Leyes de Protección Animal
24 de marzo de 2011
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“La protección de los animales forma parte esencial de la moral y cultura de los pueblos civilizados”: Benito Juárez.
Actualmente, un tema ineludible, de enorme trascendencia, es el respeto al medio ambiente, la sustentabilidad del planeta y el uso racional de los recursos naturales, la convivencia con plantas y animales de todo tipo, en un contexto donde todos dependemos de los demás, sean seres “inteligentes” o clasificados como “irracionales”, aunque yo sigo la idea de un pensador (de cuyo nombre no puedo acordarme), quien dijo: “no me importa si un animal es capaz de razonar. Sólo sé que es capaz de sentir y por eso lo considero mi prójimo”
Mahatma Gandi, filósofo, abogado y pacifista indio, declaraba “un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a los animales”
Es cierto, admirar, considerar, conocer y aún amar a los animales es algo que habla de un carácter amable y de un corazón noble.
Por contra, desconsiderarlos, maltratarlos o ignorarlos muestra una personalidad egoísta y poco inclinada a la humildad y al afecto. El domingo pasado me invitaron a participar en una marcha “en defensa de los derechos de los animales”.
La concurrencia fue nutrida y un buen número de jóvenes coreaba argumentos a favor del cuidado, tanto de animales domésticos, especialmente perros y gatos, como de otros que se consideran salvajes y que son objeto de trata, compra–venta ilegal, apartados de su medio natural para recluirlos en zoológicos mal instalados, circos donde son “domesticados” y maltratados, o encerrados en jaulas con espacios inadecuados.
Se recordaron, por cierto, cosas como que los animales necesitan su piel para vivir; algunas personas, sólo para lucir “elegancia” y “riqueza”. Se trajeron a la memoria escenas grotescas de matanza de pequeñas focas a palos; de asesinatos de delfines o ballenas con lujo de crueldad; de tortugas marinas cazadas y saqueando sus nidos, con lo cual las ponen en peligro de extinción.
El hombre supone que es el rey de la creación y que su inteligencia racional lo ha puesto por sobre toda otra criatura viviente. Sólo que su inteligencia emocional está extraviada y al golpear, abusar y explotar animales y plantas ha perdido la brújula y puesto en riesgo su propia existencia.
Me parece que los humanos debiéramos volver a un modo de vida más natural, más sencillo, con comida sana y menos generación de gases tóxicos. La modernidad mal entendida y la falta de clemencia y respeto hacia otros seres vivos nos han llevado a la criminalidad y auto destrucción.
He empezado a entender un poco más de las personas y los grupos que dedican una buena parte de su tiempo y sus recursos a proteger animalitos: los recogen del abandono cruel en la calle; los curan si están heridos; los vacunan, los medican y los alimentan; les buscan un hogar y se cercioran de que sea un sitio donde les muestren afecto.
¡Mi admiración y respeto para ellos!, que ponen en práctica cada día sus conocimientos y su tiempo para dar amor a seres indefensos que dependen de los humanos, frecuentemente insensibles o crueles, o peor aún deformes mentalmente porque se regocijan martirizándolos. Se ha dicho que asesinos o maltratadores de mujeres o niños comenzaron ejerciendo tratos crueles con los animales.
Yo no tengo duda de que la educación en nuestro país, además de elevar su calidad pedagógica, debería incorporar materias que mejoraran la sensibilidad de los estudiantes: música, deporte y trato y convivencia armoniosa con animales.
Por otra parte, también se requiere mejor legislación en la materia.
Es cierto que actualmente existen 25 entidades de la República que cuentan con leyes locales de protección a los animales y que en todas ellas, se sanciona la crueldad; pero también es cierto que en una buena medida se vuelven letra muerta.
En el DF también existe una Ley de Protección a los Animales, publicada en 2002, que prevé sanciones para los casos de maltrato. Sin embargo, en la práctica, por diversas razones las disposiciones no se cumplen y se sigue la venta de animales en la vía pública, criaderos clandestinos en condiciones deplorables, animales sueltos en la vía pública y pruebas de laboratorio con animales vivos.
Por último, quiero destacar que el domingo durante la marcha pro-animales corrió la versión de que el secretario de Salud del DF había librado una orden de llevar a cualquier animal en situación de calle a los centros antirrábicos para ser sacrificados. Esto, a todas luces, sería arbitrario y cruel sobre todo considerando que los métodos de “sacrificio” no suelen ser los mejores, ni los más humanitarios, pues se dice que hay electrocución lenta o a veces golpes hasta la muerte.
Suena monstruoso, esperamos que no sea verdad y esto se aclare. Esperamos también tener pronto una mejor legislación en todos los Estados de la República Mexicana y un trato digno para todos los animales.
“La no-violencia lleva la ética más alta la cual es el objetivo de toda evolución”



