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Miguel Molina

Telefonía celular: escándalo nacional



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    22 de mayo de 2010

    Muchos nos hemos quejado de las desventajas de la dominancia que tiene Telcel en el mercado de la telefonía celular en México; se traduce, creemos por experiencias incidentales, que los precios de sus servicios son significativamente mayores que en otras partes del mundo, y muchas veces recurrimos a compararnos con casos cercanos como el de Estados Unidos, cuyas diferencias tarifarias son causa de indignación nuestra; pagamos tarifas que parecen de robo en despoblado.

    También para nuestra desgracia, y probablemente por la debilidad y/o complicidad del gobierno, la participación de otras compañías en el mercado de celulares no ha servido de nada para reducir las tarifas a niveles comparables internacionalmente. El mercado mexicano de telefonía celular se ha convertido en un club de unas cuantas empresas claramente coludidas para mantener tarifas en niveles de abuso para los mexicanos.

    Desgraciadamente hace unas semanas pude comprobar nuestra sospecha de la rapacidad de las tarifas celulares en nuestro país, pero esta vez comparándonos con un país de características más similares a México: India. Con la evidencia que recogí directamente en ese país, como un usuario cualquiera, puedo asegurar que las tarifas de teléfonos celulares en México tienen niveles escandalosos.

    Para empezar, el costo de los aparatos: compré un equipo de cuarta generación (es decir con características más avanzadas que el mercado en México, que entiendo es de tercera generación), con dos tarjetas SIM, que por supuesto pueden pertenecer a dos compañías celulares distintas pero operarse con el mismo teléfono; además, el aparato es de producción india (otra ventaja de integración en la que nosotros ni pensamos ya después de muchos años de desindustrialización), y tiene todas las características de un smart phone (Blackberry o un iPhone), además de por supuesto servir como PC para efectos de internet y mail. El teléfono me costó el equivalente de 60 dólares, más o menos 800 pesos, sin ningún plan de plazo, ni siquiera de compañía. El costo de un teléfono equivalente en México probablemente oscile entre 3 y 5 mil pesos. Y esto para empezar.

    El servicio: adquirí el equivalente de 40 dólares de tiempo aire que me duraron todo el viaje (de más de 20 días) con llamadas acumuladas a México y España de no menos de 2.5 horas), además de múltiples llamadas locales, e interestatales (las tarifas en India aumentan ligeramente al cambiar de entidad federativa). En promedio el costo por minuto que pagué, incluyendo largas distancias intercontinentales, es entre cinco y ocho veces inferior al que pagamos en México en, por ejemplo, Amigo-Telcel, por llamadas a celular obviamente en territorio nacional.

    En las comparaciones con EU hay todo tipo de pretextos para explicarnos el porqué de las diferencias tan significativas; pero con el caso de India me parece que no hay justificación que valga. En ese país da la impresión de que nadie vive sin el servicio de telefonía celular, no importa qué tan angustiada sea su situación económica. En México hay todavía millones de adultos sin acceso, y los que lo tenemos pagamos el oro y el moro por el servicio.

    Con o sin la iniciativa antimonopolios del presidente Calderón (que por cierto aplaudo con todo entusiasmo) los mexicanos ya no debemos tolerar las elevadísimas tarifas producto de la colusión de las compañías celulares en México.

    En el texto introductorio de la iniciativa se comenta que las familias mexicanas destinan 30% de su gasto a mercados con problemas de competencia, en los cuales gastan 40% más que si hubiera competencia. Para el caso de la telefonía celular en comparación con India, los consumidores gastan mucho más (por lo menos cinco veces más), es decir, 400% o 500% más.

    Si la estimación del Presidente es igual de conservadora en otros productos y servicios en los que somos rehenes de oligopolios y monopolios, el problema no es de un sobregasto injusto para las familias de un 12% sino más, mucho más.

    Esta situación es intolerable tanto para las familias de México como para la empresas mexicanas que tienen que competir en los mercados internacionales con insumos y servicios con precios y tarifas sobrepreciados.

    Consultor en temas financieros y económicos



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