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Porfirio Muñoz Ledo

Diálogos en la India

Ex embajador de México ante la Unión Europea. Su trayectoria política es amplia y reconocida: fue fundador y presidente del PRD, senador, di ...

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    03 de enero de 2011

    He realizado un viaje de inmersión en la India gracias a la impecable generosidad de su gobierno. No alcancé los “vislumbres” de Octavio Paz, aunque mucho los recordé en la presencia abrumadora del arte, las religiones, la espiritualidad y la humanidad de este país. Regreso con la impronta de un pueblo a la vez emergente y auténtico, decidido a ocupar en plenitud su espacio en la historia.

    Fui invitado a ver y a disfrutar, pero sobre todo a dialogar. El número y calidad de las pláticas y entrevistas era desafiante. Transcurrieron casi todas en la curiosidad intelectual y en las interrogantes estratégicas compartidas. Quería saber con mayor precisión lo que está ocurriendo en la India, y ellos, explorar la vigencia de una alternativa mexicana, distinta a la dependencia servil y a la violencia insolente.

    Cuando intentaba subrayar mis diferencias con el cartabón oficial, me atajaban: “Sabemos qué ha hecho y cómo piensa”. Querían otra versión de México y una ventana hacia el futuro. Rememoramos la alianza establecida al inicio de los 80 en las Naciones Unidas, que condujo al lanzamiento de las negociaciones económicas mundiales, luego guillotinadas por el advenimiento de la era neoliberal.

    Los encuentros fueron diversos y equilibrados: con el ministro de Relaciones Exteriores, el presidente del Consejo de Relaciones Culturales, el Centro de Estudios Latinoamericanos, los líderes parlamentarios de la izquierda y la derecha, intelectuales y periodistas, los gobernadores de Bangalore y Mumbai, los cuerpos académicos de las universidades de esas provincias y los directivos de la empresa informática más avanzada y, como siempre, con la gente común y los funcionarios que me acompañaron.

    En los diálogos formales, los tópicos variaban en torno a una cuestión esencial: las posibilidades de un resurgimiento mexicano y de nuestra reinserción en un mundo multipolar. Mi pregunta reiterada: ¿estaría la India dispuesta a promover la pertenencia de México en el grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), al que toca la puerta Sudáfrica y se aproximan Indonesia y Turquía? La respuesta está en nuestra determinación de buscarlo desde una posición confiable y sostenible.

    Flota a la vez la nostalgia y la esperanza de ese México impulsado por una política exterior propia y un proyecto nacional independiente, que hoy sería pieza clave en el tablero mundial. La reconstrucción de un movimiento no alineado en un horizonte histórico diferente, con la vocación explícita de alcanzar la paz y contener la violencia por la racionalidad política, la tolerancia y la promoción activa del desarrollo.

     

    Dos grandes cuestiones fueron recurrentes: el diálogo intercultural y la educación. Atribuyen con razón las mayores turbulencias contemporáneas al pensamiento maniqueo, que va de la negación a la destrucción del contrario. Sólo por el reconocimiento cabal del otro pueden asumirse las migraciones y disolverse el terrorismo. Llegaron a definirme la paz como el respeto irrestricto al universo musulmán, comenzando por Palestina.

    Hablamos de precisar los puntos de conflicto en vías de expansión, y descargar sobre ellos un conjunto de energías políticas y morales. Campos quirúrgicos donde se juega el destino de la especie humana, sobre los cuales habría que desplegar acciones inteligentes, concurrentes y perseverantes. Para ello habría que pretender un nuevo balance efectivo de fuerzas mundiales, que sería el signo del movimiento de las nuevas potencias extendido a todos los continentes.

    Lo más notable es la recuperación del esfuerzo educativo en su doble vertiente: redentorista y futurista. En una región, 58% de los jóvenes inscritos proviene de familias debajo de la línea de la pobreza. La hazaña indispensable es hacer pasar por la escuela un inmenso caudal demográfico al tiempo que se multiplican centros de investigación y alta tecnología cuyo objetivo indeclinable es la calidad. El arco y la flecha. Ese podría ser el lema de una nación emergente y de un mundo nuevo.

    Diputado federal del PT



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