisto en que WikiLeaks nos ofrece información en tiempo real que acorta los plazos de la investigación. Nos ofrece testimonios objetivos que corroboran datos, hipótesis y suposiciones. Es el antídoto de la simulación. Un obsequio invaluable al ansia ciudadana de saber.

    Tony Garza no es Herodoto, pero sus informes diplomáticos son una fuente primaria de la historia que sólo pruebas en contrario podrían desmentir. Documentan las pesquisas de una embajada poderosa y los testimonios de los personajes que se acercaron a ella por diversas razones. Rememora acontecimientos pretéritos en los que traidores, cómplices o bocones buscaron el amparo de un protectorado imperial.

    Alan Riding y Jeffrey Davidow publicaron hace años libros desnudadores. Vecinos distantes y El oso y el puercoespín. El influyente periodista de The New York Times encuera a una clase política mexicana ansiosa de ocupar espacios exteriores a cambio de lamentables genuflexiones. El antiguo embajador pinta las maromas de nuestros funcionarios por ganar los favores del gobierno norteamericano. El “nalgaprontismo” que condujo a la venta de garaje de la soberanía nacional.

    Los ejes de las más recientes revelaciones son: la alianza tejida entre Roberto Madrazo y Vicente Fox para eliminar políticamente a López Obrador, la que urdieron las autoridades del IFE y los gobernadores para encaramar a Calderón en la Presidencia y la que pactaron los colaboracionistas del PRD para medrar políticamente en la nueva administración. Los tres pilares de la ilegitimidad y las causas inmediatas del desastre nacional.

    Me he empeñado en mis dos últimos libros por deletrear ese proceso nefasto. Los cables me hacen el servicio de corroborarlo. También definen las opciones vigentes: romper el amasijo de complicidades que ha podrido la transición mexicana y demoler el secuestro de la autoridad por los intereses mafiosos o intentar un ejercicio democrático de recuperación de la independencia conculcada a partir de la movilización popular. Ese es el dilema.

    Traición es la palabra que mejor cuadra a la circunstancia. Traición al cambio libertario del país en que el pueblo soñó. Regencia de las ambiciones segundonas heredadas del régimen que expiró. Avorazamiento indecible sobre los restos de una fortaleza destruida. Inconsciencia histórica, en suma. Nación en el despeñadero por efecto de una política desvergonzada y de una oligarquía rapaz y provinciana vestida de globalización, pero incapaz de afrontarla.

    Nadie resiste el llamado. Todos acuden ante los diplomáticos estadounidenses para contarle lo que deseen saber sobre los asuntos de México. La embajada es confesionario, diván, ventanilla y paño de lágrimas para la clase política y los notables. Los representantes de ese país son el más importante interlocutor de los actores nacionales. Ninguno de los cables consigna una crítica hacia la política norteamericana, menos un reclamo o un signo de hostilidad. Sólo información y obsecuencia. Comparecen frente a la autoridad y el potencial protector.

    De toda evidencia el espionaje es innecesario, salvo que se pruebe que los narcotraficantes no se han entrevistado con los diplomáticos. A ellos les recetan entonces la rapidez y la furia. La masa de los comunicados exhibe la locuacidad de nuestros dirigentes, desmiente cualquier pose antiyanqui y ofrece la radiografía de lo que he llamado el vaciamiento de la soberanía.

    Es un retrato de la servidumbre voluntaria. Explica el estado de sitio que padecemos los mexicanos. Frente a ello la única dignidad es la rebeldía social. La rabia profunda que este artículo expresa.

    Diputado federal por el PT



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