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Élmer Mendoza

Carlos Velázquez

Elmer Mendoza. Escritor, Culiacán, Sinaloa. Estudió Letras Hispánica (UNAM). Imparte literatura, creación literaria, programas y conferenc ...

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    23 de diciembre de 2010

    En el libro de relatos La marrana negra de la literatura rosa, publicado por Sexto Piso en 2010 y distribuido en el mundo de habla hispana, Carlos Velázquez demuestra que es un escritor con proyecto, no sólo para desarrollar un estilo de humor corrosivo hasta el hueso y un tipo de historias donde todos quedamos expuestos en paños menores, sino de un territorio lingüístico como identidad de una región que ahora, es también testigo y generadora de una época en la literatura mexicana. El espacio es una clave de una estética diferente, que complementa todo.

    Cinco relatos integran el presente volumen que develan de golpe la condición humana en ángulos significativos: el amor a la madre traicionado, la lealtad amorosa y su debilidad, la envidia de la capacidad ajena al cien, la obstinación sin sentido y el terror al fin de la cómoda suplantación del otro. El autor descubre llagas supurantes y las restriega con crueldad donde se rompen todos los acuerdos. No podría conseguir esta sensación sin un discurso cuidado en extremo en su precisión, mecanismos de tensión, uso del lenguaje y ritmo narrativo. Esa manifestación donde un autor crea arte con técnicas de artesano.

    Carlos Velázquez, nacido en Torreón, Coahuila, en 1978, es un narrador muy dotado, de gran seriedad, sin duda su arma fundamental para lograr historias redondas. Su territorio narrativo es el mundo de los delincuentes juveniles, la música y la homosexualidad, sobre todo masculina. Tres de los relatos, entre ellos el sobresaliente La jota de Bergerac, demuestran un conocimiento del travestismo y del campo físico y motivacional de personajes en busca de ejercer su lado fuerte: la belleza, el amor, etc. Como diría la maestra PD James: "No olvida las normas básicas del juego limpio". Quizá por eso uno de sus ejes de gran interés es la crudeza con que presenta el perfil de sus personajes. Se trata de historias de perdedores en la barra de equilibrio o en el momento del desplome. En los textos de Velázquez no funciona el "Sálvese quien pueda" porque no se salva nadie. De ahí la calidad de su literatura.


    Un factor importante de este libro es el humor. El humor es defensa y es ataque. Es también el rostro más puro de un pueblo que no se atreve a verse en un espejo con el que no funcionan las máscaras. Velázquez señala, apuñala, apostrofa, deglute, vomita y divierte. "Intentó comprar una pistola en el mercado negro pero no completó. Con eso apenas acabalas una pistola para el pelo". Es su línea dura, y después de leerlo todos lo sumarán al maestro Ibargüengoitia. Además, es factor representativo de una realidad donde conseguir un arma es relativamente sencillo. Sergio González Rodríguez afirma que hay 12 mil puntos de entrada en la frontera con USA y que circulan como cualquier mercadería.

    Su estilo incluye momentos poéticos que si los extraes de contexto conservan su fuerza y su sentido polisémico: "sólo en el rostro de un adicto se dibuja (una) esa clase de sonrisa", "existe un lado de nuestra alma al que nunca le pega el sol", "un silencio portátil apareció", "pertenecer a un club es insano"; inevitable recordar a Groucho, ¿verdad? Sostengo que un narrador con instinto produce textos con señales múltiples que amplían el sentido de su discurso literario, y me parece que Carlos se mueve con aplomo en ese grupo.

    La marrana negra de la literatura rosa es un libro lleno de música. Corridos, cumbias, rancheras, quebradita, pasito duranguense. La marranita fri stayl del título está hecha de ritmos: suing, chil out, cumbia, soul y otros. El relato El Alien agropecuario cuenta las vicisitudes de un grupo de músicos punk que no la ven llegar, hasta que incorporan un chico down como tecladista estrella y cambian a música comercial por consejo de su representante: don Gramófono. Desde que descubres que el teclado es de juguete te ganan la risa y el interés. Es probablemente el texto más divertido y bastante real en lo referente a las conductas dentro de las agrupaciones musicales.

    Algo para celebrar en el presente volumen es la mezcla de lo real con lo fantástico. El texto que da título puede servir de ejemplo: una cerdita que le dicta poemas a su amo en el sueño e incluso novelas rosas de gran éxito de crítica y ventas. La puerca, a la que "no le faltaba guapeo", además lo manipula para que no se defina por su joven editora o por el marranero que todos los jueves le lleva a Valente para hacerla feliz. No hay fronteras en narrativa y es otra razón para leer a Carlos Velázquez, un autor con pretensiones absolutas, que quedan muy claras en este laberinto estético, donde el sexo es una religión no cuestionada.




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