Opinion

El acné es la primera causa de visita al dermatólogo. Sin embargo, cuando Ricky Martin era adolescente no creyó necesario acudir con el especialista de la piel y por eso ahora su rostro está lleno de cicatrices.

El acné es una enfermedad que afecta las glándulas sebáceas, las cuales aumentan la producción de sebo durante la adolescencia por la acción hormonal.

Cuando los poros se tapan y no permiten que se libere la grasa, se producen los molestos comedones; si se inflaman y/o infectan, pueden dejar cicatrices, las cuales se manifiestan como depresiones cutáneas.

“Si el acné está activo, lo primero que se debe hacer es controlarlo.

Cuando ya pasó la etapa crítica pero dejó marca faciales, hay que tratar de aliviarlas”, dice el doctor Antonio Castellanos Barroso, director de la clínica Cirugía Plástica Avanzada.

Castellanos señala que en caso de que las lesiones no sean muy severas, se puede disminuir su apariencia con tratamientos de renovación cutánea, como los peelings y las dermoabrasiones.

“Estos tratamientos se realizan en el consultorio con ayuda de sustancias que contengan ácido glicólico, ácido salicílico o polvo de algunas semillas. Se obtienen muy buenos resultados en pocas sesiones”, afirma el experto.

Casos severos

En cambio, cuando se trata de cicatrices muy profundas y que afectan prácticamente toda la piel del rostro, se debe recurrir a métodos más drásticos, siempre indicados y aplicados por un especialista.

El médico dice que uno de ellos es el láser Erbium Yag, el cual quema la superficie de la epidermis y ayuda a que se regenere el tejido.

“Es un tratamiento costoso y agresivo, que deja incapacitado al paciente hasta por dos semanas. Además sólo es adecuado para personas de piel blanca y morena clara”.

Pero afortunadamente, existe otra novedosa alternativa, menos costosa y radical. Se trata de la lipoinyección, que consiste en extraer grasa del propio paciente para luego reinyectarla en las marcas del rostro.

“Se obtiene tejido graso del abdomen con una jeringa especial llamada Lipivage, que contiene un dispositivo interior que separa la grasa de la sangre y otras sustancias.

“Enseguida, se filtra la grasa para reinyectarla con una cánula especial debajo de cada una de las depresiones cutáneas. Se ‘rellena’ cicatriz por cicatriz”, describe el doctor.

Se obtienen muy buenos resultados, con las ventajas de que no hay riesgo de alguna reacción adversa y que no requiere anestesia general, tan sólo sedación.

“Puede tratarse todo el rostro en una sola sesión y el paciente requiere de un tiempo mínimo de recuperación”, aclara Castellanos.

Consejo

Cualquier tratamiento que elijas, que sea con un médico calificado.