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Javier Aparicio

Adiós spots, bienvenida la reflexión



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    01 de julio de 2009

    A partir de mañana comienza el llamado “periodo de reflexión” en el que se suspenden los actos de campaña y mensajes proselitistas, así como la difusión de encuestas en medios tradicionales. Resulta algo paradójico que esto ocurra en el momento preciso en que la información sobre candidatos, plataformas y posibilidades reales de triunfo es realmente importante para que la ciudadanía compare alternativas y decida su voto: hoy sería un buen día para sostener un debate entre candidatos locales o federales, por ejemplo.

    La quinta y última ronda de la encuesta panel de Berumen y Asociados, levantada del 23 al 26 de junio pasados, revela dos cambios importantes en las intenciones de voto. Por un lado, aunque las preferencias por los dos punteros, el PRI y el PAN, han disminuido en alrededor de 4% en las últimas tres semanas, el tricolor tiene una ventaja de seis puntos porcentuales, misma que se ha mantenido prácticamente sin cambio desde mayo a la fecha.

    Esto es notable porque, a pesar de lo poco atractivas que han resultado las campañas, sí ha habido un gran número de “eventos sorpresivos” (desde la influenza hasta el Michoacanazo, por ejemplo), los cuales uno esperaría que pudieran afectar las intenciones de voto —y que, sin embargo, no parecen haber tenido un gran impacto.

    Por otro lado, destaca que el porcentaje de indecisos ha aumentado de 21.3% a 28.8% a tan sólo unos días de la elección, cuando lo que normalmente ocurre es que la fracción de indecisos se reduce paulatinamente conforme se acercan los comicios. Y es que no todos los indecisos son sofisticados electores esperando las últimos acontecimientos para decidir su voto: a muchos de ellos simplemente no les interesa la elección ni sus consecuencias.

    En cuanto a la distribución territorial de preferencias, vemos que hoy el PRI aventaja holgadamente al PAN en cuatro de cinco circunscripciones. Las implicaciones de este resultado son que una ventaja en las urnas de 6%, o más, del PRI sobre el PAN puede traducirse en una mayor ventaja en el número de escaños de la próxima Cámara de Diputados. Como nuestro sistema electoral es mixto, independientemente de si se vota por un candidato ganador o perdedor en cierto distrito, todos y cada uno de los votos a favor de un candidato registrado tienen un impacto en la composición final de la cámara.

    Una novedad de esta elección intermedia es el llamado movimiento anulacionista. De acuerdo con la misma encuesta, la mayoría de ellos son jóvenes, sobre todo hombres, de entre 18 y 39 años, con estudios de licenciatura o más, y que no se identifican con ninguna de las tres principales fuerzas políticas: se trata de votantes sofisticados que tradicionalmente no votaban o lo hacían por partidos pequeños. Aquí la paradoja radica en que un grupo de votantes sofisticados elige la alternativa de menor impacto en el resultado electoral propiamente dicho, y que es anular su voto. Hay que votar donde duele y el voto nulo lastima muy poco a los partidos que menos impacto tienen en el proceso político de nuestro país.

    Con la información disponible a la fecha, el PRI se perfila como la primera fuerza de la Cámara de Diputados, el PAN perderá varias decenas de curules, y entraremos a un complicado e inestable juego de coaliciones por controlar la mayoría del Congreso: ésta puede ser el PRI y algún otro partido (como el Partido Verde), o puede ser el PAN con algún grupo de partidos pequeños (como Nueva Alianza y, ¿por qué no?, el Partido Verde).

    Hace algunas semanas dijimos en estas mismas páginas que no se requiere una gran cantidad de información para decidir por quién votar. Quienes piensen que el rumbo del país (o en su caso, estado, delegación o municipio) está en buenas manos bajo el partido hoy en el poder deberían apoyarlo. Quienes piensen lo contrario deberían apoyar al partido con mejores posibilidades de ser un contrapeso a ese partido. Quienes piensen que el rumbo del país requiere un gobierno sin mayoría en el Congreso de la Unión no deben apoyar al PAN. Y quienes piensen lo contrario deberían apoyarlo. Son preguntas acaso sencillas para cada ciudadano en particular, pero con grandes consecuencias en el agregado. Bienvenida sea la reflexión —¡adiós a los spots!— si tan sólo hubiera más información.

    javier.aparicio@cide.edu

    Profesor investigador de la División de Estudios Políticos del CIDE



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