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Alfonso Zárate

“Greg”, ¿otra acusación sin pruebas?

Alfonso Zárate Flores, Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario, GCI. Académico, actor político y analista de los fenómenos del ...

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    03 de junio de 2010

    Ya son demasiadas las veces en que a una consignación o arraigo escandaloso, perturbador, de personajes públicos —altos funcionarios de gobierno, presidentes municipales, candidatos— le sigue su libertad por falta de evidencias, una liberación que, contraria a la aprehensión, se da por la puerta trasera, quizás sin siquiera acompañarla de un tímido “usted perdone”.

    Hace un año, el 26 de mayo de 2009, nos sacudió el michoacanazo: la detención de una veintena de personas que incluyó presidentes municipales, principalmente del PRD, y funcionarios del gobierno de Leonel Godoy, hoy la mayoría de ellos está en libertad.

    La aprehensión del candidato de la coalición PRD-PT-Convergencia a la gubernatura de Quintana Roo, Gregorio Sánchez Martínez, Greg, acusado de la probable comisión de delitos contra la salud, uso de recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada, obliga a preguntarse si ahora sí la PGR tiene los pelos de la burra en la mano.

    La mala fama de este pastor engañabobos rebasa la península: hace unos meses se difundió la operación de un centro de espionaje; el semanario Proceso publica, en su más reciente entrega, un reportaje sobre un rancho de la familia Sánchez en la frontera de Chiapas con Guatemala, que serviría para el tráfico de personas y de drogas; Greg también enfrenta la demanda de un empresario que le prestó 10 millones de dólares para su campaña, que no ha pagado; todo un “pájaro de cuenta”.

    Sin embargo, esas denuncias y sus malas compañías —uno de sus hermanos está internado en el Reclusorio Norte, desde donde extorsiona— no bastan para concluir con una sentencia condenatoria, pero sí para sacarlo de la contienda. En acatamiento a lo que establece el artículo 38 fracción II de la Constitución, sus derechos ciudadanos se han suspendido por estar sujeto a un proceso criminal por delito que merece pena corporal.

    El tema remacha torceduras de nuestra vida pública:

    1) La insistencia de los partidos en postular candidatos que garanticen votos, aunque tengan cola que les pisen.

    2) La persistencia de jueces de consigna. Mientras el juez sexto de Distrito en materia de procesos penales en el Estado de México, Roberto Hoyos Aponte, le negó a la PGR la orden de arresto en contra de Gregorio Sánchez, ya que, argumentó que en la indagatoria no existía prueba que pusiera de manifiesto que hubiera incurrido en actos con recursos provenientes de actividades ilícitas, la PGR recurrió a otro juzgado en Nayarit, donde el juez Elorza Amores concedió la orden de aprehensión y el auto de formal prisión.

    3) La politización de la justicia. El uso del Ministerio Público federal, controlado por el Ejecutivo, pone de nueva cuenta en la mesa la necesidad de crear una fiscalía dotada de autonomía plena.

    4) La defensa del presidente del PRD, Jesús Ortega, que rebasa el apoyo institucional y que terminará contaminándolo a él y a su partido.

    La detención de Greg ha permitido la irrupción mediática de su mujer, Niurka Sáliva, cubana nacionalizada mexicana de quien se dice que es hija del coronel José Ángel Sáliva, de la inteligencia cubana, una mujer que invoca a la divinidad y confía, por si las dudas, en un empujoncito terrenal para salvar a su marido.

    Si la PGR no prueba sus acusaciones, pagará un costo muy alto. Como sea, el caso Greg confirma el creciente deterioro de la calidad de los procesos electorales.

    Posdata

    Pasamos de la narcopolítica a la necropolítica. Este domingo los poderes de la República (o algo así), se congregaron en la Columna de la Independencia para presenciar la exhumación de los presuntos restos de los héroes mayores de la guerra de Independencia: cráneos, huesos, astillas y polvo. Algo no tan mórbido como la exhibición del brazo de Obregón o de la pierna de Santa Anna, pero absolutamente inútil y patriotero.

    ¿Qué demonios importa si los restos que fueron enterrados pertenecen o no a los héroes de la Independencia? Lo que requerimos es inspirarnos en su valentía, en sus ideales y en su amor a la patria que imaginaban. La enorme brecha entre opulencia e indigencia que hoy exhibe nuestro país habría indignado a Morelos y hoy, como en los prolegómenos de la Revolución, la parte sustancial de nuestra economía está en manos de extranjeros.

    Presidente del Grupo Consultor Interdisciplinario



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    Editorial EL UNIVERSAL Un Hoy No Circula más justo


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