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Mery Hamui Sutton y Lorenza Villa Lever

¿Continúa la reforma de la educación media?

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    29 de enero de 2010

     

    En México son comunes los cambios políticos en el transcurso de un sexenio. Es poco frecuente que éstos tengan como fondo una visión de Estado que involucre el largo plazo y que estén pensados sobre la idea de mejorar las condiciones de la próxima generación, más bien se trata de reacomodos de grupo, a veces con una visión partidista, orientados a la próxima elección.

    El ámbito educativo no escapa a esta dinámica. El reciente cambio del subsecretario de Educación Media Superior, el doctor Miguel Székely Pardo, por el licenciado Miguel Ángel Martínez Espinosa, quien hasta hace unos días era secretario de Educación de Jalisco, es un ejemplo de ello. Es más grave aún, cuando se trata de la educación media superior (EMS), que es el nivel con más carencias del sistema. Para entender cómo se ha ido construyendo la educación media superior, señalaremos algunos elementos en tres momentos diferentes: 1970, 1990 y 2007.

    Reforma de 1970. Se caracterizó por la creación diversificada de instituciones para atender la EMS, con la doble finalidad de ampliar las oportunidades, pero también de disminuir el control del nivel a las universidades autónomas y pasarlo al gobierno federal. Esta creación/diversificación de instituciones amplió la cobertura. El crecimiento de la planta académica y su contratación fue desordenado y desequilibrado, los profesores carecían de preparación adecuada académica o pedagógica, con diversos modelos de contratación y condiciones de trabajo. Los aspectos curriculares se centraron en tres grandes modelos: el bachillerato general de la UNAM, el modelo bivalente y la educación media terminal para formar los “técnicos medios que requiere el país”. En los hechos, sin embargo, las instituciones fueron modificando sus planes y programas al grado de no permitir equivalencias y generar enorme desconfianza y hasta rechazo hacia los estudiantes provenientes de otras escuelas de la misma institución.

    Reforma de 1990. Tuvo impacto en la descentralización tardía e incompleta del Colegio de Bachilleres y del Conalep, así como en la resistencia de los bachilleratos tecnológicos. En esa década, el nivel siguió en el abandono, a la vez que la demanda por EMS creció por dos razones principalmente: el crecimiento demográfico y el aumento del egreso de la secundaria.

    En 2005 se creó la Subsecretaría de la Educación Media Superior (SEMS), aunque sin facultades sobre los bachilleratos de las universidades autónomas. Yoloxóchitl Bustamante, su titular, impulsó un cambio curricular que apenas se estaba entendiendo cuando terminó el sexenio.

    Reforma de 2007. El 9 de mayo de 2007, la SEMS anunció la puesta en marcha de la Reforma Integral para la Educación Media Superior (RIEMS) a fin de atender la demanda, calidad, equidad y pertinencia del nivel, así como la necesidad de imprimirle una identidad propia. Bajo el liderazgo del doctor Miguel Székely, se establecieron los perfiles para el docente, los directores y los egresados. En un esfuerzo por impulsar la evaluación se establecieron mecanismos para la certificación de los planteles, se puso en marcha la prueba Enlace Educación Media Superior que evalúa el desempeño de los alumnos, se establecieron los lineamientos para otorgar el Registro de Validez Oficial de Estudios y se logró hacer realidad los concursos de oposición para la selección de los directores de los planteles de bachillerato, a pesar de la oposición del SNTE.

    En los dos primeros años de trabajo se llegó a una serie de definiciones para ejecutar las transformaciones marcadas en cada uno de estos ejes. De hecho, en acuerdo con las autoridades educativas y la ANUIES el ciclo escolar 2008-09 fue denominado el ciclo de “transición” hacia la reforma.

    La RIEMS en proceso tiene poco de haber iniciado formalmente. Aunque ha sido criticada, y tanto el GDF como la UNAM han rechazado formar parte de ella, fue aceptada por los gobiernos y las universidades estatales. Puede decirse que por vez primera, desde hace mucho tiempo, se presenta una reforma que abarque a la EMS en toda su complejidad, la cual retoma muchas de las ideas que ya se venían expresando desde años atrás, particularmente las relacionadas con el terreno curricular, la organización de las modalidades, las horas destinadas a las distintas orientaciones del bachillerato y el esfuerzo por definir este nivel educativo de manera que sean claras las diferencias competitivas entre instituciones, en un esfuerzo de coordinación respetando la diversidad.

    No obstante que la reforma debe resolver algunos problemas, se trata de un reto monumental, en cuyo proceso se puede apreciar un esfuerzo serio que se debe reconocer. Entre los aciertos y las debilidades que les acompañan, Observatorio destaca:

    I. El programa de formación de profesores y de directores, aunque no se atienden las condiciones de trabajo de los profesores.

    II. El programa de selección de los directores por concurso, aunque no en todas las instituciones.

    III. La atención al problema de las equivalencias, y a la circulación de estudiantes por la vía de un marco curricular común basado en competencias. Aunque de nuevo parece no entenderse la complejidad de la problemática curricular, como algo que sólo exige que se dicten los contenidos de un plan o de sus programas, o en este caso, que se definan las competencias, sin considerar el desquiciamiento que esto provoca en las escuelas mismas y las resistencias veladas o abiertas.

    IV. El impulso a la evaluación, con la primera generación de exámenes ENLACE.

    V. La apertura que mostró la SEMS al incluir en el currículum las áreas filosóficas, luego del señalamiento de su ausencia por parte del Colegio de Filósofos, lo que no es una actitud común entre los funcionarios del gobierno.

    VI. El funcionamiento de una red nacional de la EMS representada por la ANUIES, las autoridades educativas estatales y la federal para analizar, sugerir y en su caso verificar el cumplimiento de los acuerdos establecidos en la reforma.

    El nuevo subsecretario encuentra un trabajo serio, que está en proceso y sería lamentable que interrumpa el impulso ganado. Más bien deberá hacer acopio de toda su experiencia para mejorar lo planteado y llevarlo a buen término. Si el cambio del subsecretario supone cambios en la apreciación de la actuación del funcionario, o cambios en la política que debe atender y conducir, procede preguntarnos cuál será la política del nuevo subsecretario o cuál es la visión del secretario sobre la política que se debe seguir para el nivel.

     

    www.observatorio.com

    Observatorio Ciudadano de la Educación

     

     



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