Opinion

El Acuerdo Comercial Anti-Falsificación o ACTA, por sus siglas en inglés (Anti-Counterfeiting Trade Agreement) es un tratado internacional plurilateral que en octubre de 2007 fue anunciado simultáneamente por Estados Unidos, la Comunidad Europea, Suiza y Japón; sumados a éstos, México, Jordania, Marruecos, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Australia, Emiratos Árabes Unidos y Canadá han entrado a negociaciones.

De acuerdo a los documentos oficiales disponibles, el objetivo es “establecer normas internacionales para la observancia de los derechos de propiedad intelectual a fin de tener una lucha más eficiente en contra del problema de falsificación y piratería”.

Aun cuando el documento asegura que “el propósito es enfocar en las actividades de falsificación y piratería que afectan significativamente los intereses comerciales, en lugar de las actividades de los ciudadanos comunes”, existen documentos filtrados que hacen pensar lo contrario. Partiendo por la opacidad en que éste ha sido negociado, lo que ha causado indignación alrededor del mundo.

La segunda inquietud tiene que ver con la sección cuarta del capítulo segundo del tratado, referente a “la ejecución de los derechos de propiedad intelectual en los medios digitales”, pues, se advierte una sobrerregulación e invasión a la privacidad de los usuarios al facultar a los proveedores de internet (ISPs) monitorear el tráfico de la red e incluso cortar la conexión al usuario que comparta o modifique archivos protegidos por la propiedad intelectual.

Lo anterior modifica la estructura actual del internet como lo conocemos, Doc Searls y David Weinberger en el ensayo “Un mundo de extremos” explican la red en tres frases: nadie la posee, todos pueden usarla y cualquiera puede mejorarla.

Todo esto no parece tan malo, el argumento principal para apoyar ACTA proviene de las grandes transnacionales alegando el daño económico que causa la piratería, dicho sea de paso, en parte su culpa por no actualizar sus modelos de negocio.

Pero ¿por qué un acuerdo como el ACTA es un freno para el desarrollo?

Hasta ahora, internet es el único espacio verdaderamente democrático donde las sociedades están encontrando una poderosa herramienta de desarrollo. Mientras en la televisión el televidente está esperando el contenido que una empresa crea para su difusión, en internet cada uno de los individuos es generador y difusor de su propio contenido y no existe ningún tipo de censura o línea editorial.

Así, en internet pueden convivir Felipe Calderón, Andrés Manuel López Obrador, Barack Obama y Osama bin Laden; cada uno generando información que el usuario libremente escogerá y tendrá la posibilidad de crear su propio punto de vista.

Como la conocemos, la red es un espacio neutral. De aprobarse el ACTA se vería afectada la neutralidad de la red al dar facultad a los proveedores de internet (ISPs) de desconectar al usuario.

Es decir, se protege la propiedad intelectual por encima de la privacidad y la garantía constitucional de acceso a la información; se estarían interrumpiendo miles de investigaciones científicas que se sustentan en el intercambio libre de información.

Más allá de la criminalización y el modelo de negocio que defienden quienes impulsan el acuerdo, el tema debe ser las implicaciones sociales. Para un país como México donde menos de una cuarta parte de su población tiene acceso a internet y con la mitad viviendo en algún nivel de pobreza, el impacto es mayúsculo, no se puede pensar en desconectar cuando queda todavía mucho por conectar.

Debemos defender la libertad y neutralidad de la red porque el internet abierto nos da libertad de expresión para difundir puntos de vista y conocer los argumentos opuestos; porque nos permite encontrar medios alternativos a los tradicionales para obtener información y compartirla; porque no necesitamos permiso para crear nuestros propios videos y ninguna empresa determina si éste es gracioso, los usuario lo hacen; porque el libre flujo de información y horizontalidad de la red nos ofrece la posibilidad de estar más en contacto con nuestra comunidad y organizar cambios en ella de manera más rápida.

Partido Pirata Mexicano