Opinion

El gobierno federal ha enviado más de 10 mil soldados y policías a Ciudad Juárez para restablecer el orden, ha anunciado nuevos esquemas de colaboración entre gobiernos y ha prometido sanar el tejido social en la localidad. A pesar de ello, ocurrió otra tragedia el pasado fin de semana: el homicidio de 14 jóvenes en una fiesta. ¿Qué ha hecho falta? Se espera cuando menos esa respuesta por parte del gobierno federal y no su vacía y tradicional muestra de “indignación”.

El 2 de febrero de 2010 el presidente Calderón “condenó” otra masacre: el asesinato de 15 jóvenes —la mayoría estudiantes— en una fiesta de Ciudad Juárez. Entonces dijo: “En próximos días, el gobierno fortalecerá y detallará con amplitud el contenido de esa estrategia integral que debe ampliarse ahí, para apoyar a las autoridades locales”. El objetivo era “devolver a los ciudadanos la estabilidad y la seguridad para vivir en paz”.

¿En qué consistió la estrategia integral? Una cancha de futbol americano “en honor a los muchachos”, 400 elementos más para labores de investigación e inteligencia, 2 mil 200 policías adicionales, así como cuatro helicópteros extra. En el mediano plazo se planeaba fortalecer a la policía municipal, ampliar el programa Oportunidades a 25 mil hogares de Ciudad Juárez, dotar de agua y pavimentación a las zonas que carecían de esos servicios, establecimiento de guarderías o estancias infantiles, recuperación y habilitación de espacios públicos, así como programas de educación y una mayor cobertura en salud.

En abril el Ejército dejaría las labores de seguridad pública en manos de la Policía federal. Facundo Rosas, comisionado general de esa corporación, anunció que “el relevo en las labores de seguridad pública se da de manera definitiva; estamos a partir de ayer ya tomando la responsabilidad de todo el trabajo policial”.

A finales de mayo, Abelardo Escobar, secretario de la Reforma Agraria y comisionado por el presidente Felipe Calderón para vigilar el avance de la estrategia, admitiría que la implementación de los 160 compromisos gubernamentales estaban retrasados, a pesar de que, según él, habían sido invertidos ya 3 mil 383 millones de pesos en Ciudad Juárez.

Junio rompió récords de violencia en la ciudad. En julio ocurrió el primer ataque con coches-bomba. En septiembre asesinan a un periodista de El Diario de Juárez, lo que motivó un editorial de ese diario que dio la vuelta al mundo: “Qué quieren de nosotros”.

Hace dos días se repitió la historia: 14 jóvenes muertos en una fiesta. ¿Qué ha cambiado en Juárez desde la masacre anterior? Responder a esa pregunta es lo que se espera de un gobierno en vez de “lamentaciones” e “indignaciones” que son propias de las víctimas.